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Convite Insulza-ministros: Escándalo sólo de imagen

El Pleno de la Suprema concluyó que la cena entre el ministro del Interior, abogados cercanos a la Universidad de Chile y magistrados de la Corte de Apelaciones fue inapropiada en lo estrictamente comunicacional. Se estima que, de intento real y efectivo de influir en los fallos judiciales, la reunión tuvo finalmente muy poco.


¿Una reunión inofensiva o una insensatez?. No está claro cómo fue que Insulza llegó a cenar a la casa del abogado Gabriel Cáceres y con su socio Darío Calderón, el asesor del consorcio periodístico Copesa, al que pertenece el diario que más dolores de cabeza le ha causado durante su gestión como jefe del gabinete.



En estos días en que tanto se habla de la soledad de las autoridades, lo que los hechos sí dejan ver es que el titular de Interior no parece haber contado con una voz mínimamente informada que cuidara sus pasos y le hiciera presente las inconveniencias de ciertas acciones. Poniendo en la balanza costo-beneficio a una reunión como la efectuada el martes 16 de abril no se podía sino presagiar problemas.



Parte del análisis de la situación que hiciera ayer el Pleno de la Corte Suprema dio cuenta de una reflexión generalizada en el mundo de tribunales: el escándalo es netamente de imagen, pues de intento real de influir en los fallos, la reunión no tuvo nada.



No sólo por el mentado espíritu que inunda a los tribunales respecto a la independencia de la judicatura, como insisten sus miembros. Se explica, primero, que una cena colectiva como fue la que se realizó no es el escenario, ni mucho menos el más efectivo, para hacer presente a ministros de Corte cuáles son las apreciaciones que se tienen respecto a un juicio. Una acción de esas características, de hacerse, suele ser en privado, uno a uno.



Los eventuales efectos de la reunión parecen limitados también porque, en segundo lugar, ninguno de los magistrados asistentes (Hugo Dolmestch, Haroldo Brito y Juan Araya) integra la Séptima Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, encargada de revisar las resoluciones dictadas por la ministra en visita del caso MOP-GATE, Gloria Ana Chevesich. Todo, en el caso que no se produjeran ocasionales suplencias.



Reunión de masones



En la Corte circularon ayer distintas explicaciones respecto a los motivos que tuvieron los ministros para asistir a tan cuestionado encuentro.



Hubo coincidencia respecto al juez Hugo Dolmestch, quien ayer se mostró profundamente afectado por la situación. La razón de la concurrencia de este magistrado habría sido la amistad que tiene hacia Cáceres y Calderón, principalmente por ser abogados de una misma generación y, además, masones todos.



Masón también es el ministro Juan Araya. En el Poder Judicial también lo vinculan en amistad al abogado Darío Calderón y aún está en la retina de muchos los cuestionamientos que se hicieron respecto al viaje a Cuba que efectuó con el ex ministro de la Suprema -hoy exonerado- Luis Correa Bulo, situación investigada por la Comisión de Ética, instancia que no encontró irregularidades comprobables en este punto. el ministro Araya ha figurado en numerosas quinas postulando al máximo tribunal.



Las reflexiones en torno a Araya son más intensas cuando se recuerda que este ministro subroga al magistrado Patricio Villarroel en la causa contra el holding Inverlink. Es sabido en la Corte que el ministro Villarroel está enfermo y que es probable que esto implique la presentación de licencias médicas y, por ende, sea Araya quien deba reemplazarlo en la investigación, tal como lo hizo durante el feriado judicial.



Y fue Araya quien, durante esa subrogación, apuntó directamente al Banco Central para pesquisar qué otros agentes de filtración podría tener ese organismo, línea investigativa que no profundizó el ministro titular de la causa y que podría complicar mas aún a autoridades del instituto emisor.



En torno a Brito, se reconoce que este juez es el que, de los tres, posee mas muñeca política y un pasado de contactos activos con el Gobierno. Se recuerda su participación como presidente de la Asociación de Magistrados y se hace alusión a su amistad con el ministro Jorge Dahm, quien sí integra la sala que revisa las resoluciones de Chevesich.



En todo caso, se adelanta desde ya que es muy improbable que venga algún tipo de sanción contra los ministros por este cándido e inapropiado (en imagen) convite. La reacción de los magistrados de la Suprema a la salida del Pleno iba en ese sentido. Tal vez, dicen, se plantee alguna recomendación para que se tenga más cuidado con este tipo de reuniones. Varios de los supremos apuntaron sus dardos más bien a Insulza como el punto negro de todo este episodio.



Calderón y Copesa



Pero el problema en la asesoría de Insulza (o la carencia de ella) es un hecho incuestionable. No hay otro modo de explicarse cómo fue que el ministro no midió los efectos de reunirse en privado con alguien como Darío Calderón, que tiene un vínculo conocido y cercano con el principal dueño del diario La Tercera, Álvaro Saieh, de quien fue asesor en la compra del consorcio periodístico. Además, años antes, ambos formaron la comisión bipartita que permitió a la colonia árabe en Chile la adquisición del Banco Osorno.



En círculos donde los lazos son tan estrechos, y dada la connotación del encuentro en que se involucró Insulza, una filtración y los consiguientes efectos de imagen eran posibilidades evidentes.



Finalmente, los únicos de los comensales beneficiados con la filtración, si los hubo, fueron los abogados asistentes, quienes vieron fortalecidas sus posiciones de poder y capacidad de convocatoria como lobbistas, de lo cual han hecho gala ante los propios jueces.



Sin embargo, la filtración ha sido adjudicada también a funcionarios de La Moneda. Una hipótesis que circula entre fuentes del sector judicial es que la información sobre la comida salió del propio »segundo piso». Otra hipótesis más señala que un ex miembro del equipo gubernamental quiso dar una señal respecto a lo pernicioso que pueden resultar este tipo de gestiones, para demostrarle a Insulza -por la vía del ejemplo- por qué él mismo se rehusó a hacer estas reuniones de lobby con los magistrados. ¿El nombre posible?. José Antonio Gómez.



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