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La creativa revisitación de lo clásico

Protagonizada por Nick Nolte y basada en la cinta de Jean-Pierre Melville, Bob le flambeur, Un gran ladrón cuenta la historia de un ex convicto drogadicto y acabado que pretende dar el gran "golpe" de su vida para arreglar su futuro. Con la participación especial de Emir Kusturica, el filme presenta un ritmo de narración interesante, unido a una construcción de personajes de excepción.


Manteniendo la inevitable línea de las películas sobre asaltantes y grandes robos, Un gran ladrón puede parecer algo cliché, sin embargo, el tratamiento de la temática -por supuesto manoseada- y el gran estilo del director Neil Jordan (El juego de las lágrimas) para entregar su visión de este tipo de cine, hacen de su última incursión cinematográfica, un trabajo por sobre la media.



Sin bien es cierto, el largometraje sigue una cierta convencionalidad dentro del género (el astuto ladrón retirado que planea un gran robo junto a una pandilla de especialistas), la capacidad de Jordan para darle un ritmo relativamente entretenido a la cinta, mediante un guión astuto y recursos de cámara que "ensucian" la imagen, logra generar un cierto distanciamiento hacia lo clásico, y le da un matiz original.



Basada en la cinta de Jean-Pierre Melville, Bob le flambeur, Un gran ladrón nos es presentada a través de escenas como en una gran obra -congelando la imagen tras cada una-. Una tras otra, van entregando pequeños retazos de información para ir armando, más que la historia misma, la personalidad del intérprete principal y de quienes lo acompañan.



Un gran ladrón cuenta la historia de Bob Montagnet (Nick Nolte), un ex convicto arruinado, drogadicto y jugador empedernido. Acabado física y mentalmente, y sin un peso en los bolsillos, recibe una atractiva oferta que no puede rechazar. Raoul, (Gérard Darmon) un amigo intimo, le propone dar un último y espectacular robo en Montecarlo.



Tras desintoxicarse tres días encadenado a su cama, Bob reúne a su antigua banda. Con la ayuda de Vladimir (Emir Kusturica), experto en informática, pretenden robar una colección invaluable de pinturas pertenecientes al Casino Riviera.



Nick Nolte, en uno de sus mejores papeles, se presenta como un hombre perdido, sólo, casi sin vida. Muy al estilo de Nicolas Cage en Adiós a las Vegas -pero en menor proporción-, Nolte trasmite su drama interno muy explícitamente. Su forma de hablar, caminar y actuar, dan las señas de lo que se ha convertido la vida, para este ex convicto.



Sin embargo, la aparición de Anne (Nutsa Kukhianidze), una singular muchacha, además de un generoso botín en cuadros invaluables que se presenta como "el trabajo" de su vida, vuelven Bob a la vida y lo tientan hacia rumbos ya visitados por él.



En Un gran ladrón, es posible encontrar algunas referencias -tal vez inconscientes- a cintas clásicas contemporáneas como Lolita de Stanley Kubrick por la relación del viejo Bob y la tierna y joven Anne. También emerge Fuego contra fuego de Michael Mann, con la intensa relación amistad-trabajo entre Robert de Niro y Al Pacino, materializada en Un gran ladrón por Nick Nolte y Tchéky Karyo, un policía.



Además se puede percibir cierta atmósfera cercana al cine de Emir Kusturica -quién también actúa en el filme- que se traduce en la composición de las imágenes y la utilización de la música. Todos estos factores, sumados a la tendenciosa pero efectiva estrategia del ladrón astuto y el policía inepto, provocan que Neil Jordan salga airoso ante un proyecto complejo y revisitado un sinfín de veces.

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