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Pedro Aznar: «Menem es un sujeto peligroso…»

Siempre ha preferido que sus canciones hablen por él, pero dada la no tan inesperada bajada de Carlos Saúl del ballotage, era inevitable preguntarle su impresión acerca de la confusa coyuntura argentina. Con ello, quisimos aprovechar su visita a nuestro país para conocer también su proceso de formación y los pasos que del rock lo llevaron a pasar por el jazz hasta fusionar ambos estilos con la música de raíz Latinoamericana.


Considerado uno de los mejores bajistas de Latinoamérica, ha tocado y trabajado con el afamado guitarrista de jazz Pat Metheny. Formó parte de Serú Girán, quizás uno de los proyectos musicales más interesantes que se hayan realizado en Argentina y que lo reunió con Charly García, David Lebón y Oscar Moro.



¿Será necesario agregar más? Tal vez sólo que el año pasado estuvo dos veces en Chile, compartiendo el escenario la última con el Gato Alquinta de Los Jaivas y Jaime Vivanco de Congreso, ambos fallecidos en el verano pasado, y que la excusa que lo trae de regreso es la presentación de su último disco Pedro Aznar en Vivo. Basta y sobra.



Antes de hablar sobre su trayectoria -y porque la tentación fue más fuerte- conversamos sobre la renuncia a participar en el ballotage de Menem. ¿Sorprendido? ¿Una buena noticia? "No, me imaginaba que iba a pasar. Ese señor no me inspira ni respeto ni creo en sus buenas intenciones. Es un sujeto peligroso y temo lo que pueda traer entre manos", confiesa Aznar.



Sobre la relación que mantiene su amigo Charly García con su no muy apreciado ex presidente Carlos Menem, el bajista se lo toma con humor. "Es que Charly está lleno de contradicciones y él prospera en ese medio. Además la fomenta y propicia. Es un pez que navega en aguas difusas. Ponerse a investigar por qué lo hace, es innecesario. Además -complementa- me divierte. Una vez fui a su casa y me mostró un video de cuando estuvo en la Quinta de Olivos tocando para Menem, lo que me causó una gracia tremenda", explica no sin antes dejar clarísimo que la admiración que siente por el García músico es "infinita".



– ¿Pero hasta qué punto puede afectar el peso enrome de la figura de Charly en los creadores más jóvenes?

– Cada vez que ha aparecido un creador tan poderoso como él, que ha captado tanto la imaginación de la gente, ha sido necesario matarlos, pues las generaciones siguientes necesitan imperiosamente derrumbar ese fantasma para poder diferenciarse. Es muy probable que deje una sombra muy importante, como Maradona, Borges o Piazzolla en sus ámbitos.



"Me sorprendió cuánto y cuán hondo se podía decir poéticamente desde la música popular"



Pedro Aznar en Vivo contiene canciones de su autoría y también algunos temas de Violeta Parra y Víctor Jara, como a su vez de María Elena Walsh y John Lennon y Paul Mccartney. Una buena muestra de las influencias y estilos que lo cruzan como compositor.

"Esa es la intención. ¿El vínculo entre Lennon y Violeta? Bueno, los siento como hermanos de una misma cosa, a pesar que los pueda separar el idioma o un hemisferio. Hay una hermandad de conceptos que se refleja en la búsqueda de una abertura en la forma de hacer arte no esteticista ni decorativo, sino uno profundo y significativo que tiene que ver con la vida de la gente", esclarece.



– Cuando te iniciaste los estilos eran muy marcados. El rock estaba en un lado y el folclor en otro muy distante.

– Había una división muy marcada y existían muchísimos prejuicios. Sin embargo, hubo un fenómeno muy notable en Argentina, que es que el rock fue el que terminó haciéndose cargo de permitir la fusión de los estilos. Siempre he sentido que el rock es una forma de hacer música muy amplia, que permitía dialogar con otras cosas, no así otros estilos, que por estar muy sólidamente estructurados no permitían aberturas a ciertas cosas, como el folclor, el tango e incluso como el jazz, hasta que Miles Davis dinamitó la estructura del jazz y lo abrió a fusionarse con otras vertientes de la música. Cuando me inicié viví el rock como esa posibilidad libertaria, hasta que de pronto surgió un tipo como Gustavo Santaolalla que fusionó el rock con la música de raíz latinoamericana. Gente como él le hicieron un gran servicio, un gran favor a la música de nuestro continente al ponerla a dialogar con otras cosas. Hoy hay una infinidad de maneras diferentes de hacer rock que tienen que ver con las raíces de origen. Es por eso que los grupos de rock que más me gustan son los que tienen un fuerte componente local, que hacen dialogar a su música con la corrientes tradicionales de su país.



– En ese sentido, Los Jaivas fueron también un aporte muy importante y que a muchos en Argentina, como León Gieco, influyeron fuertemente.

– Sin duda. A finales de los 60′ y principios de los 70′, habían muchos menos prejuicio y una intención más libre de aceptar la fusión desde el lado del rock que desde el territorio del folclor.



– ¿Cómo llegaste a las música de raíz latinoamericana?
– En realidad no me acuerdo como fue, puesto que los años en que una se forma como oyente son los años más tempranos en la vida. Ya en la adolescencia, si bien uno sigue desarrollando el gusto, hay determinadas cosas que están fijadas como los pilares fundamentales. Lo que recuerdo es que en mi casa había mucha música, donde predominaba el tango aunque también el folclor, más allá del rock que intentaba poner yo de vez en cuando. En el aire de mi casa se vivían las fusiones que me afectarían como músico.



– ¿Qué elementos del folclor considerabas interesante incorporar en términos estéticos a lo que era el rock?
– No necesariamente los instrumentos, sino un estilo, un aire, un concepto melódico, una poética. Algo muy importante fue el descubrir en la adolescencia el valor poético que había en las composiciones y las maravillosas letras que se habían escrito. Me sorprendió cuánto y cuán hondo se podía decir poéticamente desde la música popular. El folclor en los años 60′ es totalmente contestatario y politizado, y eso le dio un enorme valor, porque lo emparentaba con la corriente del rock contestatario de Lennon y Dylan.



– ¿No te incomodaba el no tener un horizonte fijo y claro? ¿Te sentiste confundido en algún momento por esa permeabilidad que implica asumir radicalmente la fusión e indagación de estilos?
– Muchas veces me he preguntado si corría el riesgo de unir todo en una especie de masa informe, que no tuviera dirección. Todo intento de amalgamar es un ensayo alquímico y a veces a los alquimistas no les resulta lo que quieren. Cada tanto hay un chispazo de luz que ilumina, muestra y entrega algo valioso. Es un método de ensayo error.



– Cuando comenzaste a fusionar el rock con el jazz y la música de raíz latina, ¿tenías consciencia del riesgo que corrías y que podías llegar a perderte al no tener un norte fijo?
– Tenía siempre presente que si me dedicaba a componer desde y mi experiencia y de lo que yo puedo tener de latinoamericano, jamás me confundiría. Si, asumía, que me podía llegar a equivocar en la manera, la realización, el enfoque o que la fusión podía no dar resultado, pero no en cuanto a la actitud y la convicción desde dónde lo haría. Cuando se me fue haciendo claro el lugar en el cual me quería parar para plasmar mis intereses artísticos, los resultados vinieron casi solos.



"Siempre serán bienvenidos los Piazzolla y las Violetas para dinamitar las estructuras y abrirlas."



– ¿Te alivia que cada vez se te asocie menos con Serú Girán y se te asuma como Pedro Aznar solista?
– Sí, aunque no es algo que lo piense todas las mañanas al despertarme, pero es un logro muy importante por lo que representó Serú Girán. Podría haber ocurrido que la gente dijera sí, está bien lo que haces, pero lo de Serú Girán es insuperable, lo que de alguna manera lo es. Por suerte la gente ha sido muy generosa, en cuanto a no quedarse con sólo una parte de mi historia por importante que haya sido.



– Y también al querer y aprehender a escucharte, pues luego seguiste con un estilo más reposado.
– No se si es más reposado, ya que si combinas algunas cosas de las que he hechos después, te encontrarás con música más salvaje a ratos que la de Serú Girán.



– Te lo planteaba más bien por la intimidad que logras ahora cuando te presentas como solista, cuestión muy distinta a lo que era cuando te presentabas con Charly.

– Sí, en eso estoy de acuerdo. Tiene que ver también con la personalidad de cada uno. Tanto Charly como David son tipos tremendamente extrovertidos. Yo no, yo soy más… no quiero decir interior, porque parecería que les resto profundidad a ellos, pero yo soy más de buscar el momento íntimo, aun cuando pueda ser para hacer algo salvaje. Siempre trato de dejar un espacio a un silencio, una mirada íntima o a un encuentro como si fuera de uno a uno más que la cosa de multitud. En eso sí, somos muy diferentes, con lo que no quiero ser peyorativo, puesto que los admiro muchísimo.



– A esta altura, ¿que podrías decir que es lo propio de la música latinoamericana? ¿Existen y se puede hablar todavía de estilos puros, cuando hoy casi todo es fusión?
– En arte no se puede hablar de pureza, porque no hay categorías exactas para definir la creación. Si uno piensa en una cueca como una forma pura, parte de un equívoco, porque en realidad la cueca es hija de España, de América y Africa fusionada. Lo que tiene de especial la música latinoamericana es la confluencia de América, Europa y Africa dialogando. Eso ha generado una música maravillosa y una gran cantidad de estilos en los países. Es importantísimo esta ola de fusión, porque la música latinoamericana es el proyecto de una fusión infinita. La manera de mantenerse nueva es que siga en diálogo con toda la música del mundo. No me parece saludable para ningún tipo de música que se quede por siempre contenida en un marco rígido. Por eso siempre serán bienvenidos los Piazzolla, los Atahualpa y las Violetas para dinamitar las estructuras y abrirlas.



– Antes, la música de protesta estuvo vinculado al rock, luego a la fusión con la música de raíz latina y hoy es el hip hop el que ha tomado como bandera de lucha la temática social.

– Eso me parece buenísimo. Hay una vertiente contestataria que es excelente por su manera cruda y frontal de denunciar las realidades sociales de los países.



– Por último, ¿crees que ya encontraste tu estilo o sigues en la búsqueda y experimentación?
– Eso espero, aunque hay momentos que son de definiciones. He pasado por varios de ellos y las rutas que he tomado me han gustado. Me satisface lo que hago ahora, que en realidad no es un estilo que esté cerrado sino que trato de mantener abierto, aunque si tiene una dirección. Esa dirección general que fui encontrando hoy me gusta mucho. Estoy haciendo lo que siento que debería hacer.

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