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Valparaíso, definitivamente sede del Consejo de Cultura

En una sesión que se prolongó más allá de lo esperado, el viejo puerto logró el apoyo de 33 senadores, con lo cual se refuerza su postulación para convertirse en Patrimonio de la Humanidad.


Con guitarra y al son de la mítica canción «La joya del Pacífico» los porteños celebraron en las tribunas de la sala del Senado, la aprobación de que su ciudad, Valparaíso, se convierta en la sede del Consejo Nacional de la Cultura.



Esta ratificación -por 33 votos a favor, seis abstenciones y el rechazo del senador de RN Mario Ríos-, se produjo luego de una larga sesión, que se prolongó por casi tres horas, donde primero se debió votar el segundo informe de la comisión de Educación de la Cámara Alta, en el cual se había cambiado la sede de Valparaíso a Chillán. Cuestión que finalmente se perdió por no alcanzar el quórum requerido para su aprobación.



Así y ya pasadas las 14 horas, los senadores determinaron suspender la tramitación del proyecto para continuar su estudio durante la sesión de la tarde, en la que correspondía votar el primer informe de la instancia legislativa, que tenía como sede del organismo a la ciudad puerto, tal y como lo había defendido el gobierno en la sala de los senadores y de los diputados, en el primer trámite legislativo del proyecto que crea la nueva institucionalidad cultural.



Sólo seis parlamentarios que votaron en primera instancia por Chillán se abstuvieron de votar en esta segunda oportunidad: Jaime Orpis (UDI), Ramón Vega (designado), Ruiz Esquide (DC), Muñoz Barra (PPD) Y Viera Gallo (PS).



En tanto, entre los votos que se sumaron a Valparaíso, hubo varios que durante la mañana se abstuvieron de votar, entre ellos los UDI Hernán Larraín y Carlos Bombal y el PS Jaime Naranjo, quien planteó que lo hacía entendiendo que después los porteños no se opondrían cuando los parlamentarios intenrarán llevarse el Congreso a Santiago.



Lo anterior tuvo una inmediata réplica de parte del Alcalde de Valpraíso, Hernán Pinto, quien siguió atentamente el largo debate: «Creo que la aseveración del senador Naranjo estuvo inserta en un contexto distinto, seríamente nadie puede pretender que se plantee una situación de esa naturaleza. Obviamente, no ha habido moneda de cambio, ese es un tema que no está pensado. Creo que seria hablar mal de los propios parlamentarios si se quisiera sacar una deducción de algo que jamás ha estado en discusión».



En estos momentos, el Senado continúa despachando el resto del proyecto. Una vez temrinado este segundo trámite, la iniciativa volverá a la Cámara de Diputados, su tercer trámite legislativo, donde se aprobarán o rechazarán las enmiendas hechas por el Senado.



Valparaíso versus Chillán



El senador designado Edgardo Boeninger apoyó a Valparaíso y afirmó que «sería difícil explicarle al mundo» las razones del Senado de quitarle a esta ciudad la sede de la institucionalidad cultural, cuando en los próximos meses la ciudad será declarada patrimonio de la humanidad.



Agregó que, sin desmerecer los pergaminos de Chillán, Valparaíso, más que ninguna otra ciudad en el país, tiene un sello, un entorno arquitectónico e histórico que lo coloca en una situación envidiable.



En tanto, el senador Mario Ríos, defendió la opción de Chillán, al señalar que tiene la más completa colección del pintor Pacheco Altamirano, un Museo de la Cultura que contiene la obra de Ramón Vinay, Violeta Parra, del Premio Nacional de Literatura, Nicanor Parra y de Víctor Jara «el más genuino representante de la canción chilena testimonial».



Por su parte, el senador de la Quinta Región, Jorge Arancibia (UDI)aseveró que era innecesario polarizar el debate y sostuvo que ambas ciudades tenían méritos de sobra, al igual que otras como Valdivia o La Serena, pero «el tema es que se está creando la cuna de la cultura y el gobierno nos está diciendo para que la cosa funcione bien, que le conviene que esté en Valparaíso. Esa es su voluntad explícita». Añadió que, votar en contra de Valparaíso afectaría la operatividad del proyecto, ya que siguiendo con la línea argumental de ser cuna de los grandes, llevaría a Chiledeportes a tener su sede en Iquique, «tierra de campeones».



En tanto, el ministro de Educación, Segio Bitar, dio algunas razones que avalan la conveniencia de que la capital cultural quede en la ciudad-puerto, entre ellas, que para formar un polo que permita proyectar internacionalmente una ciudad y competir en igualdad con otras ciudades del mundo, deben converger tres elementos: una alta concentración de actividades académicas y universitarias, la segunda después de Santiago; la aprobación del Consejo de la Cultura en Valparaíso y la consagración de Valparaíso como patrimonio de la humanidad que es la gran demanda de Chile entero.



«Faltando en un par de meses la Unesco resuelva la desginación, sería una señal que no convergería con el propósito nacional si el Senado no le entrega la sede a la ciudad que está postulando para ser patrimonio de la humanidad».



El proyecto



La iniciativa legal crea el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes como un servicio público autónomo, descentralizado y territorialmente desconcentrado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, que se relacionará directamente con el Presidente.



El Consejo tiene por objeto apoyar el desarrollo de las artes y la difusión de la cultura, contribuir a conservar, incrementar y poner al alcance de las personas el patrimonio cultural de la Nación y promover la participación de éstas en la vida cultural del país. Su principio básico será la búsqueda de un desarrollo cultural armónico y equitativo entre las regiones, provincias y comunas del país.



El Consejo administrará el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural que se crea en esta ley y el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, y deberá hacer cumplir todas las acciones, los acuerdos y obligaciones que le correspondan al Comité Calificador de Donaciones privadas, como asimismo, proponer la adquisición para el Fisco de bienes inmuebles de carácter patrimonial cultural por parte del Ministerio de Bienes Nacionales.



La dirección superior del Consejo Nacional corresponderá a un directorio integrado por el presidente, quien tendrá el rango de ministro de Estado y será el jefe del servicio; los ministros de Educación y Relaciones Exteriores, tres personalidades de la cultura con reconocida vinculación y una destacada trayectoria en actividades propias de éste ámbito.



Estas personalidades serán designadas por el Presidente de la República a propuesta de las organizaciones culturales del país que tengan personalidad jurídica; dos personalidades de la cultura, designadas en un procedimiento similar, pero con acuerdo del Senado; dos académicos del área de la creación artística, del patrimonio o de la gestión cultural, designados por el Consejo de rectores de las Universidades Chilenas y por los Rectores de las universidades privadas autónomas, respectivamente y un galardonado con el Premio nacional, elegido por quienes hayan recibido esa distinción.



El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes se desconcentrará territorialmente a través de los Consejos Regionales que tendrán su domicilio en la respectiva capital regional o en alguna capital provincial.



El Director Regional, será nombrado por el Presidente del Consejo de una terna que le propondrá el Intendente respectivo, y a quien corresponderá presidir el Consejo Regional; el Secretario Regional Ministerial de Educación; una personalidad representativa de las actividades culturales de las comunas, propuestas por los alcaldes de la región y la cual será designada por el Intendente, además de 4 personalidades regionales de cultura designadas por el Intendente, propuestas por las organizaciones culturales de las provincias de la región respectiva, que tengan personalidad jurídica.



Deberán cumplir en el ámbito regional las funciones del Consejo Nacional y coordinar las políticas nacionales sobre el desarrollo de la cultura y las artes; estudiar adoptar y ejecutar políticas culturales y participar en el examen, adopción, evaluación y renovación de las políticas nacionales; aprobar anualmente el plan de trabajo regional.



Además, velarán por la coordinación y colaboración entre los organismos mencionados; asignar los recursos regionales del Fondo nacional de Desarrollo Cultural; mantendrán un Registro Público del patrimonio cultural; colaborarán con los agentes culturales regionales, públicos y privados en la promoción, creación, difusión, gestión y conservación de objetos culturales.

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