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Abogada Pamela Pereira: propuesta de la UDI es «demagogia brutal»

La abogada de derechos humanos dijo que comprende la reacción de algunos deudos, pero denunció el hecho de que la UDI oculte los objetivos del proyecto, los que además se van "acomodando", por lo que pidió al Gobierno no abrir espacio a la discusión de estas materias con el gremialismo. "En el país hay gente honorable que sí tiene derecho a dar opiniones", sentenció.


La postura de la abogada de derechos humanos Pamela Pereira en torno a la propuesta que la UDI mantiene bajo "secreto", es clara: comprende y explica el contexto de desamparo que posibilita que familiares de las víctimas conversen con el gremialismo, pero, además de negarse a la posibilidad que el partido de Longueira sea aceptado como interlocutor en un tema en el que "no tiene cabida", llama la atención respecto de los riesgos que para los mismos deudos implica embarcarse en un plan de este tipo.



"Lo que me preocupa es que a la gente le va a venir después un cargo de conciencia tremendo, porque va a sentir que es plata sucia. Si es un dinero ilegítimo, mañana les va a romper el alma. Y la UDI está llevando a esa gente a eso. Pero el texto no lo muestra, y van acomodando las respuestas según cómo se van produciendo las reacciones. Todo esto es inaceptable", sostiene.



"La fórmula de la UDI no es posible, además, porque tras eso está, solapadamente, una voluntad de punto final y en vez de decir claramente de qué se trata, echan al familiar por delante, un familiar absolutamente necesitado, con graves carencias, para que él sea quien sobrelleve el precio del punto final del que quieren gozar ellos", agrega la abogada.



¿Cómo explica usted el hecho de que familiares de víctimas hayan llegado a pedirle a la UDI este tipo de reparación?
– Lo que ocurre es que, en el curso de los años, se ha ido produciendo cada vez más un deterioro de las condiciones económicas de las familias. Eso, sumado a los deterioros físicos y síquicos por la tensión y el estrés que significa padecer esta realidad (el nivel de enfermedades catastróficas que han tenido las familias de las víctimas es desproporcionado respecto al promedio de la población), está produciendo que la gente esté llegando a una situación desesperada. Y no ha habido una instancia, un lugar donde puedan ser recepcionados los requerimientos. La Ley de Reparación, sin perjuicio de la ayuda, no ha sido suficiente.



Los familiares de víctimas somos personas sometidas por prolongados años a una situación muy intensa y claro, de pronto aparece alguien que abre expectativas de poder mejorar esa situación, alguien puede aferrarse a esa posibilidad. Yo tengo mucho respeto por todas las víctimas. Hay que conocer las historias que están detrás, la desesperanza y los padecimientos que la gente tenía y por qué, de repente, ante cualquier expectativa que se abra, quisieran que fuera realidad.



Esto es una realidad cierta y multiplicada. Más aún en la zonas campesinas y mineras, donde la gente no ha tenido posibilidad de acceder fácilmente a los trabajos. Las víctimas en general y en todos los niveles, somos miradas con recelo. Somos personas que representamos un conflicto. Yo lo percibo cotidianamente, soy recibida en las más altas esferas, pero siempre está esa visión de que expreso un conflicto y eso se multiplica hacia todos los ámbitos. Entonces, se cierran las posibilidades y los caminos por el solo hecho de ser familiar de víctima. Hay una estigmatización muy fuerte en esta sociedad.



Pero pudiera pensarse que el avance que se ha logrado en el último año en la identificación de los responsables de los crímenes puede generar algún tipo de tranquilidad emocional en los familiares. ¿O es que, superado este tema, hoy se abre la necesidad de la reparación?
– En el tema de qué ha pasado con los juicios, la verdad ha sido escasa para las expectativas, porque no son suficientes los antecedentes o porque existiendo ellos no son aceptados subjetivamente. O sea, cuando una investigación realizada con rigurosidad demuestra que los restos no van a ser encontrados, el familiar no lo acepta. Entonces, el tema queda abierto para siempre, y si bien le importa y se siente de alguna manera conforme con que los responsables paguen (ya son 287 los procesados), esa es sólo una parte del problema. Su vida cotidiana sigue siendo muy desmedrada, muy dura. Entonces, cuando alguien abre una expectativa, muchos miran esa expectativa.



Pero, el que exista una investigación judicial más o menos avanzada se contrapone también con la inexistencia de la reparación. ¿Posibilita, entonces, que estando en algo superado este tema se abra esta nueva demanda?
– Es necesario un reconocimiento, una reparación. Desde el punto de vista de la salud física y mental los problemas son múltiples y masivos y no hay un respaldo desde el Estado que garantice una atención adecuada a víctimas de hechos tan graves.



Que el poder judicial esté cumpliendo su tarea en materia criminal tranquiliza. Pero la gente ha tenido también una expectativa a través de demandas civiles en los tribunales, pero eso ha fracasado por la intervención implacable del Consejo de Defensa del Estado (CDE) de oponerse y porque efectivamente los plazos se agotaron y prescribieron las acciones. Y lo que ocurrió fue que en todos los primeros años el esfuerzo único fue encontrar las víctimas. Nosotros creímos que estaban vivas y entonces nadie se preocupó de las demandas civiles. Así, esos plazos prescribieron y con la implacable postura del CDE esa vía ha fracasado. No ha sido posible mejorar por ahí la situación desmedrada de la gente.



Y tampoco ha habido un requerimiento institucional hacia el Gobierno para que este se haga cargo de este tema…
– Es que yo creo que no se nos puede pedir a nosotros que solicitemos las respuestas. Ellas las tiene que dar el Estado por sí mismo, es el Estado el que tiene que ofrecerlas. Ahora, si esa voluntad institucional existiera, sin duda que es posible concordar un criterio de darle facultades al CDE para entrar en una transacción judicial que permitiera a los familiares dar sus argumentos y al Consejo dar también el suyo y que sea el juez el mediador en esa transacción, fijándose sumas que se correspondan con la realidad del problema.



Por debajo de la mesa



Según Pereira, "si alguien de buena fe» estuviera por resolver el tema de los detenidos desaparecidos lo haría a través de los tribunales. «Que alguien pretenda un mecanismo como el de condicionar a que se tenga que ir voluntariamente a pedir la muerte de su familiar, es perverso", sostiene.



¿Qué visión tiene usted de la propuesta de la UDI?
– Lo que está ocurriendo con esa es que desde, un punto de vista formal, la falta de transparencia, el mantenerla oculta debajo de la mesa, genera un estado de tensión extrema en los familiares. Esto tiene en situación de tensión al país, porque estos temas cruzan todas las esferas: las Fuerzas Armadas, las iglesias, el Parlamento. Todo está tensionado por una propuesta que permanece oculta donde no se entrega un texto, sino que se van lanzando ideas que, además, se van modificando.



Y en lo de fondo, con los argumentos que se han dado, todo esto lleva implícita la perversión de: yo le arreglo un poquito su situación económica, pero a cambio le condiciono su voluntad y le pido que, por un acto suyo, le declaren muerto a su familiar. Eso desde un punto de vista jurídico es absolutamente inviable. Y desde un punto de vista ético, una inmoralidad.



¿Puede el Gobierno aprovechar esta coyuntura, donde la UDI asume una deuda nacional con los familiares de las víctimas, y guiar a la derecha a la aprobación de una ley que permita las indemnizaciones sin entregar nada a cambio, elaborando una propuesta nueva?
– En la medida que estamos hablando de una propuesta oculta, no transparente, no puedo suponer la buena fe de ella. Si aquí hubiera buena fe, no se habría provocado un impacto sin entregar la propuesta y donde, además, se van modificando los criterios. Las cosas que se hacen limpiamente se hacen dando a conocer los antecedentes, y eso la UDI lo sabe perfectamente.



Hay un limite aquí a la impudicia, y eso hay que decirlo claramente. Porque gran parte de la actual dirigencia de la UDI fue actor de la dictadura. Muchos de ellos tuvieron responsabilidad en los hechos. En la Mesa de Diálogo los militares reclamaban por esto, porque fueron muchos los civiles que con decisiones políticas cooperaron en todos estos hechos. Hubo ministros del Interior de la UDI, los casos de derechos humanos pasaron por sus manos. Longueira estaba a cargo de las organizaciones civiles, Juan Antonio Coloma también tenía cargos de responsabilidad. Si uno va viendo a cada uno de los dirigentes de la UDI, todos estaban enquistados en altos cargos de la dictadura. Ellos no tienen autoridad moral para entrar a este tema.



La fórmula de la UDI no es creíble, porque tras eso está solapadamente una voluntad de punto final y, en vez de decir ‘se trata de esto’, echan al familiar por delante, a un familiar absolutamente necesitado, con graves carencias, para que él se sobrelleve el precio del punto final del que quieren gozar ellos.



¿Pero el hecho de que la UDI haya logrado instalar este tema podría ser aprovechado por algunas instancias?
– Pero si la UDI tiene casi todos los medios de comunicación en su favor. El diseño propagandístico así es muy fácil.



¿No debiera entonces variar la postura del Gobierno?
– No, yo creo que el Gobierno debe reaccionar cerrando el tema. El Gobierno no debe abrir ningún espacio a la discusión con la UDI sobre esto. Acá la inmensa mayoría del país goza de la honorabilidad suficiente para tratar estos temas. Yo puedo reprocharle al Gobierno no tomar iniciativa en estos temas -y hay una cierta inercia-, pero la impensa mayoría del país que es gente muy honorable que sí tiene derecho de entregar opinión, de entregar propuestas, de abrir caminos. Eso no lo pueden hacer quienes todavía deben responder por su deuda política en un gobierno de dictadura, en que se aplicó como política institucional y sistemática la desaparición de personas. Eso es inadmisible, inaceptable.



Pero da la impresión de que el tema de la reparación quedó en un segundo plano durante mucho tiempo y que recién ahora se ha vuelto a posicionar
– El tema de la reparación nunca quedó relegado. Cuando los familiares concordaron con el ex Presidente Patricio Aylwin que aceptaban una Comisión de Verdad, él planteó tener también interés en que se abordara el tema de la reparación. Los familiares planteamos que aceptábamos la comisión pero que ese otro tema se abordara con posterioridad y él aceptó eso. Cuando salió el Informe Rettig, pasó un tiempo prudente y don Patricio nos llamó y planteó que el tema estaba pendiente. Él tomó la iniciativa y tras la negociación se llegó a una Ley que está vigente, pero no es suficiente. Ese es el punto: tal el daño que se les hizo a estas familias y de tal magnitud e intensidad que no es suficiente y Aylwin lo tenía claro.



Pero luego no se avanzó más en la reparación
– Después, como se pudo avanzar más en la justicia, los abogados empezaron a plantear el tema de la indemnización civil.



Pero hasta el minuto nadie ha recibido una
– No, porque se opone el CDE. Y en eso ha sido implacable. Y bastaría un acuerdo político que lo faculte a aceptar una mediación.



Ahora, si realmente existe una voluntad mas clara, está el mecanismo que estableció la Corte Interamericana de DDHH, que se aplicó en Argentina y por el cual se fijaron montos significativos por única vez, los que se les entregaron a los familiares para que pudieran emprender nuevos rumbos desde el punto de vista personal.



Pero lo que no puede ocurrir, porque ahí hay un acto de perversión, es que eso se condicione. Y en el caso de la reparación de Aylwin, esto fue aceptado por las familias unánimemente porque nunca él condicionó ninguna actuación que significara impunidad. Esa reparación fue en sí misma.



Política oportunista



Cree usted que la postura del Gobierno con el CDE abrió el camino para que la UDI lograra posicionarse en este tema y levantarse como un partido que está dejando atrás el pinochetismo?
– No. La UDI viene desarrollando una política de oportunismo y demagogia brutal en esta materia. Ya lo hizo Joaquín Lavín en Paine, que fue un verdadero acto de agresión que hicieron con los familiares. Llegaron con una torta, la gente no entendía nada, con toda la prensa encima. Y las personas reaccionaron pasivamente porque no sabían ni de qué se trataba la ceremonia. Después, en toda la prensa salió que se habían reunido con familiares y que Lavín había sido bien recibido. La gente estaba absolutamente violentada con eso.



De un tiempo a esta parte la UDI ha entendido que si quiere tener una opción presidencial, tiene que ser aceptados en este tema. Y ellos no son aceptados porque no tienen autoridad moral. Ahí radica todo: hacen esfuerzos porque los metan a la mesa. Ya hay una experiencia: ellos querían estar en la Mesa de Diálogo, pero no fueron aceptados, pues no cabían, y los militares aceptaron eso.



La UDI ha buscado siempre convencer a algún familiar por aquí, otro por allá. Ofrecerles alguna prebenda, tratar de que alguien se meta con la UDI. Han intentado lograr alguna cuota de legitimidad, pero no la tienen ni la van a tener nunca, porque fueron parte de la dictadura, del diseño político institucional para hacer desaparecer personas y eso es a la historia. Ya quedó así. Esto es como aceptar que a Pinochet se le ocurra una buena idea en materia de reparación. No es aceptable, no es posible.



Y qué pasa con los familiares de las víctimas que se encuentran conversando? ¿Por qué ellos no hacen esta misma reflexión?
– Porque ellos han vivido una vida muy dura. La gente del norte ha tenido dificultades mayores. Lo han pasado pésimo. No ha existido una mano solidaria sostenida en el tiempo. Las familias de las víctimas son parte del paisaje ya de este país y la gente no siempre asume respuestas solidarias. Son tantas las adversidades, tantas las enfermedades, tantos los problemas, que de repente pasa alguien que es atento, que habla con tranquilidad y le dice yo le puedo construir una fórmula y le genera una expectativa, se involucra.



También, lo señalaba otro abogado, hay un tema con el envejecimiento de los familiares, que ven que sus hijos, con múltiples enfermedades producto de lo que les tocó vivir, no pueden valerse por sí solos y ellos, en este caso las madres, están prontos a morir…
– Ese es el nivel de drama que hay. En el norte hay gente que se ha suicidado y eso ha pasado como un episodio más. Una mujer sola, que queda con hijos, que tiene que sacar adelante esa familia en condiciones tan adversas, con problemas de salud, con la tensión a su vez de buscar al marido, de ser reprimida y estigmatizada, es una situación muy difícil. Por eso que yo primero manifiesto un respeto a todas las familias de las víctimas, a todas sin distinción. Y les voy a expresar apoyo aun cuando tomen una decisión en algún momento equivocada, porque yo sé que conversando con ellas vuelven a la realidad de las cosas. De eso no tengo dudas.



Aquí hay responsabilidades de muchos sectores, una prensa de derecha que ha sido crítica de los familiares, un Estado que hay que sacarle todo a tirabuzón, la crisis del Servicio Médico Legal y las identidades, que aún no se resuelve. Se suman los problemas, entonces la gente llega al límite y toman cualquier decisión.



¿Qué pasaría si cada vez son más las personas que se suman a la iniciativa de Longueira?
– La gente tiene más sentido común de lo que uno cree. La gente tiene bien claro por qué están desaparecidos sus familiares y quiénes están tras de esto. Pero nadie puede pretender representar el dolor. Hay una multiplicidad de grupos y todos tienen derecho a decir lo que quieran, pero cuando hay gente que quiere sacar provecho político, la gente lo nota y no le gusta.



Lo que me preocupa es que si alguien lo acepta, a la gente le va a venir un cargo de conciencia tremendo, porque va a sentir que es plata sucia. Si es una plata ilegítima, a lo mejor se recibe hoy, pero mañana te van a indicar con el dedo y te va a romper el alma. Y la UDI está llevando a esa gente a eso, a que mañana un hijo le enrostre a una madre: fuiste tú a declarar muerto a mi padre para recibir una plata. Eso es perverso. Pero el texto no lo muestra, y van acomodando las respuestas según como se van produciendo las reacciones. Todo esto no es aceptable.



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