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Hijos de desaparecidos, ejecutados y torturados destapan su rabia

La agresión física y verbal contra Krassnoff y Moren Brito de parte de un grupo de jóvenes, el viernes pasado, fue espontánea y adelantaron que: »si nos volvemos a encontrar con personas que debieran estar en la cárcel, vamos a seguir reaccionando». La acción contra los ex DINA les sirvió: »estamos tranquilos y contentos por haber enfrentado a estos personajes siniestros».


"Ya no somos unos niños", observan los hijos de víctimas del régimen militar que el viernes insultaron y, literalmente, patearon, a dos de los personajes símbolos de la represión del gobierno de Pinochet: Miguel Krassnoff Martchenko y Marcelo Moren Brito.



En el edificio de los juzgados del Crimen frente a la ex Penitenciaría, un grupo de siete jóvenes , exteriorizaron, con una acción espontánea, la rabia contenida todos estos años.



"Si nos volvemos a encontrar con personas que debieran estar en la cárcel, vamos a seguir reaccionando de esta forma. La decisión está tomada. No inflingimos torturas ni actuamos encapuchados. No secuestramos a nadie. Los encaramos. Abiertamente. Dando la cara y si esto significa una sanción, no la aceptamos, pero estamos dispuestos incluso a ir a la cárcel", anunció Italo Retamal, cuyo padre fue víctima de apremios ilegítimos. Sin embargo, dice que no piensan hacer de este tipo de acciones algo sistemático.



Bárbara Vergara es otra de las jóvenes que participó de la acción contra Krassnoff y Moren. Es hija de Fernando Vergara Vargas, operador de Radio Liberación y miembro del MIR, ejecutado el 15 de diciembre de 1984 por miembros de la CNI. La madre de Bárbara, Viviana Uribe, fue torturada y vivió en el exilio.



"Si es necesario hacer más acciones, vamos a continuar. Nunca fuimos confrontacionales, pero como generación, debemos replantearnos, respetando, sí, a las agrupaciones. Pero nosotros somos distintos, necesitamos un cambio urgente", dice Bárbara, que a la fecha de muerte de su padre tenía siete años.



El grupo de jóvenes, que el viernes en la noche analizó junto a las agrupaciones de derechos humanos lo ocurrido durante la jornada, siente haber efectuado un acto de justicia. "Emocionalmente, estamos muy tranquilos. Contentos de haber sido capaces de enfrentar a estos personajes tan siniestros. A estos personajes que muchas personas ven pasar por la calle y no son capaces de decirles nada porque sólo escuchar sus nombres les provoca temor", dice Italo Retamal.



Los niños de entonces dicen querer asumir su responsabilidad frente a sus padres, detenidos, ejecutados o torturados. Están organizados desde hace algún tiempo, y la huelga de hambre que llevaron a cabo en las últimas semanas es una de las acciones que planificaron no sólo para enfrentar la propuesta de derechos humanos que entregó el Gobierno, sino también "a una sociedad que no responde", dicen.



Otra de las actividades planeadas fue la toma de la sede de Londres 38. Y van a seguir ocupándola -anuncian- hasta que ella no se transforme en la sede definitiva del movimiento Luciano Carrasco, un grupo formado hace casi 15 días y que lleva el nombre del hijo del periodista asesinado en 1986, José Carrasco. Luciano murió este año. Se suicidó. Quienes lo conocían explican que nunca pudo superar la muerte del padre. Ese sentimiento es compartido por estos otros hijos, los que ahora están actuando.



«Saqué una rabia que es ya vieja»



La agresión a Krassnoff y Moren Brito no fue planificada. El grupo estaba en el tribunal para acompañar a Cristián Van Jurick y a Viviana Uribe a un careo con un carabinero a raíz del proceso sustanciado en el Noveno Juzgado del Crimen por la desaparición de Edwin van Jurick, recluido en Londres 38 y Cuatro Álamos.



Bárbara Vergara relató a El Mostrador.cl que estaban esperando a las afueras del juzgado cuando ella y una amiga, Valentina, decidieron ingresar caminando al estacionamiento. "Me topé con Moren Brito. Nunca antes lo había visto en persona. Primero tuve una reacción de miedo. Tuve pocos minutos para reaccionar, pero saqué una rabia que es ya vieja. Comencé a encararlo. Le pregunté que dónde estaba su vozarrón. Le dije que era un criminal, un asesino, un torturador. Comencé a gritarle los nombres de sus víctimas».



«Al escucharme, empezaron a llegar mis compañeros. Moren Brito trató de pegarme, pero los demás lo pararon y le pegaron a él. Lo patearon y él no decía nada. No podía hablar. Cayó al piso. Una chica le pegó una patada en los testículos. Fue un símbolo, por las violaciones que debieron sufrir tantas mujeres. Se levantó. No nos respondió. Nadie intervino. Habían unos gendarmes cerca, pero no hicieron nada. Moren Brito se arrancó y se metió de nuevo al juzgado. Ahí esperó".



Bárbara cuenta que el grupo estaba aún reponiéndose del impacto por lo ocurrido, cuando, en cosa de minutos, ven venir al general (r) Miguel Krassnoff acompañado de un escolta. "Iba entrando a los juzgados. Una chica lo identificó y lo tomó del pecho con una mano. Le dijo: Tú eres Krassnoff Martchenko. Y le empezó a gritar. Le dijimos: ‘Aquí estamos los hijos de las víctimas, y estamos vivos’. Trató de arrancar e hicimos un círculo entorno a él. El escolta me agarró del pelo. Krassnoff también fue golpeado, pateado. Habían cuatro carabineros en una esquina y, de nuevo, no intervinieron. Al final, llegaron y lo metieron a una patrulla. Se fue con las patadas y los golpes".



Además de Bárbara e Italo, participaron Eduardo Ziede, hijo de Eduardo Ziede Gómez, militante del MIR detenido por la DINA el 15 de junio de 1974 y hoy desaparecido; Daniela Taberna, hija de Freddy Taberna, ejecutado en Pisagua en octubre de 1973; Alberto Rodríguez, hijo de Catalina Gallardo Moreno, ejecutada el 18 de noviembre de 1975, y de Rolando Rodríguez Cordero, asesinado por la DINA el 20 de octubre de 1976; Juan José Parada, hijo de José Manuel Parada Maluenda, asesinado el 29 de marzo de 1985 por la CNI; y Pablo Villagra, hijo de José Villagra Astudillo, detenido el 15 de julio de 1974 por la DINA, y de ahí desaparecido.



Consideran que la golpiza a Krassnoff y a Moren Brito está plenamente justificada. "Estamos dolidos, ellos están procesados y andan por la calle en libertad", dice Bárbara.



Pero la joven (tiene 24 años y estudia danza) reflexiona que "el tema no es sólo con ellos dos, sino que también con Lagos, con Insulza, con la UDI, con esta sociedad que está queriendo ser parte de un silencio, de una inercia, con la mala memoria de algunos y con la maldad de otros".



A pocas horas de ocurrido el hecho, dijo: "Esta acción se vincula a ese fraude que se llamó Mesa de Diálogo. A la soberbia de este Gobierno, a la ambición de poder que estos personajes de La Moneda han llegado a tener. Nos da mucha rabia saber que nuestros papás no están acá porque dieron su vida por toda esa gente. Nos deben explicaciones a todos nosotros. Reconocemos el avance de la Justicia en estos años, pero ahora, con la propuesta de derechos humanos, yo no sé si a estas alturas queremos sólo verdad. Lo que queremos es justicia. Si nos hicieran decidir entre encontrar los huesos de nuestros padres y que estos chanchos sean juzgados, preferimos lo último".



Los jóvenes adelantan la realización de una serie de otras acciones. "No vamos a parar. Este sistema nos cagó la vida", dicen.



Los esfuerzos, adelantan, se concentrarán ahora en hacer que el Parlamento no apruebe la propuesta de derechos humanos del Gobierno. "Si eso requiere ocupar sedes, realizar mitines, lo vamos a hacer. Nos sentimos orgullosos. Es como que pasáramos a una nueva etapa. Se inicia un movimiento con el nombre de Luciano Carrasco y estamos decididos. Después de 30 años, reaccionamos nosotros, los hijos".








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