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El Cóndor Negro, libro del caso Leighton que fue blanqueado en Chile

Editado por Aguilar y El Mercurio, el texto de la periodista Patricia Mayorga reconstruye el atentado ocurrido en Italia. Sin embargo, su presentación es distinta a la versión original. Se hacía referencia a Augusto Pinochet y a sus "relaciones secretas con la internacional fascista".


El pasado mes de septiembre se publicó en Italia Il condor nero, L’ internazionale fascista e i rapporti segreti con el regime di Pinochet, de la chilena Patricia Mayorga Marcos.



La periodista valdiviana salió al exilio a Italia en 1975, donde vive desde entonces. El 6 de octubre de ese año, alguien -no un solitario asaltante ni un francotirador por las suyas- esperó pacientemente en la calle que un matrimonio, cuyos mejores días habían pasado, saliera de su departamento romano para dispararles a mansalva.



Hasta ahora resulta imposible discernir con claridad qué mensaje quiso darse con el atentado y a quién. Bernardo Leighton, que con su cónyuge, Ana Fresno, fueron las víctimas, no había sido precisamente un defensor del gobierno de Allende. El partido en que militaba y del que había sido uno de sus fundadores, el Demócrata Cristiano, antes Falange Nacional, fue uno de los impulsores de la idea de remover al Presidente Allende, al extremo de negarse incluso a discutir el plebiscito que él quería convocar en la tarde del que fue el último día de su gobierno y de su vida.



El cóndor negro es una obra que se generó con el paso del tiempo y se escribió con precisión. A mediados de los años 90, madura en su profesión, Mayorga decidió que había algo detrás de los disparos que acabaron para siempre con la vida activa de los Leighton que debía ser investigado.



Intuía que, al margen del proceso penal italiano que mandó a la cárcel al sicario, algún espectro sombrío festejaba, que alguien en las sombras estaba sobándose las manos. La periodista comenzó a investigar la posible existencia de un patrón durante las vacaciones y los ratos libres que le dejaban su trabajo en el Instituto para la Formación Profesional, del IAL – CISL, y sus actividades como corresponsal de El Mercurio y otros medios internacionales en Roma.



La realidad que brota del esfuerzo de Patricia Mayorga, sobre el atentado a la familia Leighton, supera la liviandad del trato con la muerte. La realidad viene de más lejos y es más profunda que la imaginación de los novelistas que escriben sobre asesinos y espías.



Un personaje de la vida real, un príncipe del submundo sobreviviente del viejo fascismo y animador del neo fascismo europeo, Stefano Delle Chiaie, que, no obstante, tiene la riqueza sórdida de los grandes caracteres novelísticos, cumple en cierto modo el rol de Ariadna en este laberinto, cuyo minotauro es un oscuro militar chileno devenido capitán general.



Delle Chiaie es la prueba viviente y poco locuaz de que el atentado a Leighton -ese viejito "que no se nos quiso morir", dicen que dijo Pinochet- fue, a lo sumo, un error en el diseño de un tapiz terrorista mucho más extenso y dañino.



Paso a paso, merced a entrevistas, viajes, la lectura de cientos de documentos, cotejando, haciendo a un lado testimonios e incorporando otros, el libro separa, sin desunir, los hilos de una trama espeluznante, que la conducen por un viaje a través de los años más oscuros de la represión dictatorial hasta descubrir al cóndor negro.



La Operación Cóndor, ese acuerdo terrorista entre los gobiernos y las "agencias de seguridad", responsables ante y a las órdenes de los respectivos titulares del poder Ejecutivo, de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Perú, está presente. "¿El trabajo de los patriotas?, eliminar el cáncer marxista", dice el libro.



Por las páginas de El Cóndor Negro desfilan, cada uno con su cuota de responsabilidad, sus descargos, cinismo y desolada humanidad, comparsas, secundarios y protagonistas: Townley, Callejas, Berríos, Contreras y Concutelli, aquel que apretó el gatillo sobre Leighton ("fue necesario disparar a la mujer, porque comenzó a gritar cuando vio a su marido en el suelo", dijo). Ellos, entre muchos otros y también las víctimas.



El libro de Mayorga debe inscribirse entre las obras que realmente aportan, en el presente y hacia el futuro, antecedentes valiosos sobre un período histórico.



Llama la atención que a la edición chilena de la obra se haya suprimido el subtítulo, presente en la edición italiana, con el resultado que se impide al lector el acceso completo al contenido del volumen.



No es lo mismo leer El Cóndor Negro, el atentado a Bernardo Leigthon, que acercarse de inmediato a la obra según su nombre original: El Cóndor Negro, el atentado a Bernardo Leighton y las relaciones secretas entre Pinochet y la internacional fascista.



Este último título fue el que consignó la invitación de los editores El Mercurio y Aguilar, a la presentación del volumen el pasado 20 de noviembre. En menos de un mes, la portada se cambió para proteger al lector del impacto visual. Y no fue la trasnacional Santillana-Aguilar la que cortó la referencia a Pinochet, sino el conglomerado periodístico.



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