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Insólito: piden ocultar detalles sobre ola de suicidios en San Felipe

Mientras la prensa local habla de un «aumento escalofriante de las cifras» de suicidios, las autoridades aseguran que no se han disparado, por lo que pedirán a los medios que «omitan» algunas informaciones. Entre ellas, las motivaciones del suicida y el método utilizado para quitarse la vida.


El 30 de septiembre Nibaldo Jara (30) decidió suicidarse en la casa de su prometida. Tomó una sábana, la ató a su cuello y se ahorcó. Lo mismo hizo el miércoles pasado María Ahumada (21) , con la diferencia de que ella optó por un cable coaxial. Con estas dos nuevas drásticas determinaciones los alarmantes casos de suicidio en San Felipe y sus inmediaciones suman 21 en lo que va de 2004.



Uno de los principales medios locales, el diario "El Trabajo" de San Felipe , no ha dudado en señalar que se está ante una "ola de suicidios", que afecta en su mayoría a los jóvenes, y que cada uno de ellos "aumenta de manera escalofriante las estadísticas de muerte por esta causa en el último mes".


Números y tasas de suicidios registrados por el el Servicio de Salud Aconcagua

Sin embargo, Christian Ramonda, psicólogo de la Unidad de Salud Mental (USM) del Servicio de Salud Aconcagua, asegura que esto no es así y que la impresión de la población de estar ante un aumento de las autoeliminaciones obedece a que "se ha puesto el tema mayormente en la prensa", pero que en ningún caso hay un aumento en la tasa de suicidios, la que incluso este año podría ser menor a la de años anteriores.



Desde 1991 la USM mantiene una estadística de la cantidad y la tasa de suicidios. Ese año se registraron 15 y el peak lo marcó el 2000 con 28 casos. En tanto, el 2003 el número de personas que decidió quitarse la vida alcanzó a 18.



El profesional dijo a El Mostrador.cl que los próximos días se reunirán con los medios locales para revisar la forma en que están informando acerca de estos hechos.



Efecto perverso



"Cuando se expone en los medios de comunicación, la forma en que la gente se suicida, esto tiene una incidencia directa en los suicidios posteriores. Entonces, la responsabilidad de la prensa en ese escenario es una cuestión que hay que trabajar. Nosotros como Servicio de Salud no tenemos una respuesta especifica para el suicidio. Por lo tanto, nos parece que a lo menos la población deberia estar bien informada acerca del fenómeno", aseveró Ramonda.



Para el psicólogo esto no se puede entender como algún tipo de censura. Dice que la idea no es prohibir que se informe sobre la ocurrencia de casos. Pero sí que se omitan algunas cosas. "¿Qué sentido tiene contar cómo la policía encontró el cuerpo, si lo que importa es que la persona finalmente se mató? Eso es lo preocupante", se pregunta y concluye el profesional.



Ramonda señala que las directrices que se quiere entregar a la prensa están contenidas en un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) denominado "Prevención del suicidio: Una herramienta para los profesionales de los medios de comunicación", elaborado el 2000. En el informe se expresa que se ha demostrado -por parte de algunos investigadores- que los suicidios se incrementan diez días después que la televisión o la prensa informa de ellos.



"Por ello la OMS concluye que la prensa no debería mostrar fotografías del sitio del suceso, ni dar detalles de los métodos usados, ni tampoco tratar el suicidio de forma sensacionalista y menos entregar una versión simplista de la causa que motivó la fatal determinación", explica.



Pocas oportunidades de superación



El Centro de Atención Integral a la Familia (Caif), dependiente del Obispado de San Felipe, es uno de los organismos encargados de atender, entre otros casos, a aquellos niños y jóvenes que se han intentado suicidar en la zona.


La desintegración de la familia fomenta el suicidio

El encargado de recibirlos es el director del centro, Mario Sottolichio, quien sólo la semana pasada atendió ocho casos de ese tipo y al que sólo minutos antes de recibir el llamado telefónico de nuestro medio, le había tocado abordar "el caso de un niño de 8 años que ya incorporó el lenguaje del suicidio a su vocabulario, como una forma de enfrentar a sus padres y amenazarlos".



Para este orientador juvenil, si bien a primera vista la zona puede parecer tranquila, hay factores que explican el por qué las personas toman esta decisión. Señala que "a pesar del desarrollo frutícola y económico de San Felipe, los chiquillos están teniendo pocas oportunidades de superación. La misma tecnología no permite abrir nuevos puestos de trabajo. Los salarios son muy bajos y la calidad de la educación municipalizada no alcanza para que los jóvenes puedan tener sueños profesionales".



Pero quizás lo más preocupante, sin duda, es la situación de la familia. El Caif recibe cada año a cerca de 600 menores y adolescentes con problemas de estructuración y "que tienen como telón de fondo una sociedad muy competitiva que favorece la tendencia al suicidio. Los jóvenes ven que el exitismo que se ve en la televisión no está al alcance de ellos", concluye Sottolichio.


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