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Neltume: cuando la historia es más que un cuento

Muchos no lo recuerdan y otros tanto nunca se enteraron. ¿Existe, entonces, Neltume, la historia del enfrentamiento entre combatientes del MIR y las boinas negras del Batallón Llancahue y agentes de la CNI? Esta obsesión es la que en parte motivó a Rubén González a escribir un conjunto de cuentos que tiene como atmósfera y escenario la localidad sureña.


"En la historia de Chile hay, al igual que en toda América Latina, una gran cantidad de víctimas de lo que es la lucha política y social, pero a diferencia del resto, en nuestro país hay muy pocos combatientes. Eso hace de Neltume un tema interesante para el trabajo artístico ya que entrega una señal totalmente distinta a lo que es la coherencia histórica del país".



La "cosa", el ente, existe porque se le nombra. Otras, las menos, porque se omite y aplaca. Eso es lo que ocurre un poco con Neltume, localidad de la Décima Región donde en los ochenta hubo un foco guerrillero que se levantó contra el régimen militar.



No muchos lo recuerdan y menos aún lo saben. ¿Existe, entonces, Neltume, la historia del enfrentamiento entre combatientes del MIR y las boinas negras del Batallón Llancahue y agentes de la CNI? Esta obsesión es la que en parte motivó a Rubén González a escribir un conjunto de cuentos que tiene como atmósfera y escenario la localidad sureña.



"Sentía la necesidad de rescatar del olvido el hecho histórico más importante que ha sucedido en el sur en mucho años. Es indudable que hay una impronta ética fuertísima que me llevó a tomar este tema y no otro", confiesa el autor.



Valdiviano de toda la vida, González es reconocido en su zona como un gestor y gran animador de la cultura. Mal que mal creó y sigue siendo el responsable de la Feria del Libro de su ciudad natal y es uno de los ideólogos del Festival de Cine de Valdivia, quizás uno de los eventos de mayor trascendencia de la ciudad.



Llevando bajo el brazo para todas partes su más reciente texto, que obtuvo la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro, viajó a Viña del Mar para asistir a la promulgación de la ley que crea la nueva Institucionalidad Cultural, aprovechando también de paso conversar con El Mostrador.cl sobre El vuelo quebrado.



"Hay que terminar con el cartuchismo seudo ético"




Rubén González, además de reconocer una fuerte influencia del cine en su formación, sobre todo el género negro y las clásicas películas La selva de cemento o Mientras la ciudad duerme que lo llevaron a coquetear con el lenguaje audiovisual al punto de producir y dirigir varios documentales, es un fuerte admirador de los escritores del boom.



"Eran autores consistentes, no como los del "boomcito", que los sacudes y se desarman enteros. Ellos eran de una época de utopías y de mayor consistencia cultural que la de hoy, lo que en parte se debe a la falta de compromisos, pues incluso se demoniza, sobre todo el compromiso político", dice.



Y claro, Rubén González siente ese compromiso también con la palabra y la historia. "Cada vez se hace mucho más ostensible y evidente una herramienta fundamental para la civilización, que es el olvido y que funciona como una llave maestra en la cultura occidental. Si uno pudiese sintetizar la historia oficial, te encuentras con un montón de olvidos conscientes y convenientes. Ninguno es por casualidad", comenta.



A pesar de ese compromiso con la memoria, tu libro no cae en el panfleto. Es más, muchas veces utilizas un lenguaje muy referencial y sutil para referirte a Neltume y su historia.
– Soy muy crítico de quienes hacen literatura fácil y barata. Me revienta la literatura superficial sobre cualquier temática. Fui bien cuidadoso con eso. Lo interesante es que con lo que ocurrió uno haga arte. Lo de Neltume no es un tema que pueda ser tratado fácilmente en una mesa de diálogo, porque es imposible que genere unanimidad. Es una obra que entra en el área chica. En Chile se pueden tocar muchos temas en el arte, pero temas como Neltume provocan ineludiblemente un choque de puntos de vistas. Frente a ese tema no salimos todos abrazados. Es por eso que cuando decidí abordar literariamente lo ocurrido en Neltume sentí que había que hacerlo de manera responsable, y si con algo se le podía faltar el respeto era haciendo un panfleto literario.



Al ser un tema tan complejo, ¿de qué otros detalles te preocupaste especialmente a la hora de escribir?
– En no caer en el facilismo, es decir, exaltando o condenando a los protagonistas de Neltume. Un punto esencial para mí y que tuve presente siempre, es que la historia interviene en el lenguaje. En Chile, Neltume no significa lo mismo que antes, Cuesta Barriga, tampoco. La historia va modificando la connotación de las palabras.



¿Cuál es tu relación personal con Neltume? ¿Combatiste?
– No. Conocí el complejo antes del golpe y estuve haciendo trabajo político ahí, viviendo incluso. Volví a ese lugar 20 años después para matar fantasmas. A pesar del tiempo, fue mucho más fuerte de lo que pensé.



¿Y qué representa para ti?
– La historia de Neltume es una historia de sarcasmo a niveles difíciles de encontrar en otros lugares. Por ejemplo: en octubre del 73 hubo una matanza de lugareños en el puente Toltén, pero como la zona es tan pequeña, varias viudas de los ejecutados no tuvieron más remedio que trabajar en las casas de personajes que contribuyeron y cooperaron a que se realizará esa matanza. Esas experiencias han marcado tanto el lugar que aún se respira un clima de hostilidad tremenda. Es un aire que corta como motosierra y es, preciosamente, esa atmósfera lo que trato de rescatar en el libro.



¿Cuál es tu posición respecto a los levantamientos armados?
– En la historia de la humanidad se cierran tantas puertas, hay tanto abuso, intolerancia, que es perfectamente legítimo levantarse cuando se está en un clima de represión tan tremendo como el que vivimos durante la dictadura. Hay que terminar con el cartuchismo seudo ético y seudo ideológico. No se trata de estar o no a favor, sino de entender el contexto en el que se produjo lo de Neltume. Con qué autoridad moral alguien en este país donde habían personas desaparecidas, mutiladas y torturadas puede cuestionar el levantamiento armado. Es una estupidez, pero es entendible desde una cultura como la nuestra donde insubordinarte ante el poder que te aplasta dictatorialmente no está de manera oficial en el imaginario chileno.

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