Publicidad

«Es muy útil para la Concertación no tener mayoría parlamentaria»

Para este sociólogo DC, la demostración más clara de la inconveniencia del oficialismo de tener mayoría parlamentaria se dio entre el 2000 y 2002, cuando la Concertación tuvo el control de la Cámara y en el Senado »y dio absolutamente lo mismo porque no hubo ninguna voluntad política de parte del gobierno de Lagos de hacer cambios relevantes».


Convencido en que Chile no vive en una democracia imperfecta, sino que simplemente el país no tiene democracia, el sociólogo Felipe Portales, militante de la Democracia Cristiana por más de 30 años, asegura que los gobiernos de la Concertación no sólo no han hecho nada por cambiar el sistema económico social que dejó el régimen militar, sino que además el sistema les "acomoda".



En entrevista con El Mostrador.cl, Portales repasa cómo se ha instalado el "mito" de la democracia en Chile, tema que aborda en su último libro "Los mitos de la democracia chilena, desde la Conquista hasta 1925" (Editorial Catalonia).



A juicio de Felipe Portales, uno de los principales mitos en que se sustenta la democracia chilena -anterior a 1973- es que "nuestra formación escolar está basada en varios engaños, sobre todo engaños de omisión. Si nos remontamos a la formación de nuestra sociedad nacional y para eso inevitablemente hay que ir a la Conquista, donde si bien hubo una conquista planteada en el evangelio del amor y de la misericordia, se establece una sociedad tremendamente autoritaria, despótica, desigual, explotadora. La otra cara de la medalla es que estas características ayudaron a componer un país más ordenado, más eficaz, más homogéneo, más integrado, y lo que generalmente se ve es sólo ésta".



– ¿Cómo se sustenta esto a lo largo del tiempo?
– Creo que los chilenos tenemos una extraordinaria capacidad mitológica. En Chile esto se da en términos muy especiales, por ejemplo, en el siglo XIX lo que se llamó la República Democrática, desde la independencia hasta 1891, es una virtual monarquía absoluta donde el Presidente de la República tiene el poder omnímodo, desde designar a funcionarios públicos, el poder legislativo y judicial, hasta los obispos que tenían que contar con su venia para ser nombrados. Son los hechos, pero muy bien disfrazados con una convicción republicana, donde se establecían derechos, libertades y soberanía del pueblo.



"Hoy es impresionante nuestra capacidad de mitología. Creemos vivir en una democracia, cuando los requisitos mínimos de una sociedad democrática que son que la Constitución y las leyes sean hechas por las mayorías del pueblo no están presentes. Tenemos una Constitución que impuso la dictadura y no ha podido ser cambiada porque hay un sistema que no es democrático, a través del mecanismo electoral binominal. No tenemos un sistema democrático y no es que tengamos una democracia imperfecta o una democracia precaria o frágil, sino que simplemente, de acuerdo a la terminología convencional, no tenemos un sistema democrático todavía", añadió.



Sin embargo, agregó Portales, "nuestra mitología es tal que todo el sentido común nacional está embarcado en que estamos en una democracia y pensamos en a quién vamos a elegir de Presidente y que pasa con esto y qué pasa con esto otro. O sea, vivimos en un mundo muy esquizofrénico. Eso es una demostración de la fuerza de esta capacidad mitológica".



– ¿Si uno compara lo que pasaba a mediados del siglo XX, con el cohecho y el voto campesino que no eran votos "democráticos", con lo que pasa hoy donde los partidos políticos imponen a un candidato que será finalmente el electo gracias al sistema binominal, no se asemeja?
– Yo lo asemejaría en el sentido de que así como antes estaba la distorsión del campo y del cohecho, hoy, con el sistema binominal, la derecha -que es la que impone ese sistema- logra un efecto mucho más eficaz desde el punto de vista de distorsionar brutalmente la voluntad popular y sin la necesidad de hacer fraude en las mesas, ni cohecho, ni compra de votos, ni necesita la subordinación del campesino. Es un invento bastante genial, el sistema binominal es un fraude institucional de la voluntad popular.



"El sistema binominal es un fraude que está establecido por la forma en que se contabilizan los votos en relación a los representantes. El hecho de que la mayoría requiera doblar a la minoría para poder tener mayoría significa una restricción antidemocrática que no existe en ninguna parte del mundo", aseguró.



Las culpas de la Concertación



– Generalmente se critica a la derecha por no querer cambiar el sistema. ¿Después de 14 años de la Concertación no hay culpa de ellos?
– De todas maneras. Hay un abandono de principios de parte del liderazgo de la Concertación que es increíble. Es tan increíble que los lleva a que en la negociación de 1989 la Concertación le regala, algo nunca visto, la mayoría parlamentaria a la futura oposición de derecha (tras la negociación del oficialismo de las 54 reformas constitucionales de 1989, donde derogó los artículos 65 y 68 que permitían que en el presidente que fuera electo tuviera mayoría en el Senado. Como fue Aylwin el que ganó podría haber tenido esa mayoría, además de la Cámara de Diputados).



"Hasta el día de hoy no es tema de debate en la sociedad chilena este gran regalo que hizo la Concertación a la derecha, que obviamente se entiende porque el liderazgo de la Concertación había modificado sus criterios. Ya no buscaba cambiar sustantivamente el modelo económico social que impuso la dictadura, no buscaba cambiar tampoco el decreto de ley de la amnistía. Si hubiera tenido mayoría simple para hacer eso se habría visto en aprietos terribles porque no habría podido hacer lo que realmente quería, que era mantener básicamente lo que había dejado la dictadura en esas materias", acusó.



Agregó que "esto es muy maquiavélico, pero era muy útil para la Concertación no tener esa mayoría parlamentaria para así poder culpar de todo a esa mayoría que no tenía. Pero la demostración más evidente de esto la da el hecho de que fortuitamente el año 2000 la Concertación tuvo mayoría en el Senado por el desafuero de Pinochet y de Francisco Javier Errázuriz. Desde agosto de 2000 a marzo de 2002 la Concertación tuvo mayoría absoluta en la Cámara y mayoría absoluta en el Senado y dio absolutamente lo mismo porque no hubo ninguna voluntad política de parte del gobierno de Lagos de hacer cambios relevantes al modelo económico social. Hay muchas cosas que no hubiera podido hacer porque se requerían quórum altos, pero había otras cosas que sí habría podido hacer".



«Sociedad traumatizada»



– ¿Y cuál es la responsabilidad de la sociedad civil que ha permitido esto?
– La sociedad chilena ha sido tan golpeada y está tan traumatizada, primero por la dictadura que fue tan terrible, pero además tiene otro trauma que no quiere reconocer todavía porque es muy doloroso, que es el abandono de los principios y proyectos políticos del liderazgo de la Concertación. Es demasiado doloroso tener que reconocer que los propios líderes abandonaron todo lo que predicaron y se han asimilado al modelo neoliberal que planteó la dictadura. Casi no ha habido cambios a ese modelo y lo cultiva como propio y se ufana de los éxitos.



"Ha habido muchos éxitos sobre todo en lo macroeconómico y en la eliminación de la pobreza con las altas tasas de crecimiento de los 90, pero no ha habido ningún cambio social del modelo, que es un modelo súper individualista, súper concentrador del ingreso, que deja el poder económico concentrado en muy pocas partes. No lo ha hecho ni ha pretendido hacerlo, si uno lee a Foxley, Boeninger, Enrique Correa, Brunner, ellos hacen una evaluación tremendamente positiva del Chile de hoy en lo económico, social, cultural", añadió.



– ¿Pero para agruparse los civiles necesitan de la Concertación o podrían hacerlo desde abajo?
– En la medida que el liderazgo de la Concertación ha abandonado estos proyectos, es cada vez más remota la posibilidad de que sea la Concertación la que lidere un cambio efectivo. En el corto plazo soy pesimista. El modelo que dejó la dictadura lo consolidó la Concertación y tenemos para rato. O sea, desgraciadamente tenemos para rato porque no se ven alternativas claras de transformación.



– ¿Con un sistema económico estable, casi irrompible, es también un mito que da lo mismo quién gobierne?
– Hay un elemento institucional y es que el sistema binominal y todo eso hacen muy difíciles los cambios. Pero a eso hay que añadirle la falta de voluntad política que ha tenido la Concertación para hacer esos cambios, entonces claro se hace mucho más consolidado. No se ven alternativas a la Concertación. La izquierda está muy atomizada y con falta de proyecto. El Partido Comunista está muy anclado en el pasado, en sistemas socialistas tradicionales de Europa del Este, de Cuba, entonces no tiene la capacidad tampoco de plantear las alternativas. Los otros grupos de izquierda están muy disgregados. Por otro lado, el hecho que haya tan poca libertad de expresión es muy importante porque prácticamente no existe la libertad de expresión para grupos que desde una posición progresista critiquen a la Concertación. Son muy pocos los medios que abren tribuna para eso. Eso de alguna manera agudiza el problema.



Concentración de la prensa



– Siempre se culpa a la derecha de que concentre a los medios de comunicación, pero la Concertación también podría tener sus propios medios…
– Ahí también se ajusta lo que te decía. Hay un problema objetivo que es la concentración de los medios, básicamente el duopolio Copesa-El Mercurio, y se da una cosa casi inédita que es que la propia Concertación destruyó en la década de los 90 numerosos medios de comunicación que había desarrollado a fines de la dictadura. Y prácticamente por omisión en el gobierno y de los partidos de la Concertación y en algunos casos por acciones concretas, fueron eliminándose La Época, Fortín Mapocho, Apsi, Revista Hoy, Cauce, etc.



"Es insólito que una coalición política no tenga capacidad para por lo menos mantener los medios de comunicación que había desarrollado durante la dictadura. Se le echa la culpa al mercado, pero es muy fácil, muy torpe. En el fondo, la razón está en que la Concertación abandona su proyecto de cambio, no necesita medios de comunicación porque se ha sentido tranquila con El Mercurio y La Tercera. Si no, obviamente habrían generado alternativas. Incluso han llevado un juicio internacional contra el Clarín, la única posibilidad de tener un diario de centro-izquierda en Chile ¿Quién? El gobierno de la Concertación", agregó.



– ¿Cómo ve la judicialización de la política, donde tanto los temas de contingencia política como los valóricos los resuelven los tribunales?
– Hay temas que se entrecruzan porque ciertamente, en una sociedad conciente de los derechos fundamentales, el Poder Judicial puede ser la vía idónea para resolver problemas cuando en la sociedad se estima que pueden ser atentados los derechos fundamentales y eso da una mayor protección social. Desde ese punto de vista, no debería llamar la atención. Pero tampoco hay que ponerse una venda en los ojos y hay que tener en cuenta que el Poder Judicial, a pesar de que ha habido cambios, tiene un lastre muy grande de la dictadura. Tampoco podemos pedirle demasiado a un Poder Judicial que tiene ese lastre, cuando tenemos un gobierno con tan poco compromiso con la justicia.



SIGUE…



Un legado »monárquico» que aún sigue pesando

Publicidad

Tendencias