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La ONU intenta refundarse para encarar problemas del mundo unipolar

Panel de expertos, convocados por Koffi Annan, busca reforzar las bases de una mayor representatividad en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, su órgano ejecutivo. La discusión acerca de qué hacer con el Consejo refleja la fragmentación y disgregación del "sistema ONU"


Si la estructura de poder llamada Naciones Unidas se visualizara de pronto como un país, sería por cierto el país con menos soberanía y sobre el cual se han cometido las más aberrantes violaciones a sus principios fundacionales. Así, mientras que en la mayoría de los países del mundo la propia ONU informa de una incesante búsqueda de la democracia, el órgano todavía se percibe como una instancia distante de la gente.



Lo que sí parece más claro es que la fragmentación y disgregación del "sistema ONU", se perfila más allá de una cuestión de repartición territorial o de diversidad cultural o ideológica. La discusión acerca de qué hacer con el órgano que vela por la paz y la justicia en el mundo, refleja esa fragmentación y diversidad.



El problema es que a la par de este debate – "qué hacer con el organismo"- se filtra en forma desmedida la ansiedad de los jefes de estado, en especial de las naciones más poderosas, del "qué hacer con el mundo", siendo como son dos cosas diametralmente diferentes y a veces hasta opuestas.



Es el problema que tiene un alto panel de expertos, convocado por el secretario general Koffi Annan, que está encargado de definir el futuro rol de la autoridad política máxima de la ONU, el Consejo de Seguridad. El tema es que este panel trabaja bajo la égida conceptual de "Amenazas, Desafíos y Cambio", y de esta forma se está acoplando en forma medular a la política exterior de los EEUU que, precisamente ha interferido de manera unilateral en la solución de los desafíos y la lucha por enfrentar el clima de amenazas globales.



Así es como la ONU, el último bastión del llamado mundo bipolar, está embarcada desde hace más de una década en una reforma anunciada pero apenas implementada, porque ha sido siempre resistida tanto por las agencias que forman el sistema como por los propios países.



Por una parte, existe una legión de analistas indicando que la ONU ha sido instrumental para la contención de la expansión soviética y la propagación del comunismo. Por otra, para un funcionario diplomático de una nación de Africa Austral el rol del sistema de Naciones Unidas estuvo siempre orientado a facilitar que los países más desprotegidos económicamente y con menos capacidad de lobby en el área comercial, accedieran a recursos para reducir sus márgenes de vulnerabilidad. "Ha sido y es nuestra única tabla de salvación; un sistema multilateral débil o manipulado para las esferas de poder de los países más poderosos es el fin de Africa, bajo los rasgos de la globalización actual" agrega.



Como sea, siempre hubo ONU para todas las necesidades e intereses y el organismo creció como una hidra de mil cabezas, la cual hoy día representa una operación de 10 billones de dólares anuales, con oficinas en más de mil locaciones. La ONU es probablemente la corporación global con mayor presencia en el mundo, y la que potencialmente, debido a esa presencia tan ampliada, puede ordenar el actual desequilibrio de poder a escala planetaria.



Ampliación del Consejo: un tema decisivo



Un aspecto sustantivo del informe del panel nombrado por Annan para una completa revisión del funcionamiento de la ONU, es la ampliación de los miembros permanentes y rotativos del Consejo de Seguridad; es decir, su cabeza ejecutiva.



Los cinco miembros permanentes se elevarían, según ha trascendido, a ocho o diez, y los diez rotativos podrían elevarse a 18 o 20. De acuerdo a una fuente calificada, los borradores del informe siempre circulan y son formas de enviar algunos mensajes. "Como ha sido la tónica en los últimos cuatro años, no hay informe que prospere si no tiene la venia preliminar de los EEUU". El Embajador de los EEUU ante la ONU presentó sorpresivamente su renuncia hace pocas horas, aunque se especula que esto formaba parte de los cambios esperados para formar el equipo del segundo mandato del Presidente Bush.



Según Ian Black, un analista del diario inglés The Guardian, el informe del alto panel representa "muchas propuestas de modificaciones para poco o ningún cambio", por las implicancias en la distribución del poder en términos de influencia territorial.



Alemania, Japón, India, Brasil, Egipto, México, Nigeria , y Sudáfrica aparecen como serios candidatos a ocupar un puesto en el privilegiado grupo de los miembros permanentes del consejo. La distribución territorial se estaría planteando para acceder a un mayor equilibrio por zonas y población.



Hans Blix, el ex inspector de armas de la ONU que contribuyó con la ambigüedad de sus reportes a facilitar la invasión a Irak precisamente sin la aprobación del Consejo, en una reciente charla en Inglaterra señaló que "la silla en el Consejo no se debe comprar", aludiendo a los países con más poderío económico, y que "el Consejo debería reflejar la realidad territorial y demográfica del mundo." El mensaje de Blix, sin ambigüedades esta vez, apuntaba a que la repartición del poder en el Consejo debería desconcentrarse, porque de otra forma se agudizarían las diferencias entre pobres y ricos, pensando en que la mayor población en términos demográficos está en los países más pobres.



La incorporación unilateral de cualquiera de los países mencionados, representa un potencial foco de desequilibrio y de tensión. El distinguido alto panel que emitirá el informe si lo hace bien- instaurando un sistema o régimen flexible pero que debata y sancione-, le dará un respiro a un mundo presionado por la incertidumbre y la inseguridad incentivada. Si lo hace mal, agregará un campo de tensiones críticas, a un esquivo orden mundial que ni se vislumbra, y en el cual, con el marco institucional existente, la convivencia se hará cada vez menos sostenible.



La incorporación de Alemania y Japón ha llevado al primer ministro italiano Berlusconi a proponer un asiento propio en el Consejo para la Comunidad Europea, aparte del que tienen Francia y el Reino Unido. Algunos analistas señalan que la presencia de Francia e Inglaterra sólo se justifica por su relativo poderío nuclear, porque han dejado de ser potencias económicas, a pesar de continuar teniendo gran poder de persuasión en las ex colonias.



Una ampliación del Consejo llevaría un período inesperadamente largo de negociaciones, y si así no fuera, se debería reformular la Carta Fundamental del organismo y llamar a una Asamblea General, donde se debe contar con la aprobación de dos tercios de los países allí representados. El tiempo que llevaría la ampliación del consejo dependerá del grado de acuerdo entre las partes.



Como es sabido, el miembro más poderoso del organismo es Estados Unidos y mientras éste no acepte las propuestas del panel de alto nivel, todo quedará a fojas cero. La actual política exterior de los EEUU es bien clara respecto al papel que le cabe al Consejo de Seguridad, según lo expresó el analista norteamericano R. Kagan, con bastante anterioridad a la invasión de Irak: " Para una mayoría de multilateralistas con decisión política en los EEUU, el Consejo de Seguridad de la ONU no es la autoridad final. Puede operar como decreto de aprobación para apoyar una determinada acción y en este sentido es más recomendable tenerlo. Pero si hay que actuar se le puede ignorar".



Este es el gran test que le funcionó a la actual política exterior de los EEUU con la invasión a Irak. Se actuó en Irak, y lo que pasó-nada en cuanto a respuesta internacional- fue tibio en comparación a la violación de la resolución del consejo, que provocó un shock en el sistema institucional de relaciones internacionales del cual una gran parte del mundo aún no se recupera.



Si este rasgo sustancial en la política exterior de los EEUU no se modifica en función del debate y la decisión colectiva del Consejo de Seguridad, el trabajo del alto panel de la ONU que propondrá una reforma se incorporará al estante de las miles de violaciones a las resoluciones en la historia del Consejo.



El análisis a este punto no está tanto referido a lo qué va a pasar más adelante, sino a cómo es que pasó lo que ya pasó, donde estuvo la falla, y porqué aún no se identifica. Y no hay que esperar, por cierto, a que despunte el siguiente test de la política exterior del país que tiene la sartén por el mango, por el momento.

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