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Cumbre de Guadalajara: Sombras nada más

Lo que emerge con más claridad en esta última cita de presidentes es la creciente influencia que ejerce los EEUU sobre las políticas exteriores de una mayoría de países del hemisferio, con México liderando esta neo-subordinación. Como que la agenda estuviera ya establecida y los grados de autonomía de los países disminuyera a un punto cero.


Otra cumbre más bajo esa éjida, y con la palabra mágica de presidentes o jefes de Estado que cubre temas cada vez más alejados de la conciencia ciudadana. Esta ya venía precedida de disidencias y confusiones por declaraciones finales elaboradas de antemano que no satisfacían las diferentes posiciones.



Las Cumbres en las américas con sello iberoamericano o no, es claramente un invento de los EEUU para conseguir acuerdos para crear zonas de libre comercio que incluyan a la larga los 34 países de la región.



Lo que más se destaca es que no hay nada que destacar. Así fue el resultado de una ronda de contactos que hicimos con instituciones de los EEUU dedicadas al asunto de políticas de estado.

Lo que emerge con más claridad en esta última cita de presidentes es la creciente influencia que ejerce los EEUU sobre las políticas exteriores de una mayoría de países del hemisferio, con México liderando esta neo-subordinación. Como que la agenda estuviera ya establecida y los grados de autonomía de los países disminuyera a un punto cero.



Y Chile no lo hace mal. Como había sido expuesto en éstas mismas páginas, México y Chile consolidan su rol de dos pinzas – una en el norte y otra en el sur- actuando como poder subrogante de los EEUU. México cada vez más es el garante del control y la estabilidad de la zona de centro América y la parte norte de América del sur. Se conoce bien la intención original de los EEUU de que México actúe como mediador en la crisis venezolana. Chile por su parte continúa siendo el portador de la bandera del "modelo país", que hace las cosas bien a pesar del informe de Amnesty International por sus insuficiencias en el tema de DDHH. La región no tiene ejemplos bullantes y Chile cumple con el dicho "de lo más malo lo menos malo".



Las cumbres son ejercicios de gobernabilidad regional que empiezan a mostrar fatiga con su probable impacto mediático en la población. Los frutos los obtienen los que participan en ellas. Son exactamente lo que son: reuniones cupulares para resolver los problemas que existen entre las cúpulas. Los preparativos no vienen acompañados de un ejercicio previo de participación ciudadana; no hay debate parlamentario que los anticipe, y no logran contribuir a formar políticas de estado.



Una vez más se mostró a una región con profundas desigualdades, desintegrada y desunida a pesar de más de 150 años de una pátina de independencia. Estos 150 años muestran un ejemplo de intentos frustrados por integrarse, y por cierto cada vez con menos autonomía. Nombrar algún esfuerzo de integración que haya concluido y funcionado es imposible, incluyendo a la OEA.



¿Cual es esa agenda?



Esta Cumbre sí fue la más pobre de todas, y hay que decirlo. No hubo debate significativo, no se mostraron señales de discursos novedosos ni de propuestas reencausadoras del devenir de la región. Más bien funcionó como otra reunión de un club cupular de la más diversa heterogeneidad. "Profundamente latinoamericana" usando las palabras de la escritora Laura Restrepo. Uno se pregunta a estas alturas que es eso de "profundamente latinoamericano".



El diseño estratégico de la Casa Blanca para reconstruir el multilateralismo es estimular las relaciones bilaterales y concederle más poder a los acuerdos regionales entre países que no estén supeditados a los vetos y las innumerables jornadas que implica movilizar instancias multilaterales.
En la modernidad, la hiperfragmentación cumple un rol de base para la nueva integración. Como que los EEUU -con esta administración- aplicara el síndrome del 11 de septiembre de 2001 y el derrumbe de las torres gemelas, con el multilateralismo: Se parte de la situación "0", para formular la nueva arquitectura de relaciones. El mejor diseño de estas relaciones, es el no diseño, donde los textos de ciencia política y sociología se parecen cada vez más a vetustos porta-aviones de la segunda guerra mundial.



No hay incertidumbre



Esta ha sido la cumbre más desprovista de una agenda política dominante que implantara en la región una voz de alerta por las irregularidades extremas a las que EEUU somete a las diferentes regiones por la aplicación de su doctrina de seguridad y el uso de la fuerza preventiva.



El factor Rodrigues Zapatero para alterar el curso ya dispuesto de la Cumbre, no pudo con la aplastante incondicionalidad de una mayoría de países, por concederle a los EEUU esa inmensa cuota de poder para influir en este tipo de cumbres. Su participación – la primera- se veía como un personaje traído de otra galaxia, por el solo hecho de mantener su posición de retirar las tropas españolas de Irak. El tema de Irak es transversal para los europeos como Zapatero, no para los líderes de la región. Es inoficioso preguntarse el por qué.



En Iberoamérica, como que Irak y sus implicancias no existieran. En esta región las anormalidades sólo están en Cuba y en Venezuela. En Irak existe una aberración jurídica internacional desde hace más de un año, y una región, América Latina y el Caribe, no actúan como cuerpo colegiado para condenarla.



La cumbre se desarrolló en los momentos de mayor desarticulación del sistema multilateral. Como bien decía Donald Rumsfeld en su ansiedad por invadir Irak, antes de la guerra . " El multilateralismo solo sirve en clave de guerra fría".



Por el sólo hecho de la presión estadounidense para que el tema Irak no debería estar en la Cumbre, Irak efectivamente estuvo más que presente. Los EEUU al intentar deprimirlo a toda costa a través de sus aliados principales como Fox de México, y Uribe de Colombia más el grupo de países centroamericanos que mantienen tropas en la ocupación, la ocupación y las aberraciones de todo orden -by deafault, o sea en ausencia de- circularon por la venas de todos los dirigentes.



La vieja canción



Sobre cumbres no hay nada escrito y al mismo tiempo, nada nuevo emerge con los compromisos de siempre: asegurar estabilidad política con gobernabilidad democrática, mejorar la seguridad de la región, ahora en la lucha contra el terrorismo internacional, palabra que comienza ser el concepto obligado de cualquier acuerdo entre naciones. También está el empeño, eterno, viejo, ya añejo pero siempre vigente, de disminuir la brecha entre pobres y ricos, hacer el camino económico más sustentable, y la determinación estándar de asegurar disciplina fiscal más el pago de la deuda externa. Todo ensamblado en el esquema de articular zonas de libre comercio.



La región no necesita de Atochas o Torres Gemelas, para agilizar las agendas, basta con que la mitad de la población viva bordeando la línea de la pobreza.



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