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Irak: la cabeza de Sadam Husein se transa a la baja

El personal de las agencias humanitarias, que empieza lentamente a retomar sus funciones en Irak, no ha manifestado mucha disposición a ser -de facto- partícipes o legitimadores de la estrategia persecutoria de partidarios del derrocado régimen.


Una fuente interna en Irak nos informa que la cabeza de Sadam bajó de precio. "En un momento estaba en 40 millones de dólares, pero ahora alcanza solo 25 millones, un valor inferior a las de los sus dos hijos». Pero no será fácil que alguien llegue a denunciar el escondite de Sadam.



En Las Vegas, la cabeza de Sadam entró en el circuito de las apuestas: los jugadores dividen sus fichas en torno al tiempo y al número de efectivos que se utilizará en la cacería, además de apostar por cuál será el fin del ex líder: atrapado por sus perseguidores o entregado a traición. Mientras esto ocurría en la ciudad de los casinos, senadores demócratas pedían la renuncia del almirante John M. Pointdexter, por idear un plan para crear un mercado de apuestas basado en los pronósticos sobre futuros atentados terroristas. Todo a través de Internet.



Poner precio a las cabezas máximas del sadamismo, ha superado los límites éticos de esta guerra y el personal de las agencias humanitarias que empieza lentamente a retomar sus posiciones no ha manifestado mucha disposición a ser -de facto- partícipes o legitimadores de esta estrategia persecutoria de partidarios del derrocado régimen.



"No es que se nos haya pedido colaborar. El tema central es que nos sentimos incómodos trabajando en una situación mixta, donde la seguridad es determinada por las prioridades políticas y monetarias de extraer petróleo lo antes posible y sacar los dividendos esperados. La población necesita la ayuda humanitaria y, por otra parte, nuestra acción se está dando en medio de un evidente atropello a los derechos de la gente", sostiene un especialista que participó en uno de los primeros programas de ayuda que pidió mantenerlo el anonimato.



Consultado sobre el objetivo del programa de alimentación infantil en que participarían expertos de varios países, incluido Chile, responde que: "efectivamente hay uno que se inicia con el apoyo de varias agencias en zonas seguras. Es necesario, pero representa una acción minúscula en comparación con las operaciones en torno al petróleo. En esa zonas la seguridad está garantizada cien por ciento. Programas humanitarios sin duda ayudan a legitimar la operación de rastreo de personas que se resisten a la ocupación. No existe la misma preocupación por garantizar seguridad de los programas humanitarios".



"Lo del precio a las cabezas estaría bien, siempre y cuando existan también dineros para hacer cosas más urgentes como el restablecimiento de las fuentes de energía, el suministro del agua, el alimento, y para que hablar de la seguridad", agrega.



La caza a los partidarios del Baas se confunde con los que resisten a la invasión y todo se hace al amparo de la ONU. Existe una gran brecha de opiniones entre las agencias: la humanitarias que está fuera de la égida de las Naciones Unidas -como la Cruz Roja , Oxfam, Save Children-, y aquellas apoyadas por la Comunidad Europea, las cuales están coartadas por la lentitud con que se autoriza el regreso de su personal.



Sergio Vieira De Mello, el representante de la ONU, tiene una agenda recargada y dispersa en muchas direcciones y los cuatro meses que dura su misión se le esfuman. Se acerca a la mitad de su tiempo y en cuatro meses no se puede restablecer el sistema de ayuda humanitaria. Son pocos los funcionarios de su estatura que pueden asumir un rol político y operativo como lo puede hacer él. Pero en esto de las agencias, cada cual tiene su agenda propia. Qué va a pasar con De Mello, es la gran interrogante.



A todas luces la operación de la ONU tiende a legitimar este período de estabilización que ha resultado ser más violento y siniestro de lo que se anticipaba. El número de soldados aliados muertos o heridos crece semanalmente, y las violaciones a los DDHH en territorio iraquí empieza a incomodar a agencias como Amnesty y Human Rights Watch.



La ONU no quiere hacerse parte del marco de atrocidades que se están cometiendo diariamente porque sienta un mal precedente. "Ser miembro del partido Baas no es ningún crimen, lo mismo rechazar la invasión… En esta disyuntiva se encuentra la ONU y su representante que llegó a Irak con el emblema de ser un campeón de los derechos humanos", afirma una portavoz de un grupo de DDHH londinense.



El propósito de la ONU es que el período de la ocupación tenga plazo, y termine antes de lo planteado por los asesores de la Casa Blanca. El problema es el cómo. Otra fuente asegura que el simbolismo de acabar con Sadam tiene un impacto limitado porque en el fondo las medidas adoptadas están orientadas a satisfacer el diseño de un Irak impuesto desde afuera.



Las presunciones de que Paul Bremer iba a constituir un progreso respecto a Jay Garner (el Administrador anterior), y Barbara Bodine (ex embajadora en Yemen, la mujer de más alto rango en la administración interina en Irak), contrasta con el caos imperante. Las decisiones de montar un gobierno de transición o provisional es vista como un Gobierno títere por una razonable mayoría de iraquíes que respondieron a una encuesta sobre esta cuestión.



La comparación con Vietnam y los gobiernos que montaba EEUU vienen a la memoria. Los mismos que no querían a Sadam y constituían el bloque pensante de la oposición interna, se oponen a las medidas de un gobierno provisional antes de su elección. Pero el paralelo termina allí, porque no existe la ex URSS para allanar diferencias con los EEUU a través de sus botones nucleares, y son remotas las posibilidades de que se formen dos Irak. Más bien la tendencia es ir hacia una fragmentación del país.



Sin embargo, cercanos a la administración Bremer tienen otra visión: "Uno es maldito por hacerlo y también lo es por no hacerlo; claramente no querían a Sadam y no aceptan nada de lo que se les ofrece".



"Una vez que la invasión se transforma en ocupación, y no existe una oposición organizada que garantice el reacomodo del país, si Sadam y su régimen impusieron la tiranía que fue, las fuerzas de ocupación, desde una perspectiva puramente racional, no pueden abandonar el país de la noche a la mañana en medio del caos", replica un consultor en las operaciones del Grupo de Trabajo RIO (Restore Iraq Oil), entidad recién instalada que tiene por propósito: "Restaurar el petróleo iraquí", en la mayor operación no militar desplegada tras la guerra.



Esta operación es una de las áreas en que la ocupación ha demostrado un grado significativo de avance. Se están incorporando muchos técnicos iraquíes, quienes han logrado reestablecer, gradualmente, el suministro de combustible para el transporte y uso doméstico, especialmente en las zonas de Basora y en Bagdad, ciudades que van camino a recuperar los niveles preinvasión.



El anuncio de que habrían elecciones para formar un Gobierno antes del fin de este año, se perfila para algunos analistas como otro acto precipitado. En la revista "La Revue du Liban" se analiza, en una editorial, que para formar un verdadero gobierno deben haber bases en la población que permitan y legitimen el proceso. La legitimación se está haciendo en medio de un proceso de amenaza sobre la población que resiste a la invasión. O sea, nos dice nuestra fuente, "los que se oponen activamente a la invasión, que son un porcentaje no despreciable, quedarían permanentemente al margen de la ecuación política. de aquí a fin de año sería una locura que se produjera un proceso serio de estabilización política".



Así, habrán demasiadas distorsiones y la aceleración de colocar un gobierno elegido popularmente, como es el plan de EEUU y el Reino Unido, se observa como una forma de pavimentar el camino para la rápida explotación del petróleo, que ha sido de principio a fin el objetivo de la Operación Libertad.



La obsesión del petróleo



Mesopotamia, como se vuelve a llamar a Irak hoy, cubre la zona geográfica encerrada por el eje fluvial de los ríos Eufrates y Tigris. Esta maravilla de la naturaleza abarca casi la mitad de Irak, aunque la presión del desierto sirio la hace aparecer menor en el mapa.



Literalmente, Irak flota en petróleo y según el Centro de Estudios Estratégicos de los Emiratos Árabes, posee la segunda reserva petrolera del mundo. Aunque muchos piensan que podría ser mayor si se continuarán las prospecciones de nuevos yacimientos detenidas por el bloqueo. Es esta promesa, que podría solucionar el problema energético del mundo, lo que desencadenó la invasión, como sostuvo el actual ministro del Petróleo iraquí en una entrevista en el New Yorker.



El periodista portugués Pedro Khron, quien estuvo en Irak, decía que el petróleo es la paradoja del país: es consustancial al ethos iraquí y la razón de sucesivas destrucciones de la cultura y bienestar de su población; es la maldición de una riqueza; el viejo y eterno dilema: sangre por dinero o, en este caso, sangre por petróleo.



El origen de las ansias occidentales por el petróleo iraquí es de larga data. Primero fueron países europeos -Alemania, Francia e Inglaterra- los que trataron de controlarlo. Acabada la Primera Guerra Mundial, en la década del 20, los EEUU entraron a tallar. Durante la Segunda Guerra Mundial, Washington tenía el control de dos tercios de la producción mundial, pero temía quedarse sin el carburante para su espectacular desarrollo. En un célebre artículo del Secretario del Interior y consejero del presidente Roosevelt, Harold Ickes, esta angustia se hizo patente y ha permanecido como preocupación prioritaria desde entonces.



Según un analista mexicano, la decisión de Washington de tomar el control de la zona a través de la invasión a Irak, fue una estrategia diseñada por la administración del ex presidente Jimmy Carter. "El petróleo es una cuestión de seguridad nacional, e Irak emerge como una fuente principal", sostiene.



Incluso, recuerda que fue James Schlesinger, ex secretario de defensa y ex director de la CIA, quien escribió en 1979 un artículo donde advertía que: "el futuro, en materia de energía en los EEUU, es oscuro en la próxima década". En 1994, Schlesinger en otra nota sostiene que los precios de la energía subirían hacia el fines del siglo (XX), situación para la cual el público estadounidense no está preparado.



Críticos, como Michael Lynch, se oponen a estas visiones catastróficas, sin embargo nadie puede desmentir los vaticinios de que EEUU pierde su autonomía petrolera y se hace cada vez más dependiente de la zona del golfo pérsico.



Pájaros de mal agüero, como James Schlesinger, han sido apartados del "mainstream" de los «think tanks» que están asesorando la aventura en el medio oriente. "La calidad de la investigación es cada vez más superflua. Está orientada a sacar dividendos fáciles que justifiquen la agenda", sostiene un observador que trabajó con Schlesinger hace dos décadas.



"Que importa que la seriedad corra por otras aguas si hoy los republicanos imponen la agenda. Es la agenda lo que vale. No son los análisis intelectuales", agrega.

John Cassidy, en un soberbio artículo publicado por The New Yorker, el 21 de julio pasado, afirma que, gradualmente, Irak comienza a remontar la producción de petróleo y lo hace bajo la batuta de la Kellog Brown y Root, firma que obtuvo la concesión sin concurso alguno con lo que se ganó la crítica de los medios. La empresa es una subsidiaria de Halliburton, el gigante petrolero que dirigió Dick Cheney hasta el día que asumió el cargo de vicepresidente de los EEUU.



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