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EEUU: estrategias para salvar la Presidencia y reelegir al presidente

La resolución aprobada el 16 de Octubre en forma unánime por los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU para convocar la acción internacional conjunta en Irak, vuelve a legitimar la ocupación. Detrás de esa fachada de regreso al multilateralismo, la resolución aparece claramente como un triunfo político de la Casa Blanca.


Aquellos que pensaron que el sistema multilateral se había disgregado con la invasión, pueden concluir que esta nueva resolución no contribuye a recomponenerlo.



El acuerdo fue recibido por la prensa estadounidense como un gran triunfo político de Bush y el equipo de la Casa Blanca. En sus páginas editoriales el New York Times del 16 de octubre editorializó el triunfo con reparos, en el sentido de que la "cuenta Irak" en dineros y en tropas continuará pesando sobre las espaldas del contribuyente. Desde luego define la resolución como una victoria diplomática de los EE.UU., pero advierte que ésta no agrega nada nuevo en término de tropas y dinero, que es lo que impide en gran parte la pacificación.



The Guardian, en Gran Bretaña, anota que la resolución sirve a la operación rescate de una presidencia a la deriva y que no le hace un servicio a los iraquíes. "EE.UU. hizo algunas concesiones en el Consejo, por ejemplo al otorgar un rol mayor a la ONU, pero sin especificidad, con vistas a la reelección de Bush en 2004". The Economist, es más caústico y afirma que en el triunfo político logrado en la ONU "no hay más dinero ni nuevas tropas".



El único contigente adicional -10.000 efectivos para la ocupación-proviene de una negociación bilatareal de EE.UU. con Turquía, que se materializará a comienzos de noviembre. Esta última opción fue rechazada por una mayoría de los miembros del gobierno provisional formado por iraquíes, y es uno de los temas centrales de la reunión islámica que se lleva a cabo en Malasia.



Por otra parte, la resolución deja muchos cabos sueltos. No fija plazos para el fin de la ocupación, aunque podría generar un proceso de relativa autonomía en la elección de autoridades locales. Aún así, el plan político -establecido por la resolución del Consejo de Seguridad para terminar con la ocupación- es considerado como demasiado apresurado, tomando en cuenta la evaluación de una situación de catástrofe, como lo ha señalado en reiteradas oportunidades el consorcio de ONGs que operan en Irak.



La iniciativa del Presidente Bush de montar un equipo específico en Washington para lograr un mínimo de estabilización en Irak, es la comprobación de que "la administración ha reconocido que algo anda mal", señaló el NewYork Times comentando esta nueva resolución. Ésta se sitúa más en la perspectiva de resolver problemas en la alianza atlántica y disminuir el porcentaje de 53 % de los estadounidenses que se manifiestan disconformes por los resultados de la invasión, según el último sondeo CBS/NYTIMES. George Bush manifestó en una conferencia de prensa que "no se guía por encuestas para darle seguridad al país".



El abanico de posibilidades que ofrece la nueva resolución es muy restrictivo. Las condicionantes, tanto internas -marcada fragmentación política y persistente resistencia a la ocupación- como las externas -el Consejo de Seguridad dividido para entregar tropas y dineros, y la presión por parte de una mayoría de miembros del Consejo para poner fin a la ocupación-, superan la voluntad política de establecer un proceso de elecciones.



La unanimidad a que se llegó finalmente en el Consejo de Seguridad es un falso testimonio, porque persisten las profundas diferencias. Martin Woollacot , de The Guardian -que ha seguido el proceso en el Golfo desde hace años- señala que "encubierta está la disputa entre los que apoyan una permanencia prolongada en Irak y aquellos que favorecen un final anticipado de la ocupación". Todo indica que estas posiciones no fueron resueltas, y que es probable que el plan de llamar a tempranas elecciones aborte antes de tiempo.



Elecciones libres: una batalla contra el tiempo



La resolución es una salida política que quiebra el impasse en la ONU, pero es letal para los irakíes, que están en una batalla contra el tiempo.



Tal como está planteado el proceso político, deja en la práctica a las fuerzas de ocupación a cargo de controlar las elecciones a través del Consejo de Gobierno Provisional. Según el analista de la Revue du Liban, Melhem Karam, el programa de montar un Gobierno democrático en seis meses no es realista porque estará siempre amenazado por la desestabilización.



"No puede haber un desempeño eficiente de dos procesos paralelos que se repelen entre si; uno la pacificación y el otro la democratización. Por un lado se reprime a fuerzas vivas de Irak, que son legítimas y que se oponen a la ocupación. Y también hay que tener en cuenta que Sadam tiene partidarios y que el partido Baas no puede quedar fuera del proceso".



El Consejo está dividido. Hay fuertes contradicciones sobre los métodos de formación de la asamblea constituyente, sobre todo en los criterios de selección de sus miembros. ¿Serán designados o elegidos? La Revue du Liban informa que Fuad Massoum , jefe de la Comisión Preparatoria es partidario de la elección, pero insiste en que necesitará un largo período. Plantea que debe llegarse a un método más rápido aceptado por todos, que también llevará cierto tiempo. El influyente Ayatollah Alí al-Sistani, es contrario a la formación de una Asamblea bajo la tutela de las fuerzas ocupantes.



Al concluir la sesión del Consejo, un funcionario de la ONU -que pidió la reserva de su nombre- señaló que "es un paso adelante y que la situación marca un progreso respecto a cómo estaba el sistema de negociaciones. Ahora hay un marco de negociaciones y una plataforma para discutir posiciones. Antes no había nada, pero aun estamos lejos de un sistema multilateral recuperado".



La resolución escabulle dos temas centrales



Detrás de la victoria de EE.UU. en el Consejo de Seguridad, subyacen otros aspectos. En el acuerdo político quedaron sin ser abordadas las cuestiones centrales que lo dividieron antes de la invasión: la existencia de arsenales con armas de destrucción masiva, dispuestas a ser usadas al instante, y la efectiva asociación del régimen de Hussein con de Al Queda u otras redes supuestamente responsables por los atentados del 11 de septiembre.



Además de las tareas pendientes en relación a lograr claridad respecto a los arsenales de destrucción masiva y la imposibilidad de pacificar el país, simplemente no es realista establecer un proceso democrático en Irak. Las fuerzas y los intereses que se han enfrentado hasta el momento no pueden abordarse a partir de una resolución que entrega un mandato, pero que no contribuye a generar los instrumentos para hacerlo efectivo. Por otra parte EE.UU. ha manifestado con claridad que no está dispuesto a abandonar Irak a corto plazo.












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