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La declaración de Carlos Narea González


"Con relación a los hechos que se investigan, puedo manifestar que residí en la ciudad argentina de Buenos Aires desde el 11 de septiembre de 1959 hasta el mes de febrero de 1974. En Argentina desempeñé variadas actividades comerciales, entre las que se pueden mencionar la fabricación de letreros de acrílico, viviendas industriales y la exportación de carnaza, que corresponde a carne de calidad inferior, entre otras. En Buenos Aires, frecuentaba círculos sociales de compatriotas, en su mayoría opositores al gobierno de la Unidad Popular, entre los que me incluía.



El motivo de mi regreso a Chile estuvo relacionado con las dificultades comerciales de la empresa de carnaza en la que trabajaba, proveedora de la empresa chilena (…), que era de propiedad estatal y, con el cambio de régimen, pasó a ser administrada por un General que no prosiguió adquiriendo nuestros productos. Ante este inconveniente, decidí establecerme con mi familia, compuesta por mi esposa y tres hijos.



En nuestro país formé una sociedad con Hernán GUTIÉRREZ, el Coronel de Ejército en retiro Luis GILMOORE y Dusan YAKSIC, dedicada a la importación y exportación. Lamentablemente este negocio no funcionó, por lo que me asocié con Augusto PINOCHET HIRIART en una empresa dedicada a la reparación y arriendo de maquinaria agrícola en desuso, principalmente de procedencia rusa, que podía utilizar repuestos marca Ford. Esta empresa duró unos ochos meses, tras lo cual decidí irme a trabajar con (…), en una empresa que poseía la concesión para la construcción de hoteles de la cadena (…). Me mantuve en este puesto, desempeñando labores en la administración de dinero, por espacio de unos dos años. En esa fecha, nuestra empresa amplió sus negocios al rubro cambio de moneda extranjera. En esta última época, trabajaba en una oficina de (…), ubicada al interior de (…), en calle (…). En tales circunstancias conocí a una persona que se identificó como Carlos FREZ RAMOS, un cliente frecuente de nuestra empresa que acudía cada quince días aproximadamente a cambiar remesas de entre veinte mil y treinta mil dólares. En el transcurso del tiempo me enteré por comentarios por todos conocidos, que Carlos FREZ se desempeñaba como jefe del Servicio Secreto de Inteligencia de nuestro país. Establecimos cierto grado de amistad, sin que él me diera a conocer su ocupación, comentándole sobre mi anterior permanencia en Argentina. Cierto día, (…) me preguntó si estaba dispuesto a volver a trabajar en Buenos Aires con mi familia, en un puesto no altamente remunerado, pero económicamente conveniente. Contesté afirmativamente y me dio la tarea de escribir la historia política de los últimos veinte años de Argentina. Cumplí la tarea encomendada, escribiendo un ensayo de unas veinte páginas. Posteriormente, (…) me confidenció que mi escrito había sido bien considerado y me ofreció trabajo en Argentina, cumpliendo labores para el Servicio Secreto del Ejército. Me explicó que estas labores consistirían en trabajos de reunión de antecedentes y, lo más difícil, confeccionar un informe semanal sobre la situación interna argentina. Yo acepté y tuve mi primer contacto directo "Arturo RODRÍGUEZ", nombre operativo del segundo jefe del servicio secreto, reuniéndome con él en una oficina que arrendaban en el edificio en que se encuentra el restaurante (…) de Providencia. A esta reunión se agregó Carlos FREZ RAMOS, quien me da a conocer las condiciones de mi trabajo, por lo que recibiría mil cuatrocientos dólares mensuales. Luego de una larga conversación, quedaron en darme una posterior respuesta. Días después, Carlos FREZ me comunica que había sido aceptado y quedamos de acuerdo en una posterior de comunicación para definir las fechas de mi próximo viaje. Comencé a concurrir a un curso de preparación, de dos horas diarias, dos veces a la semana, en un departamento del barrio Seminario, recibiendo instrucción por parte de "Arturo" y "Carlos". Principalmente el curso estaba dirigido para conocer técnicas básicas de inteligencia de intercambio de información. Una vez finalizada la instrucción, fui enviado a reconocer el llamado teatro de operaciones, que en lenguaje de inteligencia define el lugar en que me correspondería trabajar. Regresé y di un informe con mis apreciaciones, respecto a que todo se encontraba igual y no había cambios sustanciales de lo que yo conocía.



De esta forma, unos treinta días después, se produce mi traslado a Buenos Aires con toda mi familia, gastos de pasaje y traslados de enseres, cancelados por el servicio, que comenzó a ser conocido como "La empresa". En Buenos Aires instalé una representación de (…), alquilando media oficina a un chileno de apellido (…), al interior de una galería en calle (…). Mi labor consistía en recolectar información de inteligencia relativa a la seguridad externa de nuestro país, para lo cual confeccionaba informes mensuales. Además, a esta actividad se agregó el tener que recibir un sobre con la información militar que posteriormente entregaba en Montevideo, en una cita previamente establecida con mis agentes de control y jefes directos "Arturo" y "Carlos". La información de inteligencia militar me la proporcionaba un (…), a quien conocía con el nombre operativo de (…). Me correspondió realizar la última etapa de captación de este elemento, cuyos detalles me reservo. En consideración a que en mis nuevas actividades, como correo de información militar secreta, arriesgaba una pena de diez años de cárcel, convinieron en subirme el sueldo a dos mil cuatrocientos dólares.



Durante el primer período de mi permanencia en Argentina, aproximadamente en 1968, tuve la ocasión de conocer a un ciudadano argentino, abogado penalista, de nombre Raúl DI CARLO, quien se desempeñaba como integrante del Comité Consultivo del Subsecretario del Servicio de Inteligencia de del Estado argentino, doctor Hugo ANZORREGY. En una oportunidad que le mencioné a "Carlos" antecedentes sobre este amigo del SIDE y recibí la orden de captarlo como informante de nuestra "empresa", lo que Raúl DI CARLO aceptó de inmediato. En una fecha posterior, viajamos a Montevideo y le presenté a Carlos FREZ. A partir de esa ocasión, comenzó a trabajar como informante de la "empresa", entendiéndose directamente conmigo. De igual forma, viajábamos juntos a Montevideo y nos reuníamos con "Carlos" por nuestros informes.



De acuerdo a lo que pude conocer de Raúl DI CARLO, mientras se desempeñó en el SIDE, tuvo como misión infiltrar el grupo de inteligencia que actuaba junto a Enrique ARANCIBIA CLAVEL, con quienes llegó a tener muy buenas relaciones. En este grupo participaban varios chilenos, entre ellos un empleado de (…). En opinión de Raúl DI CARLO, Enrique ARANCIBIA CLAVEL no es una persona capacitada para formar parte de algún grupo terrorista serio y se encuentra cumpliendo condena, pagando culpas de otros. Todo este grupo fue detenido en una investigación de la justicia argentina, acusados de espionaje.



Respecto al atentado que le costó la vida al General Carlos PRATS GONZÁLEZ y su esposa, Raúl DI CARLO no se pronuncia, desconociendo si ignora antecedentes u oculta información. De igual forma, no recuerdo haber escuchado comentarios sobre la situación de otros chilenos detenidos o desaparecidos en Argentina.



Durante mi permanencia en Buenos Aires, Raúl DI CARLO se transformó en el mejor informante que pude captar. Respecto a "(…)", puedo agregar que en algún momento me percaté que estaba proporcionando información que, en lenguaje de inteligencia, se denomina "pescado podrido". Este hecho consiste en proporcionar antecedentes verdaderos de menor importancia mezclado otros datos falsos de mayor magnitud, lo que provoca se llegué a conclusiones erróneas. Por este motivo, informé de esta situación a mis superiores, quienes realizaron una investigación sumaria y determinaron "cortar" a "(…)", con quien nunca más volví a tener contacto.



En la época en que yo comencé a trabajar para la "empresa" en Buenos Aires, no existía ningún enlace oficial entre el SIDE y nuestros servicios de inteligencia.



Con posterioridad, en 1986 aproximadamente, me correspondió realizar labores de infiltración en la "Casa Chile" que correspondía a un lugar de encuentro de opositores al gobierno militar, en el que confluían militantes de los partidos Socialista, Comunista, M.A.P.U., M. I. R. y Democracia Cristiana. En esta función, llegué a ser elegido presidente del Comité pro Retorno, en representación del Partido Radical.



En este trabajo de inteligencia trabajé veinte años, siendo evaluado positivamente cada dos años. Durante el transcurso del año 2002 me fue rebajado el sueldo a seiscientos dólares, siendo posteriormente rebajado nuevamente a trescientos dólares, recibiendo la orden de buscar trabajo, ya que con este dinero no podía subsistir. Dada mi edad era muy difícil encontrar ocupación remunerada, hasta que finalmente me dijeron que no seguía trabajando para la "empresa", debido a una supuesta falta de presupuesto, que obligaba a suprimir la empresa, en consideración a que el Presidente de la República deseaba terminar con estas actividades. Por lo anterior, mi situación económica pasó a ser deplorable, viéndome obligado a vender mis muebles y enseres para poder vivir, regresando a Chile el 11 de enero de 2004. Todos mis movimientos migratorios fueron con mi nombre verdadero.



Durante mi trabajo en la "empresa", me fue asignada la "chapa" de "José Antonio", siendo conocido con el apodo de "Abuelo". Nunca recibí ni utilicé documentación con algún nombre operativo. Las órdenes de trabajo las recibía en mis viajes mensuales a Montevideo, en donde las instrucciones se impartían verbalmente. En esas ocasiones, también me entregaban la remuneración, al igual que Raúl DI CARLO. Recuerdo que generalmente viajábamos en un automóvil marca Ford, modelo Galaxy, de propiedad del SIDE, que él conducía.



En el transcurso de mi pertenencia a la "empresa", nunca me relacioné con otros integrantes de los servicios secretos nacionales, ya que se me negaba que hubiese otros funcionarios de la "empresa" trabajando en Argentina, hecho que no corresponde a la realidad, ya que por los informes que me correspondía leer me daba cuenta que se hacía referencia a datos que yo no había proporcionado.



Como mencioné anteriormente, personalmente no utilicé documentación falsa. No obstante, tenía un contacto con un proveedor de nombre (…), apodado "(…)", quien también era conocido por Raúl DI CARLO. De acuerdo a lo que sabía, se trataba de una persona de unos (…) años de edad, conocida por su especialidad de falsificar documentos y controlada por la Policía Federal. De acuerdo a lo que conozco, en la actualidad se encontraría residiendo en (…). Con él conseguí documentación falsa para Augusto PINOCHET HIRIART, quien llegó a Argentina en 1992, huyendo de la justicia chilena por la investigación de los denominados "Pinocheques", acompañado de un agente chileno de nombre operativo "Mariano", cuya identidad corresponde a Arturo SILVA VALDÉS, de acuerdo a la fotografía que pude reconocer con anterioridad. En esa ocasión, permaneció en Buenos Aires sólo treinta días, luego de lo cual lo acompañé a Iguazú. En este lugar, alojamos en el hotel "Jaracandá", para después abordar un taxi y cruzar la frontera hacia Foz de Iguazú, continuando su viaje a Río de Janeiro. Supe por (…) que el pasaporte había sido conseguido en el Consulado de Argentina en Sao Paulo, correspondiendo a un documento original en blanco, encargándose (…) de falsificar la escritura en el Registro Nacional de Personal, utilizando el nombre de una persona con existencia legal, pero con la fotografía e impresión dactilar de Augusto PINOCHET HIRIART. En Río de Janeiro dio por perdido su pasaporte y consiguió una copia en el consulado con visa para viajar a España, donde se habría reunido con "(…)".



De igual forma, conseguí un documento nacional de identidad argentino a nombre de una persona de apellido (…) para (…), a quien alojé en mi domicilio, también por problemas en Chile. Él llegó por orden de "Carlos". Con relación a la identidad de "Carlos FREZ RAMOS", debo señalar que lo reconocí en investigaciones anteriores como Maximiliano FERRER LIMA. Se desempeñó como mi jefe directo hasta su reemplazo en el año 1995 por el Coronel (…), de nombre operativo "(…)".



Entre las fotografías que me han sido exhibidas con anterioridad, he reconocido a Arturo SILVA VALDÉS, (…) y (…), como mis contactos durante el período comprendido entre 1991 a 1995. Ellos viajaban a Buenos Aires y realizábamos algún contacto, generalmente en algún café de la ciudad.



A fines del año 2001, mi jefe directo era un funcionario de Ejército conocido con el nombre operativo de "(…)". Con posterioridad le siguieron otros tres jefes, a quienes no conocí ni tuve mayor relación, hasta el término de mi trabajo.

A la pregunta que se me formula, debo señalar que durante mi desempeño en la "empresa" no conocí antecedentes respecto a la denominada "Operación Cóndor".



Durante mi estadía en Argentina no conocí ni mantuve contacto con integrantes de los grupos de extrema derechas "Tripe A" o "Milicia". Asimismo, no conocí a ninguna de las personas que aparecen mencionadas en el informe policial N° 1.077, de fecha 2 de abril del año en curso, del Departamento V "Asuntos Internos", del que se me dio lectura, salvo a Germán VOGEL BLAYA, a quien conocí en actividades sociales en Buenos Aires, desconociendo si formaba parte del grupo cercano a Enrique ARANCIBIA CLAVEL. Según lo que conocí, Germán VOGEL trabajó como secretario del Agregado Naval en la embajada de nuestro país, en el año 1959. De igual forma, conocí al rector de la universidad de Buenos Aires, el Dr. Alberto OTTALAGANO, actualmente fallecido, con quien nos reuníamos a conversar diferentes temas de política internacional.



En la actualidad no realizo ningún tipo de labor remunerada y solamente recibo, a través de amigos en común, una ayuda de doscientos mil pesos provenientes del Ejército. Es todo cuanto puedo manifestar al respecto".

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