Fuego cruzado en Renovación Nacional por resultados municipales

Pasan los días y los pactos continúan haciendo sus análisis en torno a los resultados del los comicios municipales del domingo pasado. A la luz de las declaraciones de los dirigentes de la Alianza por Chile los últimos días, la política ha sido bajarle el perfil a los malos resultados obtenidos, sobre la base de que aunque no se cumplieron las expectativas de llegar a un 44 ó 45 por ciento, sí se concretó el objetivo de estrechar las diferencias con la Concertación. Con todo, tanto en la UDI como en Renovación Nacional, los militantes quedaron con gusto a publicidad engañosa, porque el empate que se vaticinó con el oficialismo no pudo concretarse pese a todos los esfuerzos desplegados.



No fue posible estrechar la brecha todo lo que la Alianza hubiera querido, no sólo por darse un gusto, sino sobre todo para darle al abanderado del sector, Joaquín Lavín, un piso más firme para enfrentar la campaña presidencial.



Si el escenario al interior de la Alianza por Chile hubiera sido otro, el efecto del resultado municipal también habría sido distinto. No es difícil pensar que habrían rodado cabezas al interior de los partidos, particularmente en Renovación Nacional, donde las directivas siempre bordean la inestabilidad. Esta vez, si bien las críticas están a la orden del día nadie cree que la sangre llegue al río, simplemente porque no se puede pensar -dicen en RN- en nuevos conflictos internos, pero que existe molestia con el desempeño de la directiva -agregan- existe.



De hecho, una fuente de la tienda de Antonio Varas plantea que por efecto de los resultados municipales se está repitiendo un panorama bien conocido en la colectividad, ya que mientras los parlamentarios culpan de la mala actuación del partido a sus dirigentes, estos últimos hacen los propio con los legisladores, por no haber efectuado su trabajo en los respectivos distritos y regiones. Así las cosas, todo apunta a que la larga luna de miel que pudo disfrutar la directiva de Sergio Diez con sus parlamentarios llegó a su fin el 31 de octubre.



El tema no es menor si se considera que el principal escollo interno del predecesor de Diez, el ex timonel Sebastián Piñera, fue justamente la difícil relación con los parlamentarios del partido, con quienes ni él ni su directiva lograron mantener una relación fluida, lo que finalmente se transformó en un problema que terminó debilitando la gestión de la mesa en general y de Piñera en particular.



Argumentos que no convencen



La molestia de los parlamentarios se basa en que la directiva los estaría haciendo responsables de las comunas que se perdieron, con el argumento de que no hicieron bien su labor. Por su parte, ellos se niegan a aceptar de buenas a primeras las explicaciones de la mesa que atribuye los resultados al sistema electoral, pues con el mismo mecanismo sus socios aumentaron tanto el número de alcaldes como de concejales, ya que del 15,97 por ciento que logró obtener en los comicios del 2000, aumentó a 18,80 el domingo pasado, sin considerar a los independientes en el subpacto UDI. En alcaldes, en tanto, el gremialismo llegó al 19,04 por ciento, lo que también implica un aumento si se lo compara con la votación del 2000.



Por otra parte, algunos de los molestos en RN alegan que si bien el nuevo sistema los afectó, lo cierto es que resulta mucho más real que el antiguo, ya que el 2000 resultaron electos algunos alcaldes con muy baja votación. Ahora, en cambio, -agregan- los mismos votos no les habrían alcanzado, a muchos, ni para ser concejales. Así, los favorecidos con la votación popular tienen -a juicio de algunos- un mayor y más real piso que los respalda.



Golpe de timón: ¿Efecto cero?



También está el hecho de que el ‘golpe de timón’ que en marzo pasado se decidió a dar Joaquín Lavín al interior del pacto, con el fin de ordenar la Alianza por Chile y terminar con los desencuentros que amenazaban con desangrar al conglomerado, para muchos no parece haber surtido el efecto esperado.



El argumento de quienes esgrimen que aparentemente no se cumplió el objetivo buscado al separar a Pablo Longueira y a Sebastián Piñera de sus respectivas presidencias, es que aunque aparentemente la Alianza se unificó, en la práctica no se vio esa unidad. Esto por hechos como el ocurrido en la Octava Región, en las comunas de Los Ángeles y Santa Bárbara, o en la Quinta, en la comuna de Valparaíso. En el primer caso, el diputado de la UDI en el distrito -explican- apoyó a los candidatos descolgados del gremialismo y en el segundo caso el concejal Jorge Castro -alegan- no apoyó la candidatura del RN Joaquín Godoy.



Ello demuestra, precisan, que la unidad durante la campaña fue sólo aparente, pues de haberse concretado en los hechos el escenario habría sido distinto.



Sin embargo, estos argumentos son impugnados por un cercano a Lavín, que asegura que si el abanderado no hubiera intervenido en su momento los resultados electorales habrían sido aún peores que los que se obtuvieron. Lo que sí puede ser verdad -dice- es que en pos de la unidad de la Alianza, en algunas comunas no se eligió a los mejores candidatos y ese es uno de los costos que habría pagado el pacto. En todo caso, reconoce, si en RN se quejan de las magras cifras obtenidas, en la UDI el escenario es dintinto, ya que aunque se puede hacer una autocrítica a nivel de Alianza, no ocurre lo mismo como partido porque el gremialismo subió su votación.



Habrá que esperar al lunes para saber si finalmente los parlamentarios y la directiva de RN llegan a una conclusión coincidente que les permita continuar sin altibajos el trabajo con miras a las parlamentarias del 2005.





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