Publicidad

Inesperada caída de la Alianza preocupa a entorno de Joaquín Lavín

Aunque el triunfo de Raúl Alcaíno en Santiago y la primera mayoría obtenida por Estela León de Lavín en concejales hizo que al presidenciable le volviera el alma al cuerpo, en el pacto ya se habla de la necesidad de modificar la estrategia con miras a los comicios presidenciales del 2005.


Ni en la más pesimista de las proyecciones de los dirigentes de la Alianza por Chile, el círculo de hierro del presidenciable opositor o del propio Joaquín Lavín, se imaginaron el escenario en que quedó el mapa electoral municipal tras los comicios de ayer. Tanto que a pesar de los discursos triunfalistas del actual alcalde de Santiago, los rostros de la mayoría de las figuras del pacto de oposición revelaban, a lo menos, una importante cuota de desconcierto ante la inesperada baja de 40,09 por ciento el año 2000 a 37,69 por ciento, es decir, un 2,4 por ciento.



Si bien, a duras penas, la Alianza logró mantener para sí la más emblemática de las comunas en juego, Santiago, con Raúl Alcaíno a la cabeza, lo cierto es que el panorama general es poco auspicioso. En el conglomerado reconocen que los resultados obligarán a revisar la estrategia de campaña con miras a las elecciones presidenciales de diciembre del próximo año. Mientras el principal objetivo de la derecha, que era conservar el municipio capitalino, se cumplió, la escuálida votación obtenida a lo largo de todo el país convierte en un imperativo reformular la campaña presidencial.



Sin embargo, los estrategas de Lavín no dan nada por perdido. En el círculo más próximo al alcalde plantean que la situación en que quedó la Alianza se puede analizar de múltiples maneras. La visión de uno de los samuráis es que pese a que el escenario no es tan bueno como se esperaba, tampoco es tan malo. En este sentido, explica que no hay que tomar decisiones estratégicas a la rápida, sino que se debe actuar sobre la base de qué tan bien le fue a la Democracia Cristiana y qué tan mal resultó ser la elección para el Partido Socialista.



Así las cosas, se podría dar un escenario ya estudiado en la derecha y es que mientras mejor le fuera a la DC respecto del PS, la disputa interna cobrará mayor fuerza, entre otras cosas, porque ello hará entrar nuevas figuras a la contienda presidencial, al interior del oficialismo, como es el caso del presidente falangista, senador Adolfo Zaldívar, e incluso la del intendente de Santiago, Marcelo Trivelli. Con ello, el desorden en la Democracia Cristiana en particular y en la Concertación en general sería mayúsculo, tensando al máximo las relaciones al interior del conglomerado de Gobierno, lo que favorecería a la Alianza, considerando que el tema del presidenciable del sector está definido hace, a lo menos, cuatro años.



En este contexto, mientras en la Concertación aún ni siquiera definen la fórmula para elegir al candidato oficialista, en la oposición la campaña comienza hoy, análisis más análisis menos, ajustes estratégicos o lo que sea necesario para sacarle ventaja al difícil panorama que se le abre al oficialismo que, pese a la baja producida en relación con los comicios del 2000 -de 52,13 por ciento a 47,95- logró salir con la frente en alto de estos comicios municipales.



Se estrechan las diferencias



Pese a todo, los dirigentes políticos de la Alianza estiman que la baja de la Concertación implica, por sí sola, un triunfo para el conglomerado opositor, aún cuando admiten que también bajaron. En la UDI, como partido, esgrimen que en la Región Metropolitana, por ejemplo, son la colectividad con el mayor número de electores gobernados por alcaldes gremialistas -con un 25,97 por ciento- lo que sumado a RN e independientes dentro del pacto da como resultado ganadora a la Alianza por Chile en esta región. No obstante, la mala noticia para ellos es que se frenó su crecimiento que venía en franco ascenso desde 1992 cuando obtuvo 29,67 por ciento, luego 32,47 en 1996 y por último en las pasadas municipales, cuando alcanzó al 40,09 por ciento.



De allí que lo que efectivamente podría ser considerado un triunfo es el decaimiento de la Concertación que en similar período sacó primero un 53,30 por ciento, luego subió a un 56,13 y por último bajó a un 52,13, llegando en los comicios de ayer al 47,95 por ciento -basándose en las cifras de concejales-, en lo que ya podría implicar una tendencia relativamente sostenida a la baja. Centrándose en los resultados de alcaldes, puesto que en esta elección debutó la elección separada de alcaldes y concejales, los resultados se estrechan aún más, ya que mientras la derecha obtuvo un 38,68 por ciento, el oficialismo sólo logró sacar un 44,79.



Pero estos resultados son más bien preocupantes para la derecha si se considera que el pacto esperaba un fuerte repunte en su votación. Ello era necesario para darle un piso de entre un 44 ó 45 por ciento a Lavín para iniciar su campaña presidencial con el pie derecho. Tan claro está esto en la Alianza que los más pesimistas, en su mayoría de Renovación Nacional, no dudan en admitir que el resultado de hoy pone en duda el triunfo presidencial del candidato del sector.



El nuevo objetivo: los independientes



En tanto, otro integrante del círculo de hierro de Lavín hace hincapié en la sorpresa dada por los independientes, considerando en este segmento a los descolgados de ambos pactos. Señala que el porcentaje alcanzado por ellos fue absolutamente inesperado, como de hecho lo fue, ya que ni en la Alianza ni en la Concertación daban un porcentaje tan alto a ese grupo, que hasta altas horas de la madrugada llegaba a un 9,67 por ciento de los sufragios país. Sumado a ello el 5,91 por ciento, también inesperado, del pacto de izquierda Juntos Podemos, le restaron a los conglomerados más grandes un 15,58 por ciento.



Si bien esta cifra afecta más a la Concertación que a la derecha, no es menos cierto que en la Alianza no daban más de un uno por ciento a los descolgados, cuando mucho, cifra que evidentemente fue superior. De allí que este samurái plantee que si hay algún cambio de estrategia éste tiene que apuntar a llegar al electorado independiente, para lo cual no descarta hacer cambios en los actuales equipos, incluyendo figuras menos políticas y con un perfil similar al de Raúl Alcaíno, además de sumar al trabajo a los alcaldes más votados del conglomerado. Entre estos últimos se pueden mencionar figuras como las de Manuel José Ossandón (RN), Puente Alto; Pedro Sabat (RN), Ñuñoa; Raúl Torrealba (RN), Vitacura; Vicky Barahora (UDI), Renca; Jacqueline Van Rysselberghe (UDI), Concepción; entre otros.



En Renovación Nacional, en tanto, la primera frase que venía a la boca de muchos era "todo se hizo mal", así de escueta. La molestia en ese partido era evidente y razones para ello hay de sobra. En esta tienda, su timonel Sergio Diez no escatimó en culpar del fracaso de la Alianza al Presidente de la República, Ricardo Lagos. El argumento para ello es que el Mandatario habría incurrido, a su juicio, en la más grotesca y nunca vista intervención electoral. En su opinión, los permanentes llamados del jefe de Estado a votar por los candidatos de la Concertación favorecieron al oficialismo; sin embargo, destacó también que a pesar de eso el resultado no fue lo suficientemente bueno para e Gobierno, ya que aún así bajó su votación. Subrayó, además, que si bien la Alianza perdió alcaldes no bajó su votación.



Aunque el partido que resultó más mal parado dentro del pacto fue sin lugar a dudas el suyo. Los rostros de sus dirigentes así lo indicaban, ya que perdieron la supremacía en materia municipal y de ser el partido con más alcaldes en el país, pasaron a ser la tercera fuerza -14,37-, después de la Democracia Cristiana -21,93 por ciento- y la UDI -19,11 por ciento-. Nada alentador si se toma en cuenta que en cuanto a concejales, cifra con la que se miden los partidos dentro de cada conglomerado, los gremialistas también tomaron la ventaja llegando a un 18,81 por ciento, frente al 15,11 de Renovación Nacional.



Estas cifras explican por qué en la tienda de Diez la frase "todo mal" se hizo habitual hacia el final de la jornada. Y es porque estiman que la Alianza no mejoró, la figura de Joaquín Lavín no salió todo lo fortalecida que esperaban y como partido salieron con las cuentas en rojo.



Las críticas hacia la estrategia utilizada en la campaña municipal, en este contexto, no se hicieron esperar. En RN se preparan para hacer escuchar su voz al interior del equipo presidencial. Allí plantearán la necesidad de incluir los rostros de Sebastián Piñera y Andrés Allamand de manera más institucionalizada. Esto porque si bien ambas figuras trabajaron en la campaña, su participación no fue -según algunos- todo lo organizada que debió ser. Cosa que sí resultó en la Concertación -admiten- con las figuras emblemáticas del pacto gobiernista, donde le sacaron todo el partido necesario a Michelle Bachelet, Soledad Alvear, Eduardo Frei y tantos otros. Lo que habría evitado que el oficialismo estuviera ahora lamentado una debacle electoral.



A ellos les resultó esa estrategia y la Alianza debió haber utilizado también ese potencial, dicen los más críticos, porque en el pacto Lavín debió multiplicarse para llegar a todos el país. Por otra parte, también plantean que la fórmula del alcalde de no programar con la suficiente antelación sus visitas a terreno provocó que llegado a una determinada comuna sólo se reuniera con un pequeño y exclusivo grupo de habitantes, sin lograr llegar con su discurso a una mayor cantidad de electores, lo que estiman también habría influido en la baja votación nacional conseguida.



Pero irónicamente a otro de los factores que le dan una importancia relevante es al nuevo sistema electoral de votación separada de alcaldes y concejales, que los habría desfavorecido. Lo paradójico de este argumento, viniendo de RN; es que fueron justamente dos senadores de este partido -Carlos Cantero y Mario Ríos- los que le dieron su voto a la Concertación para aprobar esta normativa. Costo que sin duda la UDI hará pagar a sus aliados. De hecho, fue el propio Sergio Diez el primero en reconocer que la debutante ley originó una pérdida al pacto opositor.



Sin embargo, si de costos hay que hablar, la UDI también tendrá que asumir uno nada menor, cual es que el diputado de su tienda Víctor Pérez haya apoyado abiertamente al candidato descolgado en la comuna de Los Ángeles, Joel Rosales, en desmedro del postulante del pacto, el RN Daniel Badilla -30,06 por ciento-. Si bien Rosales ganó con una holgada mayoría -51,65 por ciento-, su triunfo podría provocar que la caída de la candidatura senatorial de Pérez en la zona.



Señales de mal augurio



Durante la tensa jornada en la Alianza no fueron pocas las señales de que las cifras no los estaban favoreciendo. La primera señal de que algo no andaba bien fue que comenzó a atrasarse la hora para entregar los cómputos de las comunas que el pacto estaba escrutando en el centro habilitado para tal efecto en el Hotel Crown Plaza, donde el conglomerado tenía su comando.



En la medida que trascendían algunas cifras, los rostros de los dirigentes allí reunidos comenzaban a adquirir notorios rasgos de preocupación. A partir de las 6 de la tarde la tensión iba en aumento y pasadas las 19:00 horas los secretarios generales de la UDI y Renovación Nacional, Patricio Melero y Cristián Monckeberg, respectivamente, debieron salir a entregar el cómputo que la Alianza tenía de Santiago. Ello ante los fuertes rumores de que el candidato del PPD en la comuna, Jorge Schaulsohn, iba ganando. Aunque sus cálculos eran favorables a Alcaíno, eso no logró que la creciente tensión disminuyera.



Más tarde, alrededor de las 20:30 horas llegó al comando el ex timonel de la UDI, diputado Pablo Longueira, a pesar que se había dicho que no asistiría al hotel y que, por el contrario, esperaría en la sede de calle Suecia a los alcaldes de su partido que hubieran ganado. El ex presidente no hizo declaraciones, tampoco al retirarse del comando. Y en la UDI no se realizó la celebración que se había preparado con varios días de anticipación. Aparentemente, existe conciencia de que no hay mucho que celebrar.



Comunas al agua



Si bien en la Alianza tratan de bajarle el perfil a la sorpresiva caída y con ello al freno de su crecimiento, alegando que aunque perdieron algunas comunas ganaron otras que no tenían consideradas, lo cierto es que los municipios que se perdieron eran bastante significativos e implican una importante cantidad de votos.



En esa línea están Maipú, donde el UDI Roberto Sepúlveda perdió por 41,85 por ciento contra el 53,89 por ciento del DC Alberto Undurraga; Peñalolén, donde el independiente de la Alianza Carlos Alarcón, perdió por 46,17 por ciento, contra el también DC Claudio Orrego, que obtuvo un 48,43 por ciento; Conchalí, allí el UDI Alfredo Galdames perdió por 37,95 por ciento, frente al PPD Carlos Sottolichio que obtuvo un 54,14; San Bernardo, donde Francisco Miranda (UDI) obtuvo sólo el 28,66 por ciento contra el 59,66 de la DC Orfelina Bustos; La Serena, en esa comuna fue Teresa Campos (RN) quien perdió con un 37,08 por ciento ante el PS Raúl Saldívar, quien obtuvo un 58,66 por ciento; Quinta Normal, donde Jorge Matthei (RN) cayó por 28,11 por ciento ante el DC Manuel Fernández que obtuvo un 56,31 por ciento; San Miguel, allí el UDI Eduardo Ramírez perdió frente al PS Julio Palestro por 40,26 por ciento contra 42,20, entre muchas otras que según los cálculos más pesimistas podrían llegar incluso a 60.

Publicidad

Tendencias