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Al rojo debate por venta libre de medicamentos en supermercados

Los que están a favor dicen que no hay razones para que medie un dependiente en la venta de un inocuo Mentholatum. Y que es casi nulo el nivel de consejería de un químico farmacéutico en la comercialización de medicamentos de venta directa. Sus oponentes advierten de los peligros de la automedicación: un paracetamol puede ser mortal para alguien con insuficiencia hepática.


Tapsín, vaselina líquida, Mentholatum, miel de bórax, té de Alejandría, ginseng rojo coreano, aspirina de Bayer, dipirona, ranitidina, ibuprofeno o Cefalmín son, por nombrar sólo algunas, de las cerca de 2.400 marcas que existen en Chile bajo el rótulo de venta directa (llamados Over The Counter -OTC- en el extranjero). Un paquete hacia el que la Asociación Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Chilenos A.G. (Asilfa) y la recién creada Cámara de Medicamentos de Venta Directa (Cameved) vuelven a apuntar, pretendiendo nuevamente que estos productos puedan ser vendidos en las góndolas de supermercados y en las tiendas por conveniencia, a libre disposición de los consumidores.



Actualmente en Chile el mercado de los OTC oscila sólo entre el 11% y el 15%, mientras que en los países desarrollados estos medicamentos ya representan entre el 25% y el 35% de la facturación de la industria farmacéutica. Sin ir más lejos, en Argentina, los OTC son un negocio que ya abarca el 21,8% del mercado.



Si bien hubo un dictamen de la Corte de Apelaciones de Santiago, en 2002, que le prohibió a la cadena D&S la venta de este tipo de medicamentos en góndolas al interior de las farmacias, Asilfa sigue interesada en ampliar el poder de compra de los chilenos, aunque específicamente sobre aquellos medicamentos que a su juicio son absolutamente inocuos, o que en jerga popular se pueden encontrar dentro de un básico botiquín.



Con esta medida, las cadenas de farmacias que hoy concentran el 92 por ciento de la participación de mercado -Cruz Verde, Ahumada, Salcobrand y Farmalíder-, verían complicado el hasta ahora cómodo manejo de la venta de medicamentos, ya que cuando se trata de los principios activos más solicitados por los consumidores, estas compañías siempre tienen una marca propia que sacar bajo la manga. Situación que ya no se mantendría en esas condiciones, de crearse un nuevo canal de distribución (supermercados y estaciones de servicio).



Desigual destribución



Para Asilfa, además, la principal razón que justifica el libre acceso a los medicamentos OTC, en supermercados y estaciones de servicio, es la indesmentible concentración del mercado de farmacias, comprobado a través de un estudio de la consultora Geo Adimark, donde se revela que de las más de mil farmacias que hay en Chile, el 63 por ciento está en la Región Metropolitana, área que tiene menos del 40 por ciento de la población del país.



Sin embargo, en los extremos, las regiones Undécima y Tercera no alcanzan a tener ni siquiera el 1 por ciento. La concentración en Santiago se daría especialmente en las comunas del sector oriente.
Asilfa cree que las anteriores conclusiones tienen varias implicancias negativas: Una, que los sectores más populares, prácticamente, no tienen acceso a la farmacia (y sí a los supermercados) y, además, serían los mismos sectores que tienen problemas para acceder a los sistemas de salud.



María Angélica Sánchez, vicepresidenta ejecutiva de Asilfa, considera que una ayuda para solucionar en parte la actual congestión que se da en los consultorios de atención primaria, sería educar con mayor ahínco en la automedicación responsable, evitando así la consulta sin necesidad.



»Establecer la venta directa, con real libertad de accesibilidad, beneficiará a la población y ayudará a mejorar la atención de los servicios de salud. Al mismo tiempo, si el gobierno, a través de la reforma de la salud, pretende garantizar el acceso de medicamentos a toda la población, obviamente, si hay concentración de farmacias, los precios los lideran las cadenas. Al abrirse el mercado a otras posibilidades, podría haber un efecto económico que redujera precios y beneficiara a los sectores de menos recursos», explicó Sánchez.



Jorge Véliz, director ejecutivo de la recién creada Cameved (que agrupa hasta el momento a seis laboratorios de origen internacional y uno local), agregó que »defendemos un principio. Creemos que los clientes deberían tener plena libertad para acceder a todos los medicamentos de venta directa. ¿Por qué tendría que hacerlo a través de un dependiente? Cuando uno compra un medicamento en la farmacia, en el 98 por ciento de los casos nunca está al medio el químico farmacéutico. Eso hay que sincerarlo. Sólo cuando es solicitado, el químico presta un servicio de consejería. Ahora, que el Colegio de Químicos Farmacéutico se oponga a que los medicamentos de venta directa pasen a supermercados, donde Chile es una de las pocas excepciones en el mundo en este materia, me parece entendible, porque protegen su fuente de trabajo, pero no tienen argumentos reales para oponerse».



»Hay una actitud paternalista de quienes se oponen a llevar los OTC fuera de la farmacia. Que se contradice con lo que ocurre actualmente, donde los consejos los da en el mesón alguien que no es un experto. Entonces, no tiene sentido seguir con este sistema. Al mismo tiempo, hoy los pacientes no tienen la libertad para acceder al medicamento que van a buscan, porque muchas veces los consumidores salen con otro producto. Claramente no estamos compitiendo en igualdad de condiciones con las cadenas de farmacias», afirmó taxativo López.



No a la automedicación



Héctor Rojas, presidente de la Asociación de Químicos Farmacéuticos Independientes de Chile (AFFI) -dueños de farmacias y profesionales del rubro que hoy controlan el restante 8 por ciento del mercado total de las farmacias-, es uno de los que se opone a la salida de los medicamentos de venta directa fuera del mesón.



A su juicio, los argumentos para ir en contra de una modificación al Código Sanitario -en específico, del reglamento 466 que específica dónde deben venderse los medicamentos en Chile- no tienen que ver con el miedo de ver disminuidas todavía más sus ventas, luego de la fuerte arremetida de las grandes cadenas, sino a "un principio básico que hay que respetar en salud: es mejor prevenir que curar. Con ese principio se ahorran muchos costos. En ese sentido, la libre venta de medicamentos podría potenciar la automedicación. Se descontrola su uso, lo que por otra parte iría en contra del reglamento de farmacias. Los farmacéuticos somos un filtro, ya que muchos medicamentos que parecieran inocuos, no lo son», explicó Rojas.



"Nosotros sabemos cómo es el mercado. No se trata sólo de proteger nuestra fuente de trabajo, sino de hacer un servicio adecuado. En nuestra asociación para ser miembro hay que cumplir con dos condiciones: ser dueño de farmacia y químico farmacéutico. Por eso como profesional del área creo que hay un riesgo importante en abrir estos medicamentos a una venta libre», agregó Rojas.



Iván Saavedra, presidente del Colegio Químico Farmacéutico de Chile A.G., representante de otro de los gremios que se oponen a la moción de Asilfa y Cameved, afirmó que el principal argumento para estar de la otra vereda es de orden sanitario, en cuanto a que hay »no hay que estimular la automedicación».



»Todos los medicamentos son tóxicos, desde el momento que alteran la fisiología del organismo y, en consecuencia, tienen beneficios pero presentan también reacciones adversas. Por eso no hay que engañarse con que se diga que son medicamentos de venta directa, inocuos. Por ejemplo, para una persona que sufre insuficiencia hepática, un paracetamol está contraindicado; para una persona que tenga úlcera, están contraindicados todo tipo de analgésicos como las aspirinas y el ibuprofeno. Por eso, el químico farmacéutico es garante de una dispensación informada para evitar daños a la población. Llevar estos medicamentos a los supermercados, es mezclar peras con manzanas", sentenció Saavedra.



Finalmente, el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Cadenas de Farmacias (Anacaf), Francisco Aracena, rechazó categóricamente la propuesta, porque "fomenta la automedicación y coloca en grave riesgo a la población por el uso indiscriminado de medicamentos sin la asesoría de profesionales idóneos. En Estados Unidos, donde se ha implementado esta política, los problemas vinculados al mal uso de medicamentos constituyen la segunda causa de hospitalizaciones. Además, los últimos estudios demuestran que los gastos asociados a esos problemas han aumentado de 76 mil millones de dólares a 177 mil millones de dólares. Es importante destacar que estos malos resultados registrados en EEUU, podrían ser aún más graves en nuestro país, debido a que aquí existe menor acceso a la salud y una población con una cultura de uso racional de medicamentos menor que la del país del norte".



»Si se liberaliza la venta de estos medicamentos, nosotros vamos a vender más. No es cierto que nos efecte el negocio. Lo que sí, nosotros creemos que hay que manejar este negocio con los estándares europeos, donde el mal uso de medicamentos es una situación que está controlada, no así en Estados Unidos», agregó Aracena.



Más allá de las razones que tienen ambos sectores, lo cierto es que será el Ministerio de Salud o el Instituto de Salud Pública (ISP) quien dé luces sobre los intentos de cambio al interior del suculento mercado de farmacias y medicamentos en Chile.

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