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«La Operación Cóndor prueba que la represión era una política de Estado»

En medio del impacto del reconocimiento del jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, de que en las violaciones a los DDHH en Chile hubo responsabilidad institucional de su fuerza, el periodista norteamericano lanza una investigación que confirma que el plan internacional comenzó en Santiago.


No es que John Dinges esté feliz; más bien está sorprendido. La semana pasada, y en espera de la difusión del Informe de Prisión Política y Tortura, el comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, avaló la tesis que plantea en su libro Operación Cóndor al reconocer que las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura no fueron excesos de subalternos uniformados, sino que la responsabilidad es de la institución que hoy encabeza.



Viejo conocido en Chile, Dinges está de vuelta en Santiago desde la semana pasada. El domingo reciente presentó en el marco de la 24° Feria del Libro la investigación: Operación Cóndor: Una década de terrorismo internacional en el cono sur (Ediciones B). Libro que viene a culminar un trabajo periodístico de más de 20 años y que como «primer capítulo» tiene el volumen escrito junto a Saul Landau "Asesinato en Washington" (Assassination on Embassy Row, 1980), sobre el crimen que tuvo como víctima al ex canciller chileno Orlando Letelier y a su asistente Ronnie Moffit, y que fue ordenado por la DINA.



Como periodista, Dinges llegó a Chile en 1972 con el objetivo de reportear el desarrollo de la «revolución democrática» que presidía Salvador Allende. Se fue en 1978, pero volvió durante los ’80 y fue uno de los fundadores de la revista Apsi.



Pese a sus intenciones originales, su carrera ha estado ligada a la investigación de las dictaduras de América Latina y sus violaciones a los derechos humanos. Operación Cóndor es su investigación más acuciosa sobre la alianza entre las dictaduras de Argentina, Chile, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay para aplastar a la resistencia de izquierda. Según confía, no habrán datos que refuten la historia que reconstruye.



«El libro tiene la información más importante. Creo que es el libro definitivo sobre Cóndor. La historia es completa, no hay preguntas de las más importantes por contestar. Hay teorías que no puedo probar, pero no es mi trabajo meter teorías, yo escribo en base de detalles. Siempre hay más detalles, pero cuando los dejo fuera es porque no cuadra en la línea narrativa del libro. No es un estudio, es un libro», asegura.



El reconocimiento de Cheyre



Efectivamente Operación Cóndor se lee como si fuera una novela de espías o conspiraciones. El punto, por supuesto, es que su trama sucedió y sus huellas están marcadas en miles de familias argentinas, uruguayas, brasileñas, bolivianas, argentinas y chilenas. Sus principales responsables tienen sendas investigaciones judiciales y una de sus cabezas, el jefe de la DINA, Manuel Contreras, está procesado por su participación en casos como Cuatro Álamos, Calle Conferencia, Caso Prats; aunque actualmente goza de libertad fianza por su responsabilidad en los hechos ocurridos en el centro de detención y tortura de Villa Grimaldi.




Más allá de eso, y en el centro de la discusión pública nacional, lo que a Dinges lo tiene sorprendido es que justo cuando lanza su libro aquí en Chile, el general Cheyre públicamente está reconociendo lo que él se aboca a demostrar en su libro: que la represión en Chile, y en realidad en el cono sur de América Latina, se explica por la elección de los estados involucrados en la operación Cóndor de un «camino de crimen para llevar a cabo sus metas ideológicas».



«Es muy interesante que justo llego a Chile y el jefe del Ejército habla de la guerra fría y de su influencia en la táctica de Chile, y dice que no se justifica aun con la ideología, aun con la lucha geopolítica, las violaciones en los DDHH. Y que los militares estaban actuando como institución y no eran excesos de subalternos. Eso es muy importante, porque si hay una tesis más importante en el libro es eso: Cóndor es la prueba de que la represión era una política de Estado, no excesos de subalternos. Un subalterno no puede formar una alianza militar internacional. Eso sólo lo puede autorizar la máxima autoridad de un país; en este caso, Pinochet», dice.



Y agrega citando el artículo de Cheyre: "’La verdad libera y trae paz a los espíritus. Pero debe ser una verdad completa y entendida siempre en el contexto histórico en que ocurrieron los hechos’. Esa puede ser una frase de mi libro porque está dedicado a la idea de la búsqueda de la verdad completa, no la verdad política. La historia de un país».



Las tres fases de Cóndor



Según plantea Dinges en su libro, el 26 de noviembre de 1975 Augusto Pinochet presidió la "Primera Reunión Interamericana de Inteligencia Nacional" en que se definió oficialmente la Operación Cóndor. Hasta la Academia de Guerra, ubicada en ese tiempo en Alameda, llegaron Jorge Casas, capitán de Navío, jefe de la delegación de Argentina; Carlos Mena, mayor de Ejército, jefe de la delegación de Bolivia; José A. Fons, coronel de Ejército, jefe de la delegación de Uruguay; Benito Guanes Serrano, coronel de Ejército, jefe del Segundo Departamento, Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Paraguay y Manuel Contreras. El jefe de la DINA, en efecto, fue quien acaparó la palabra y expuso la lógica de la operación y sus tres fases.



Argumentando que la "subversión" revolucionaria se había organizado, Contreras propone la necesidad, primero, de tener una red de información compartida y complementaria entre los países nombrados. Segundo, realizar actividades tendientes a desarticular a los grupos de extrema izquierda dentro de las fronteras de América Latina, léase interrogatorios, torturas y desapariciones.



La tercera fase, quizá la más compleja y que según Dinges llegó a sorprender a los "curtidos miembros que conformaban este grupo", era salir del terreno latinoamericano y llevar a cabo operaciones en Estados Unidos y en Europa, donde fuera, para eliminar a líderes como Orlando Letelier, asesinado en Washington en 1976. Según cita Operación Cóndor, el coronel de Ejército uruguayo, José A. Fons asegura: «Chile tenía los medios y decisión de operar».



El mismo uniformado propuso ante sus pares bautizar el plan con el nombre estratégico de Cóndor, en honor al ave patria del país patrocinante de la cumbre.



El impulso norteamericano



En realidad, la Operación Cóndor tenía sentido. Cinco meses antes de la cumbre en Santiago, en Paraguay son detenidos el chileno Jorge Fuentes y el argentino Amílcar Santucho, dos miembros de la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR) -que reunía al MIR chileno, el ERP argentino y los Tupamaros uruguayos-, los que traían consigouna serie de microfilms que revelaban las intenciones de llevar a cabo la revolución en América Latina.



Según cuenta Dinges, en ese momento la alianza guerrillera «estaba bastante bien organizada y tenía muchos recursos». De hecho, contaban con un botín de guerra de 23 millones de dólares, tenían camiones y aviones de transporte y estaban saliendo las primeras armas de asalto -la JCR1- de la fábrica clandestina que tenían en Buenos Aires. Pero la detención de Fuentes y Santucho truncó el futuro de la agrupación y fue el primer paso, no oficial, de la Operación Cóndor pues se movilizaron agentes chilenos hasta Argentina donde hicieron sus propios interrogatorios.



– ¿Desde dónde surge la idea original de crear la Operación Cóndor. ¿De Manuel Contreras?
– Creo que tiene que haber sido una idea de Contreras. No es tan difícil idear esto. Estados Unidos tenía una relación muy estrecha con la DINA, porque era una organización nueva. Hay documentos que dicen algo muy interesante: la justificación de EEUU es "no estamos entrenando a la DINA para reprimir a la gente en Chile". Se lava las manos de los asesinatos en Chile. "Pero sí queremos ayudar a DINA a enfrentar la amenaza internacional": bueno, Cóndor es la respuesta de Chile y otros países a la amenaza internacional. La CIA aconsejó a los gobiernos coordinar su inteligencia y esa es la primera fase de Cóndor.



Y agrega: «Que la CIA aconsejara hacer operaciones coordinadas de secuestros, torturas y asesinatos, de eso no hay evidencia. La reacción de la CIA a las operaciones de la tercera fase, o sea operaciones de asesinato fuera de las fronteras de América Latina, en Europa y Estados Unidos, ahí tenemos evidencia que se opuso».



– Pero ¿inicialmente, Estados Unidos sí plantea la necesidad de desarrollar una aparato de inteligencia común entre los países del Cono Sur, lo que finalmente se transforma en Cóndor?
– Trato de ser muy cauteloso en eso. No es que yo no crea que la CIA estaba enterada de la creación de Cóndor, pero mi libro no está hecho en base a creencias sino evidencias. ¿Qué es lo que dicen las evidencias? No hay evidencias de que Estados Unidos esté involucrado directamente en la fundación de Cóndor como Cóndor. Sí entrenó a la DINA, sí aconsejó la coordinación internacional de la ofensiva de los militares.



«Hay otra evidencia muy importante, pero es todavía circunstancial: Manuel Contreras cada vez que empieza una nueva etapa en su aparato de inteligencia en Chile iba a Washington. Hay como cuatro o cinco viajes en los que se reúne con el subdirector de la CIA, Vernon Walters. Es muy significativo que viaja justo cuando empieza la creación de la operación Cóndor. Pienso, pero no puedo probar, que presentó la idea de Cóndor en su reunión que tenía con Walters, en julio del 75».



Y añade: «No sé de que hablaron, pero sí de qué habló dos días después cuando sale de Washington y llega a Caracas y se reúne con los jefes de inteligencia venezolana. Yo he hablado con ellos y me han dicho cuál era su planteamiento: dos días después de haberse reunido con Walters en Washington plantea a los venezolanas las creación de Cóndor: no con nombre de Cóndor, pero sí la creación de un sistema de intercambio de informaciones y coordinación de operaciones».



Sin embargo, John Dinges no planea investigar esa historia. Pues, como ya lo dijo, Operación Cóndor es su último libro sobre la materia.



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