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El costo de Piñera para mantener la unidad de Renovación Nacional

Aunque el presidente del partido logró que los disidentes aceptaran el caracter vinculante de la Comisión Política Ampliada, los quórum establecidos en el voto político acordado, respecto a las votaciones que se efectúen en el organismo, podrían impedir que se concrete la modificación al sistema binominal.


Luego de casi un mes de negociaciones entre la directiva y los disidentes de Renovación Nacional, fue el Consejo General el que dio la última palabra para evitar el inminente quiebre de la colectividad. El costo que deberá pagar Sebastián Piñera no es menor, pues a pesar de su entusiasmo por modificar el sistema binominal podría convertirse en un observador pasivo de la muerte de las reformas constitucionales, en esta materia.



Aunque el Consejo General comenzó con una dura posición del sector de Piñera, manifestada en un voto político que sacó ronchas en los parlamentarios rebeldes, al cierre del encuentro -que se extendió por poco más de 12 horas- los disidentes lograron su objetivo: doblarle la mano a la directiva nacional.



Este fuerte traspié de la mesa podría derivar en que las fórmulas de reemplazo de los senadores vitalicios y designados aprobadas, a instancias de la directiva, por la Comisión Política Ampliada del 2 de junio -que provocó la crisis de RN-, no sean ratificadas por los parlamentarios disidentes debido al nuevo doble quórum establecido para la aprobación de los distintos acuerdos, en la mencionada instancia.



El acuerdo que evitó el quiebre



A pesar de la dureza -para algunos, intransigencia- con que la directiva inició el Consejo General, los disidentes no se quedaron atrás. Luego que el voto político, propuesto por la mesa para ser votado por los consejeros -cerca de 350-, fuera leído por el vicepresidente y senador Antonio Horvath, surgieron voces que solicitaron que el debate se suspendiera con el fin de que los sectores en pugna pudieran negociar un texto de consenso. Mediando para ello una serie de presiones de los disidentes.



La molestia de los rebeldes se hizo evidente cuando Horvath llegó al noveno punto de los diez que contenía el documento de dos páginas. La contrariedad de los disidentes fue tanta que, en un primer impulso, varios de ellos estuvieron a punto de levantarse de sus asientos para abandonar el salón plenario del ex Congreso Nacional.



El párrafo en cuestión establecía que "el Consejo general acuerda que los militantes, y particularmente los parlamentarios, que derechamente bajo un pretexto u otro desconozcan nuestra propia institucionalidad, no acepten la democracia interna, el rol vinculante de las decisiones que adopte la Comisión Política Ampliada y este Consejo General e impidan materializar estas últimas con sus votaciones en el Parlamento, deberán entender que se automarginan del partido".



El texto añade que "Como consecuencia ineludible de tan grave conducta, el Consejo General, en conformidad a sus atribuciones, acuerda que quienes incurran en tales actuaciones de deslealtad partidaria no serán postulados en representación de nuestra colectividad a ningún cargo de elección popular. Este Consejo General o la directiva nacional en su representación, deberá requerir y comunicar el pronunciamiento definitivo de cada parlamentario en esta materia, única forma que permite saber con claridad quiénes respetan nuestra institucionalidad, requisito básico para el éxito de las acciones políticas que se deben emprender hacia el futuro".



El tenor de los otros nueve puntos era una reiteración de los planteamientos de la mesa, en cuanto a respetar los acuerdos asumidos por las instancias del partido y a la vinculación de los mismos con la actuación de los parlamentarios en su labor legislativa. Además de un llamado a la reflexión en torno a aceptar la diversidad de RN, pero junto con ello a convivir en un marco de disciplina interna.



Como principio, tras oír el voto presentado por la mesa, los disidentes presionaron con un documento en el que defendían el sistema binominal y también la libertad de votar en conciencia sin admitir órdenes de partido, rechazando las fórmulas de reemplazo de los senadores designados y vitalicios propuestas por la mesa.



Nada de particular si se considera que es lo que siempre postularon. No obstante, anunciaron que harían circular el documento y se retirarían, en pleno, del Consejo General, con lo que, sin duda, deslegitimarían la instancia y sus acuerdos, generando un quiebre irremediable del Partido. Situación que -sabían de ante mano- la directiva quería evitar a cualquier costo.



Así, se iniciaron las reuniones de ambos sectores por separado, bilaterales y conversaciones de pasillo, estas últimas encabezadas por el ex presidente del partido, Andrés Allamand, presencia clave en la consecución del acuerdo que evitó el quiebre. Hubo momentos de gran tensión, como uno en que el ex dirigente se trenzó en una fuerte discusión con el senador Baldo Prokurica. Debió intervenir el vicepresidente Rodrigo Hinzpeter para calmar los ánimos cada vez más exacerbados.



En tanto, el voto político de consenso que, finalmente, aprobó por aclamación el Consejo General -pasadas las 21:00 horas- incluye un "compromiso de honor" en virtud del cual los parlamentarios asumen "como acto de voluntad colectiva destinado a fortalecer a Renovación Nacional, que una vez adoptado un acuerdo por los órganos competentes del partido, por trascendente o discutida que sea la materia, todos lo cumplirán comprometiendo su votación en el Parlamento. Igual obligación tendrán los dirigentes y militantes en sus ámbitos de competencia".



Asimismo, en el documento se acordó normar estatutariamente la Comisión Política Ampliada (CPA) con el objetivo de garantizar cabalmente el ejercicio de una sana democracia interna y asegurar la viabilidad política de las decisiones que se adopten" (en ella).



En este contexto, se estableció un doble quórum para aprobar los acuerdos que se adopten en esta instancia. La mayoría absoluta de los miembros no parlamentarios e igual mayoría para los parlamentarios. Para determinar el quórum de estos últimos se considerará sólo a los que suscriban expresamente el compromiso de vinculación antes mencionado. En el caso que en una votación no se consiga el doble quórum, la CPA "sólo podrá adoptar un acuerdo por los cuatro séptimos (4/7) de todos sus miembros en ejercicio".



Importante es precisar que varios parlamentarios, de ambos bandos, no suscribían hasta ayer el documento. Entre ellos los diputados María Pía Guzmán, José Antonio Galilea y el senador Sergio Romero, que se retiró antes que concluyeran las negociaciones debido a que -según señalaron cercanos al parlamentario- sufrió un problema de presión.



El punto del doble quórum constituye un aspecto nada menor, si se considera que es improbable conseguirlo para aprobar la fórmula de reforma constitucional propuesta por la mesa, respecto al reemplazar de los senadores designados y vitalicios. Y también es muy difícil que se obtengan los cuatro séptimos. Porque la CPA está integrada por 49 miembros, de los cuales 28 son parlamentarios y sólo 21 no lo son. De allí que para que la directiva logre que su fórmula sea aprobada, ahora requiere de 28 votos. Actualmente sólo podría contar con un máximo de 25.



Conciente de ello, los disidentes -que se negaron a admitir que le doblaron la mano a Piñera, en sus declaraciones a la prensa, concluida la cita- dieron por "muertas" las reformas del timonel del partido. Porque lo más probable es que a la hora de votar, los rebeldes opten por cualquiera de las otras dos fórmulas de reforma constitucional que se incluyeron en el voto político: dejar el Senado con 38 senadores o abrir nuevas circunscripciones sin modificar el sistema binominal. Cualquiera de ellas sería muy bienvenida por la UDI, lo que ha generado que parlamentarios del sector de Sebastián Piñera aseguren que la tienda de Pablo Longueira tiene "intervenida" a Renovación Nacional.



Para el anecdotario de RN



Los dos sectores en que está dividida la colectividad se mostraron conformes con el resultado de anoche. Sin embargo lo cierto es que, esta vez, los disidentes pueden darse por satisfechos. Sus presiones surtieron tanto efecto que incluso fue extraído del texto final de la resolución un párrafo del sector de Piñera que planteaba que quienes no respeten los acuerdos, cometiendo con ello una "falta gravísima de deslealtad hacia el partido" serían pasados automáticamente al TS.



Piñera no se dio por aludido con el gol que le pasaron los disidentes. Por el contrario, sostuvo que "aquí no ha habido ninguna dobladura de manos. Nosotros nos sentimos muy contentos de haber logrado lo que creíamos que era bueno para Renovación Nacional y para el país. En primer lugar, un acuerdo para lograr, de una vez por todas, una Constitución más democrática. Y, en segundo lugar, un acuerdo para ermitir, dentro de Renovación Nacional, que exista la diversidad, pero también la capacidad de tomar acuerdos".



No obstante, diputados de su propio sector, hasta anoche, no se decidían a suscribir el voto por considerar que los disidentes no cedieron en nada para lograr el mentado acuerdo y, por el contrario, estiman que hicieron prevalecer lo que siempre plantearon.



Por último, Andrés Allamand, en un discurso ampliamente ovacionado, destacó el carácter "visionario" del partido. Porque en el pasado Renovación Nacional se adelantó en plantear la necesidad de reformar la Constitución y también propuso la búsqueda de una fórmula para darle una salida al tema de los derechos humanos, pese a que en su momento la UDI los trató de desleales.



Además, enfatizó que «un partido unido, como el nuestro, garantiza que la persona de nuestra alianza que esté mejor posicionada llegue a La Moneda», sin explicitar que esa figura es, por ahora, la de Joaquín Lavín.



En este escenario no parece que la situación de RN haya cambiado mucho. Con el Consejo General de ayer no termina el conflicto, sólo se escribió un nuevo capítulo.





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