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Genaro Arriagada juzga la «sequía de ideas» que afecta a su sector

En Los empresarios y la política, el ex ministro secretario general de la Presidencia hace un análisis de la situación actual del empresariado chileno. Los acusa de controlar la prensa y la política a través del financiamiento de las campañas. En entrevista con El Mostrador.cl explica su análisis y se adentra en la crisis de la Concertación.


El pasado 28 de abril Genaro Arriagada lanzó su último libro, Los empresarios y la política, en el que analiza la relación histórica que la clase empresarial ha establecido con la política y la concentración de poder que los grupos económicos chilenos tienen en la actualidad.



Arriagada desde siempre ha tenido una relación cercana con la política. Su buen desempeño como Secretario General de la Presidencia, durante el gobierno de Eduardo Frei y los buenos resultados que obtuvo como jefe de campaña de Ricardo Lagos, para las elecciones presidenciales de 1999, lo consolidaron como uno de los hombres fuertes de la Concertación, el mismo conglomerado al que hoy critica por su "sequía de ideas".



Su visión analítica de la situación chilena actual es la que lo lleva a sostener que los empresarios son uno de los agentes políticos más importantes, debido a la gran concentración de poder que tienen, por lo que a su juicio la nueva ley de financiamiento electoral "es un chiste, porque no incluye sanciones a aquellos que no respeten las normas estipuladas".



Es tanta la concentración de poder en un mismo grupo, lo que lo hace asegurar que un posible gobierno de derecha sería malo para el país y que, por lo mismo, la Concertación debe superar la crisis por la que atraviesa, para poder motivar realmente a la gente.



– En su libro, usted dice que la Concertación es el tercer gran miedo del empresariado, ¿por qué?
-Cuando la Concertación llegó al gobierno, los empresarios tenían un compromiso casi visceral con Pinochet, irracional a mi juicio. Entonces, ellos pensaron que nosotros no sabríamos manejar la economía, que provocaríamos una hiperinflación, que revisaríamos las privatizaciones. En suma, que se crearía un escenario político económico inmanejable. Pero la verdad es que esos miedos eran infundados. La Concertación prefirió la estabilidad a la revisión del pasado económico y logró un manejo razonable de la economía.



– ¿Qué pasaría si en las próximas elecciones presidenciales la derecha llega al gobierno?
-El país tendría un desbalance de poder muy preocupante. Tendríamos una derecha que controla los medios de comunicación, que tiene el control sobre el financiamiento de las campañas políticas y partidos. Que por medio de donaciones controla muchas universidades cercanas a tendencias religiosas conservadoras o universidades cuyos directorios están formados por ex ministros del régimen militar.



-El control que tendrían sería demasiado y todo desbalance es malo. Se generaría una sociedad más conflictiva, pero como estamos en democracia, si el pueblo elige a la derecha, qué le vamos a hacer. Sin embargo, creo que hay que abrir la Concertación, hay que sanear la estructura de los medios de prensa, para que el desbalance no sea tan grande.



– ¿Cómo se generan los espacios para abrir la Concertación?
-Creo que la Concertación ha cometido un error, en el sentido que aquí no hay una demanda por una mayor igualdad. Es decir, la demanda por la igualdad es muy pequeña respecto de la magnitud de las desigualdades que existen en Chile y así jamás tendremos igualdad.



– Pero el lema de la campaña de Ricardo Lagos era "crecer con igualdad"…
-Sí y eso es lo que el país necesita.



– Pero no estamos creciendo con igualdad.
-Desgraciadamente no. En términos de igualdad estamos mal. El problema es que la igualdad no está en una ley para aumentar los sueldos, está en "cómo diablos" mejoramos la distribución de las riquezas, cómo evitamos la discriminación en todos sus aspectos.



– Entonces, ¿tenemos que asumir que Lagos prometió lo que no podía cumplir?
-La política, como todo en la vida, siempre va a ser imperfecta. Uno se proyecta con muchas cosas y el resultado, a veces, es distinto, pero eso no quiere decir que sea malo. La Concertación proyectó muchas cosas y ha logrado algunas. Lo que pasa es que la Concertación hace mucho tiempo que tiene una sequía de ideas, porque viene arrastrando problemáticas antiguas. La Concertación hoy no calienta a nadie, si no comenzamos a generar nuevas ideas, nuevos proyectos estamos perdidos.



– Si la Concertación no calienta a nadie, ¿la derecha tiene posibilidades de llegar al gobierno?
-Lo sorprendente no es que la derecha tenga oportunidad, lo sorprendente es que no haya ganado antes. En todo el siglo XX nunca hubo una coalición de partidos que gobernara unida durante 16 años. La Concertación ha sido en esto muy exitosa. Aunque perdiera el Gobierno en el 2005 habría sido la alianza más exitosa que ha conocido Chile.



-Ahora, mi punto es que no creo en la tesis de la derecha de que la alternancia es un bien en sí mismo. La alternancia uno la puede mirar con buenos ojos siempre y cuando no sea peor de lo que hay. El problema es que la derecha, hasta hoy, ha ofrecido alternativas mucho peores que la Concertación.



– ¿Lavín es lo peor que tiene la derecha?
-A mi me gustaría que Lavín tuviera sustancia. Creo que su discurso es carente de sustancia y eso me hace pensar que tras la fachada amable que presenta, lo que vamos a tener es un gobierno puramente de derecha.



Empresarios, el actor social más importante



– ¿Cuál es la situación actual de los empresarios chilenos?
– Los empresarios tienen una situación de poder que nunca, en todo el siglo XX, habían tenido y eso es producto de una constelación de factores que los favorecen. Por ejemplo, el sindicalismo, desde el punto de vista de los afiliados, está en decadencia, por lo tanto, han perdido el contrapeso sindical. El socialismo pasó a la historia y, en consecuencia, el gran crítico del sistema empresarial no existe. Hoy los empresarios tienen el control de los medios de comunicación, están en un país en el que no hay limitaciones ni transparencia en el financiamiento de la política, son un grupo muy poderoso. Diría que son el actor político más importante.



– ¿Son los que mueven al país?
-No, eso es una pretensión absurda. Hay una pretensión arrogante cuando alguien dice que el país son sólo los obreros, los políticos o los empresarios. Los empresarios no pueden prosperar en ningún país del mundo si es que no cuentan con un sistema político, con un Estado que los respalde. Cuando los empresarios, en este exceso, han llegado a creer que los países se pueden construir sólo en manos de la empresa privada, sin contar con el Estado, se produce el gobierno de las mafias.



– A propósito del decaimiento de los sindicatos, ¿cuál es el papel que hoy tiene la CUT, en un país en el que los grupos económicos son los que mandan?
-Si hago la comparación con la CUT en los años finales de Frei, desde 1960 hasta finales del ’73, el gremio más representativo socialmente, el más poderoso, era la CUT. La Confederación para la Producción y el Comercio (CPC) tenía un rol mucho menor. Hoy hemos pasado del predominio del sindicalismo y el obrerismo, que era lo que representaba la CUT, al poderío abrumador de la CPC y a una creencia de que los empresarios son una categoría moral y que, por lo mismo, serían la esencia del país.



– ¿Son considerados como todopoderosos?
-No tanto, porque en Chile aún existen los contrapesos, aunque hay sectores donde su poder es abrumador, como por ejemplo en los medios de comunicación. Pero, afortunadamente, los contrapesos existen. Hay un poder Ejecutivo que funciona, un Parlamento que tiene pocas atribuciones, pero que aún así es capaz de legislar, de manera que hay forma de controlar a los grandes grupos.



– ¿Cuáles son los riesgos de tener una prensa controlada por los grupos económicos?
-Creo que la prensa debe ser independiente de todo factor ajeno a ella. Debe criticar a todos los sectores, incluidos los empresarios. En Chile, la empresa privada no es criticada, es ensalzada, porque la prensa tienen miedo que le quiten el avisaje o porque, simplemente, creen que la empresa privada merece sólo elegios y no recriminaciones, como dijo hace poco un presidente de la CPC.



-Acá cada empresa es considerada como el equipo soñado y la prensa no la critica, aun sabiendo que hay empresas que fallan, que comenten errores, que tienen malos manejos. La prensa no es independiente, está supeditada a los grupos económicos y, por lo mismo, los empresarios actuales siguen con la concepción romántica del empresario emprendedor, innovador, con la visión del héroe económico del capitalismo.



– ¿Los empresarios chilenos son en realidad emprendedores?
-No cabe duda de que han cumplido un rol importante, pero hoy existen muchos que se declaran empresarios y no son más que ejecutivos de empresas extranjeras.



-La gran innovación ya no la hace el individuo, el empresario como tal, sino que es producto del departamento de investigación y desarrollo, vale decir, de las burocracias que existen al interior de las grandes empresas. Es ahí donde se generan los nuevos productos, las nuevas marcas. El mundo empresarial es muy distinto.



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