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Mala leche: Una mirada al mundo de los marginales

La nueva apuesta del cine chileno intenta explorar la brutal realidad vivida en los sectores marginales de Santiago. Con un lenguaje duro y situaciones crudas, la cinta aborda la historia de dos jóvenes que intentan subsistir en un mundo de delincuencia, drogas y violencia.


Basado en un cuento de Juan Rulfo, sobre la pobreza y el cerco que ésta crea en torno a los jóvenes, Mala leche, el debut cinematográfico del director León Errázuriz, da una mirada certera y reveladora de los espacios marginales y delictuales de Santiago, donde la droga, los asaltos y la violencia, son los patrones más comunes.



Manteniendo una línea similar a Taxi pata Tres, de Orlando Lübbert, pero en un tono más serio y dramático, la cinta de Errázuriz logra retratar con bastante realismo, y a través de un lenguaje duro y situaciones límite, un mundo tan vertiginoso como cruel.



Con un costo de 350 millones de pesos, la película cuenta la historia de Carlos (Juan Pablo Ogalde) y Pedro (Mauricio Diocares), dos adolescentes que deben dedicarse a los "negocios criminales" para poder subsistir. En su primer acercamiento con el tráfico de drogas, pierden el dinero producto de una encerrona y son amenazados por Llao (Ramón Llao), el peligroso líder de una pequeña banda. Sólo tienen dos días para reponer el dinero perdido, por lo que deberán iniciar un camino de múltiples atracos, su única salida.



Filmada entre el 1 de febrero y el 20 de marzo del 2003, Mala leche se origina a partir ciertas de vivencias de Errázuriz y de su particular visión sobre el submundo de las drogas y la delincuencia. "La cinta parte de varias ideas. A mí me pasó la misma experiencia que sucede afuera del Jaque Mate en Plaza Italia, donde estos dos delincuentes son sorprendidos por los dueños del auto que intentan robar y se arma una feroz pelea. Eso me pasó, exactamente igual. Me cortaron la cabeza en la parte de atrás, y mi amigo se fue a la UTI. Ahí hay un punto de partida, que es preguntarse, ¿qué pasa con estos personajes en dos noches? La idea era pasearse por la vida de ellos".



"Además se basa en un cuento de Rulfo, que tiene que ver con este circulo de la pobreza. El relato cuenta la historia de una familia que tiene cuatro hijas y tres de ellas se trasforman en prostitutas. A la cuarta le compran una vaca, para que se estabilice, y forme una familia. Finalmente, la vaca desaparece y ella se convierte también en prostituta", afirma el director, León Errázuriz.



La cinta fue realizada casi por completo en la comuna de Puente Alto -salvo algunas escenas en Plaza Italia y el barrio Suecia-, donde el equipo de producción arrendó una casa en la Villa Las Acacias. "En la película hay varios sectores de Puente Alto. Todos cercanos, pero ocupamos especialmente la Villa Las Acacias, donde arrendamos una casa. Ahí nos trataron muy bien. La gente fue súper cariñosa. Para otros lados habían ‘patos malos’ que nos decían que nos iban a apedrear, pero finalmente no pasó nada. En la Villa,nos ayudaron mucho; estaban felices con la filmación. En muchas de las escenas hay doscientas personas atrás que no se ven. Nos ayudaban a guardar silencio y aplaudían cuando terminábamos una secuencia".



Según León Errázuriz, el proceso de investigación jugó un rol especial en la ambientación y credibilidad de las situaciones e interpretaciones de Mala leche. "Buscamos las mejores locaciones y fuimos conociendo gente. La película está muy impregnada de zonas, de hechos, de conversaciones. También fuimos a Diez de julio a investigar el tema de los robos de autos. Hablamos con los pacos para el tema la venta de armas. Les preguntamos qué sabían, los precios, qué pistolas puedes conseguir, etc".



Y agrega: "Para nosotros era súper importante el tema de la realidad. Que se sintiera, se viera real. Que no te bajaras del tren fácilmente. En ese sentido, la construcción de esos ‘flaites’, de esos personajes, finalmente tenía que ser con un tipo de lenguaje duro. En el caso de Ogalde tratamos de construir el personaje basado en los pastabaseros, pero además también intentamos que fuera muy explosivo y vital".



Como anécdota, León Errázuriz cuenta que cuando filmaban las escenas de robos de autos, por la madrugada en el sector del Parque Bustamante, a un integrante del equipo de rodaje le robaron su auto. Además, y en relación a lo arriesgado del proyecto, el cineasta afirma: "Creo que la película es completamente arriesgada, y eso se siente. Nos salió todo muy bien y yo estoy muy contento, pero es una cinta que es riesgosa desde todo punto de vista. Nosotros terminamos con Ogalde herido el primer día. En la misma escena a fuera del Jaque Mate, en la pelea con los dueños del auto robado, Juan Pablo terminó con un brazo herido y lo llevamos a la clínica y paramos dos días de filmar".



Si bien la película de Errázuriz sigue una línea temática similar a Taxi para tres, de Orlando Lubbert, el tratamiento en Mala leche aparece más serio, menos estereotipado y con mayor drama. "Creo que Taxi par Tres está más cercano a la comedia. Juega más con estereotipos. Pero en general es una película muy bien construida. Sin embargo, siento que Mala leche es un poco más vertiginosa, y creo que también el estilo de narrativa es más moderna que la cinta de Lübbert. Mi cinta se acerca más a Ciudad de Dios o Amores Perros, que son los nuevos referentes, de lo que los gringos llaman, el nuevo cine latinoamericano urbano".

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