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Electorado sin identificación pasa a ser la primera fuerza política del país

No se pueden asimilar con los conocidos »independientes», porque tampoco se autodefinen así. Son un electorado que no se siente identificado con ningún sector, de actitud »moderada» y al cual resulta difícil seguirle la pista en materia electoral. Ellos, tal vez más que los no inscritos, aparecen hoy como el objetivo de los partidos políticos, porque podrían dar vuelta una elección.


Aunque la actitud de los partidos políticos frente a las encuestas es no darles crédito cuando los desfavorecen y encontrar los argumentos para valorizarlas cuando éstas los benefician, esta vez resultó que los principales ‘actores’ del sondeo realizado por el Centro de Estudios Públicos (CEP) fueron aquellos que no se sienten representados por ninguna colectividad en particular, pasando a ser la primera fuerza política del país.



Mientras aumenta el apoyo a la gestión del Presidente Ricardo Lagos (57 por ciento) -alcanzando al mejor momento de la administración Aylwin, que llegó al 58 por ciento de aprobación- y continúa la baja en las preferencias a favor del candidato presidencial de la derecha, Joaquín Lavín -quien incluso disminuyó seis puntos en la valoración positiva-, el número de electores sin identificación política comienza a convertirse en un verdadero problema, porque sigue siendo un misterio quién tendrá la capacidad para atraerlos.



Lo que sí está claro es que el que lo logre podría ganar las futuras elecciones. Tema no menor cuando se considera que la mayoría de los cientistas políticos auguran que las presidenciales serán muy ajustadas. Por otra parte, en las parlamentarias podría suceder que -debido al efecto del sistema binominal- este importante grupo diera vuelta una elección. Similar escenario se podría dar en las municipales del 31 de octubre, proceso en que todos los partidos esperan aumentar el número de alcaldes y concejales.



Que no se mal entienda: no se trata de lo que ya conocemos como independientes, sino simplemente de aquellos que no se sienten identificados por ninguna colectividad, y que hoy son mayoría tanto a nivel de conglomerados como de sectores políticos, sin identificarse con ninguno de ellos. De hecho, mientras el 32 por ciento se identifica con la Concertación y el 21 por ciento con la Alianza por Chile, el 36 por ciento no simpatiza con ninguna.



Por otra parte, cuando un 22 por ciento se identifica con la derecha; el 12 por ciento con el centro político; el 23 por ciento con la izquierda; y, el 3 por ciento se autodefine como independiente, el 35 por ciento no se identifica con ningún sector.



Según la investigadora del Centro de Estudios Públicos, Carmen Le Foulon, este grupo que no se identifica con ningún partido político va a "ser fundamental" en las próximas elecciones y una de sus características es tener una tendencia "moderada". Por lo mismo es difícil prever cómo se comportará en un escenario electoral muy ajustado. Sobre todo si se toma en cuenta que quienes no se identifican con ninguna fuerza política no necesariamente son no inscritos.



Tanto así, que el sufragio voluntario es opción de una amplia mayoría (72 por ciento) cruzada por todas las edades, de 18 a 55 años y más; y por todas las tendencias, incluidos quienes no se identifican con ninguna posición política.



Qué piensan los no identificados



La particularidad de este segmento, según el CEP, es su "moderación". Pero sobre la base de los resultados del estudio de opinión, bien se podría decir que también lo es su libertad a la hora de optar. Su opción respecto a los temas contingentes es diversa, aunque generalmente están con las mayorías o las supera cuando se estratifican las respuestas, aunque surgen algunas excepciones, como en el caso de la inscripción automática. Esto, porque si bien una leve mayoría de los consultados opta por un sistema automático (50 por ciento contra un 48 que se inclina porque continúe como hasta hoy), quienes no se identifican con ningún sector se inclinan mayoritariamente (53 por ciento) por el mecanismo actual.



En tanto, al ser consultados si prefieren el voto voluntario u obligatorio, una amplia mayoría (76 por ciento) opta por lo primero, superando el resultado total sin estratificar que alcanza el 72 por ciento.



En materia de salud pública y, específicamente, respecto de la distribución de la píldora de emergencia, más conocida como "píldora del día después", mientras el 65 por ciento de los consultados opta por su distribución en todo el país -contra un 29 por ciento que opina lo contrario-, los ‘no identificados’ coinciden con la mayoría.



Al ser consultados por la forma como ha actuado el gobierno respecto de la demanda marítima de Bolivia, el 61 por ciento cree que lo ha hecho con "habilidad y firmeza", mientras que en el total, sin estratificar esta respuesta, también es mayoritaria (67 por ciento) dicha opción, frente a quienes creen lo contrario (22 por ciento).



Respecto al impasse con Argentina por el conflicto del gas, mientras la mayoría sin estratificar (45 por ciento) estima que la autoridad ha actuado "sin habilidad ni firmeza", y sólo un 41 por ciento cree lo contrario, el grupo de los ‘no identificados’ cree mayoritariamente (42 por ciento) que el gobierno mostró "habilidad y firmeza".



Sobre reformas constitucionales, entre las que se cuentan devolverle al Presidente la facultad de cambiar a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y de Orden, terminar con los senadores designados y establecer que las elecciones presidenciales y parlamentarias siempre se realicen el mismo día, un 59 por ciento de los no identificados está de acuerdo con que todas ellas se efectúen. Sin embargo, esta mayoría estratificada es menor que el total, que llega a 68 por ciento.



En cuanto al Servicio Militar Obligatorio, una mayoría de un 64 por ciento de los no identificados optan por uno voluntario, mientras que la mayoría sin estratificar, a favor del Servicio Militar Voluntario, asciende a un 66 por ciento.



Esta línea indica que será difícil para los partidos políticos definir qué es lo que este sector -cada día más numeroso de chilenos que no se identifican con ningún color político- espera de un candidato para optar por él a la hora de sufragar. En este contexto, el conflicto es aún peor para la Concertación, que no ha logrado -según lo revela la propia encuesta CEP- atraer para sí el amplio respaldo ciudadano del que goza el Presidente Lagos, quien alcanzó, según este último sondeo, un apoyo de 57 por ciento a su gestión. Así aumentó diez puntos desde la última encuesta CEP, realizada en diciembre pasado.



Lavín a la baja



Distinto es lo que le ocurre al candidato presidencial de la derecha, Joaquín Lavín. A pesar de mantener la supremacía entre los eventuales postulantes a La Moneda, ha bajado paulatinamente en la preferencia de los potenciales electores.



Según el estudio de opinión dado a conocer ayer por el CEP, a la pregunta "¿Quién le gustaría a Ud. que fuera la o el próximo Presidente de Chile?", un 31 por ciento asegura que Lavín, mientras que sólo 23 por ciento opta por la ministra de Defensa Michelle Bachelet y sólo diez por ciento se inclina por su par de Relaciones Exteriores, Soledad Alvear.



No obstante, mientras Bachelet va en permanente ascenso -de cinco por ciento en diciembre de 2002, subió a nueve en julio de 2003; de allí a 14 por ciento en diciembre del 2003 y, por ultimo, mostró un drástico ascenso a 23 por ciento en esta última encuesta-, Lavín en cambio va en sentido contrario, ya que de 40 por ciento en diciembre de 2002, bajó a 36 por ciento en julio y diciembre de 2003, hasta llegar al 31 por ciento en este último sondeo.



El escenario empeora frente a la consulta "independiente de lo que Ud. prefiere, ¿Quién cree Ud. que será la o el próximo Presidente de Chile?", ya que en este contexto la baja del candidato de la derecha es más notoria. Aún cuando sigue estando en primer lugar, con 38 por ciento, el sondeo revela que ha disminuido 18 puntos desde diciembre de 2002, cuando a esta pregunta 56 por ciento señaló que Lavín sería el próximo jefe de Estado.



En similar periodo la ministra Bachelet aumentó de dos por ciento, en diciembre de 2002, a 22 por ciento en el último estudio.



Así las cosas, mientras más se acerca diciembre de 2005, cuando deberán realizarse las elecciones presidenciales, más se estrecha la ventaja que hasta hace unos meses ostentaba el actual alcalde de Santiago, lo que hace presumir que no le será nada fácil cumplir su objetivo presidencial. Según algunos analistas, esto se debería al hecho de que el alcalde nunca dejó de ser el candidato presidencial, lo que se traduciría en un inevitable proceso de desgaste.


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