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Operación DC arrincona al PPD en lucha por mando de la salud en la capital

Democracia Cristiana elaboró concurso a la medida del candidato del ministro Pedro García, lo que aumenta las posibilidades de que el nuevo seremi de Salud sea de su partido. Uno de los cargos más apetecidos de la reforma, que tendrá un protagonismo comparable al del alcalde de Santiago, estaría virtualmente resuelto.


Hoy es el plazo fatal para postular al cargo de secretario regional ministerial (seremi) de Salud. Aunque en la Intendencia Metropolitana sostienen que más de 40 candidatos han enviado sus antecedentes al concurso, el sucesor del ahora jubilado Mario Salcedo ya estaría resuelto.



Según fuentes, tanto de la Democracia Cristiana (DC) como del Partido de la Democracia (PPD), la razón de esta adjudicación anticipada del cargo estaría en una maniobra de los falangistas para quedarse con un puesto que consideran intransable, dado el nuevo contexto de poder que impondrá la recientemente aprobada Ley de Autoridad Sanitaria.



El éxito de esta operación, que puede dividirse en tres partes, ya fue asumido por el partido progresista que, en una reunión sostenida el 29 de abril, optó por no presentar un candidato oficialmente, lo que deja en libertad de acción a quienes quieran postularse a título personal.



La disputa por el cargo de seremi de salud se origina en los efectos que traerá el proyecto de Autoridad Sanitaria, considerado por muchos la médula de la reforma a la salud, que convertirá un puesto anónimo, técnico y de escaso poder, en una plataforma política y mediática pocas veces vista en la región.



Esto, ya que desde el primero de enero del próximo año el nuevo seremi asumirá la labor fiscalizadora que actualmente desarrollan los seis servicios de salud de la región y, además, absorberá al Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente (Sesma), que dejará de existir.



En síntesis, un cargo demasiado apetecible.



El primer paso para quedarse con el puesto de súper fiscalizador lo dio el propio ministro del ramo, Pedro García (DC). El jueves 15 de abril el Secretario de Estado se reunió con el entonces seremi en funciones y le pidió su renuncia. Salcedo la hizo oficial al día siguiente.



El miércoles 21 de abril, El Mostrador.cl publicó un
reportaje sobre la pugna entre la DC y el PPD por el cupo. Allí se planteaba que mientras los primeros argumentaban que el nuevo seremi debía ser demócrata cristiano, al igual que Salcedo, los segundos sostenían que el cargo correspondería a un pepedé, ya que el Sesma se incorporaba a otra repartición y a ellos históricamente les había correspondido el mando de ese servicio.



Ese mismo día El Mercurio publicó otra nota sobre el tema. "El ex director del Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente (Sesma) y actual jefe de la división del ambiente del ministerio de Salud, Mauricio Ilabaca, fue nombrado secretario regional ministerial de Salud, cargo que asumirá el 1 de mayo próximo", decía el breve.



El artículo, que tenía la redacción de un comunicado oficial, habría provenido del ministerio y en éste se daba por definida la designación de Mauricio Ilabaca, el candidato de García y la DC. Esto, pese a que el cargo debe ser nombrado por el Presidente, quien reglamentariamente debe elegirlo de una terna preparada por el intendente y atendiendo a las observaciones del ministro del ramo. Era el segundo paso.



Fuentes de la Intendencia Metropolitana informaron que en la repartición no cayó bien esta política de hechos consumados, por lo que se decidió llamar a concurso público para elegir la terna. "Se invita a los mejores profesionales con vocación de servicio público a participar en el proceso de selección de antecedentes para promover el cargo", decía el inserto publicado en la prensa, el sábado 24 de abril.



La publicación precisaba que los postulantes debían "ser médicos cirujanos chilenos y tener competencia, conocimientos y habilidades certificadas en el ámbito de la salud pública y privada ambiental, con experiencia mínima de 5 años en estas áreas".



En otras palabras, los candidatos a futuro seremi debían tener cinco años de experiencia en salud pública y otros cinco en salud ambiental, lo que calzaba perfectamente con el perfil de Ilabaca, pero dejaba virtualmente fuera de competencia a, por lo menos, la mayoría de sus eventuales contrincantes.



El tercer paso estaba dado.



El factor Infante



Al subsecretario de Salud Antonio Infante (PPD) no le cayó bien la postulación de Mauricio Ilabaca al cargo de seremi. Fuentes del Partido Por la Democracia sostienen que el principal motivo de ello es que éste ya había ofrecido el puesto a su protegida, la actual directora del Sesma, Soledad Ubilla.



En la colectividad se plantea que esta promesa habría sido realizada mientras Ubilla participaba en la elaboración de los reglamentos necesarios para la implementación del proyecto de Autoridad Sanitaria, en la Región Metropolitana, como una retribución por su buen desempeño. Los motivos de Infante para apoyarla también tendrían que ver con los perfiles más técnicos que políticos de ambos, se afirma.



A las aspiraciones de Ubilla e Infante, de quitar el cargo a Ilabaca, se oponían, sin embargo, dos hechos. El primero es que aunque la directora del Sesma es subordinada directa del subsecretario de Salud -y una vez que se implemente la reforma, el seremi estará sujeto al subsecretario de Salud Pública-, la designación del cargo depende del Presidente, del ministro y del intendente, pero no de él.



A esto se suma que Ilabaca contaba -y sigue contando- con un amplio apoyo, tanto del ministro como de los distintos sectores de la DC, según reconocen diversas personalidades de esa colectividad, por lo que Infante requería del respaldo del PPD para llevar adelante su propósito.



Sin embargo, la decisión de no postular un candidato oficial del partido, tomada en la reunión de la comisión de salud del PPD del 29 de abril, fue en sentido contrario. Ello dejó la eventual postulación de Soledad Ubilla como una determinación personal y sin respaldo político.



Esta decisión dejó entrever, además, el débil apoyo de Infante en la colectividad progresista.



La Soledad de Ubilla



Hasta el viernes la actual directora del Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente no había enviado su currículo a la Intendencia. Próximos a Soledad Ubilla admitieron que aunque "le encantaría ser la autoridad sanitaria de la región", le incomodaba la exigencia de cinco años de experiencia comprobada, tanto en salud pública como en salud ambiental, ya que lleva menos de dos años en el Sesma, por lo que no cuenta con el segundo requisito.



A esto se suma que ella no posee un respaldo total del personal del Servicio. De hecho, cuando los funcionarios se enteraron de que el cargo de seremi de salud estaba vacante -y que Ilabaca, antiguo director, se postulaba- de inmediato comenzaron a circular correos electrónicos en apoyo al DC.



Al enterarse de esto, Ubilla llamó a una reunión con los trabajadores, para instarlos a que no intervinieran en este proceso político, dando respaldo a uno u otro candidato.



Según una facción de los trabajadores, el descontento con la actual dirección no se limita al apoyo a Ilabaca. Explicaron que algunos funcionarios se inclinaron por un cambio en la jefatura del servicio, luego de conocer el caso de la no vidente Nelly Granados, a quien se le cursó un sumario administrativo por no marcar tarjeta en el horario de salida el 2003, tras lo cual fue despedida.



Luego de esta situación, la afectada envió una carta al Presidente Ricardo Lagos, asegurando haber recibido malos tratos de la directora. A esto se sumó que el Fondo Nacional de la Discapacidad (Fonadis) intervino en el tema, pidiendo explicaciones.



En la contraparte, los partidarios de Ubilla destacaron la capacidad técnica de la directora, su participación en la elaboración de los reglamentos de Autoridad Sanitaria y su desempeño como asesora del presidente Lagos en la reforma a la salud, cuando trabajaba en la Secretaría General de la Presidencia.



Respecto del tema de la funcionaria ciega despedida, sostuvieron que ésta no habría cumplido con sus funciones, aprovechándose de su condición. Acerca de los malos tratos, aseguraron que sería Granados quien se expresaba y comportaba en términos inapropiados, lo que estaría consignado en la respuesta que la directora del Sesma envió al Fonadis.



Acerca de Ilabaca, criticaron su gestión en el departamento de salud ambiental del Minsal, la que es calificada de "neoliberal" por una parte del PPD, que lo responsabiliza de la regulación actual sobre alimentos transgénicos, que consideran deficiente.



Los detractores de Ubilla, por su parte, insisten en que ella sólo llegó para enterrar el Sesma.



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