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«Mutabilidad»: el razonamiento que guió la decisión judicial

La batalla, dicen los juristas, recién comienza. De seguro la defensa de Pinochet hará todo lo posible, como lo hizo a principios de este siglo para evitar no sólo el procesamiento, sino también que sea prontuariado en el Registro Civil y pase sus dedos, como se conoce en la jerga delictual, por el piano.


Luego que la Corte Suprema decidió ayer desaforar a Pinochet en el marco de la Operación Cóndor, varias situaciones cambiarán en las esferas judiciales.



La primera de ellas es que el ministro de fuero Juan Guzmán Tapia, que había anunciado su retiro para septiembre, deberá posponerlo por algunos meses luego de completar las diligencias que manda la ley. Una de estas será, primero, interrogar al anciano ex militar y luego someterlo a proceso.



De hecho los querellantes evaluaban ayer presentar, a más tardar el lunes, la petición de procesamiento de Pinochet para acelerar las cosas.



Uno de los detalles más llamativos de la resolución de ayer del Pleno del máximo tribunal, fue que la confirmación del desafuero que había dictado la Corte de Apelaciones de Santiago, tenía sólo una línea. Luego, la interpretación de aquel ruidoso silencio simbólico-jurídico, fue uno de los misterios que rodeó lo que los ministros discutieron a puerta cerrada durante la mañana.



Uno de los magistrados que fue consultado por El Mostrador.cl comentó que hubo tres elementos que pesaron en la decisión de mayoría de los nueve ministros. El primero, la entrevista que dio Pinochet a un canal norteamericano; segundo, las cuentas del Riggs, aunque el más importante fue el concepto de "mutabilidad". Esta última concepción la aplicaron los magistrados sobre el aspecto central de este desafuero: las condiciones de salud de Pinochet.



El razonamiento no expresado de los ministros en su resolución es que tras la entrevista, como también la aparición de las cuentas de Pinochet y el interrogatorio al que le sometió el ministro Sergio Muñoz, el estado de salud mental del ex militar, quizás, no era tan grave como dijo su defensa en los alegatos.



De allí que el voto de mayoría ni siquiera le ordenó al ministro Juan Guzmán que le hiciera los exámenes médicos nuevamente. El tácito mandato jurídico fue: cumpla con la ley. Es decir, interróguelo, procéselo y ya se verá.



En todo caso, esta es una batalla que recién comienza. De seguro la defensa de Pinochet hará todo lo posible, como lo hizo a principios de este siglo para evitar no sólo el procesamiento, sino también para que sea prontuariado en el registro civil y pase sus dedos, como se conoce en la jerga delictual, por el piano.

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