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Advierten graves falencias en proyecto sobre responsabilidad penal juvenil

Especialista de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia denuncia que la iniciativa no considera la rehabilitación de los trastornos mentales que presentan los jóvenes involucrados en ilícitos, a pesar de que éstos son los principales factores que los llevan a delinquir.


A pesar de que los trastornos de personalidad y el uso de estupefacientes serían los principales factores que desencadenan la delincuencia juvenil, según la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia, éstos no estarían considerados en el proyecto de ley que crea un nuevo sistema de responsabilidad penal juvenil.



De acuerdo a la normativa, que rebaja la responsabilidad penal a los 14 años, los jóvenes que sean encontrados culpables deberán cumplir su sanción -de cinco años como máximo- en regímenes cerrados o semicerrados. Sin embargo, la organización estima que la iniciativa legal no asigna los recursos para la rehabilitación de los problemas mentales de los adolescentes.



La siquiatra infantil María Angélica Espinoza explica que una de las deficiencias del actual sistema y del proyecto que estudia el Congreso es desestimar la importancia que tienen los cuadros de sicopatología -cualquier enfermedad mental o trastorno de la personalidad que se salga de la normalidad- en la comisión de los delitos, por lo que se cae en el error de sólo considerar a las psicosis graves, como la esquizofrenia.



«Estamos viendo que en muchos lugares lo que consideran como sicopatología grave son sólo los cuadros sicóticos y hablan que estos chicos que caen en infracciones de ley son niños que tienen más bien patología social y no sicopatología. Eso es un error, porque probablemente sólo están considerando los cuadros sicóticos, como la esquizofrenia», afirma.



Si bien en Chile no existen estadísticas respecto a los trastornos que presentan los jóvenes que cometen delitos, lo cierto es que su participación ha aumentado en los últimos años. De acuerdo a un estudio de la Fundación Paz Ciudadana de octubre del año pasado, entre 1986 y 2002 las aprehensiones de menores de 18 años aumentaron 398%, crecimiento que se concentra principalmente entre adolescentes de 16 y 17 años.



Espinoza valora el hecho de que el proyecto de ley termine con la figura del discernimiento, que provoca que los jóvenes que sean declarados con él sean sometidos a la justicia como si fueran adultos, pero al mismo tiempo afirma que carece de un programa especial para la rehabilitación.



Equipos multidisciplinarios



«Se requiere un equipo multidisciplinario que incorpore la presencia de siquiatras de adolescentes, porque eso es lo que está en falencia en todas las programaciones. Hemos visto de la buena disposición del Sename en esta dualidad de proteger y reparar, pero no está claro que en los equipos que se van a constituir para la rehabilitación estén incorporados los médicos y siquiatras», sostiene.



¿Cuáles son los tratamientos que deben recibir las personas que presentan trastornos mentales?



– Tienen que ser prolongados y deben apuntar a una intervención psiquiátrica y sicológica, es decir, un equipo de salud mental, que no puede prescindir de los siquiatras, lo que no es considerado en todos los centros de rehabilitación. El psicólogo tiene la función de rehabilitar o hacer sicoterapias, pero no atiende las enfermedades mentales, porque no es un médico.



– ¿Los jóvenes que cometen delitos y que presentan cuadros de sicopatología requieren una atención especial?



– Necesitan una intervención distinta. Son chicos que están muy dañados en distintos aspectos de la vida, además de no ser una atención voluntaria, no la solicitan.



– A su juicio, el proyecto no soluciona estos aspectos.



El proyecto está bastante bien armado en términos de poder poner la responsabilidad penal en los 14 años. Nos parece que es una buena decisión, en términos de que elimina el discernimiento, con lo que homogeniza el tratamiento hacia los infractores adolescentes. Si hoy un chico es considerado con discernimiento pasa a tener una responsabilidad a modo de adulto, porque si se llega a la conclusión que debe recibir una sanción penal, se establece igual que como fuera adulto, lo que es grave.



Eso en términos jurídicos, pero no considera el tratamiento, que es lo más adecuado que requieren los adolescentes dentro de un recinto o dentro de un espacio que puede ser de salud o de justicia. Porque, sólo plantear una sanción penal, una restricción a la libertad no produce ningún cambio social. La ley menciona que estos chicos requieren una rehabilitación, pero no dice el cómo. Al no hacerlo, no expone quienes son los encargados de los recursos, no está financiado, entonces aparece como algo demagógico.



Ley es sólo punitiva



¿No se está protegiendo la salud mental de los jóvenes infractores?



– Obviamente, no se está protegiendo la salud mental, ocupando el espacio del niño que pretendería que se rehabilite, sino que estamos haciendo algo nada más que de lo penal. La ley está muy hermosa, muy linda, toca todos los temas penales muy bien, pero no se explaya en cómo será la rehabilitación, por lo que lo más probable es que no se pueda hacer la rehabilitación. No hay centros para rehabilitar a los agresores ni a las víctimas. Están dispersos en lugares que de buena fe pueden hacer una intervención, organizaciones no gubernamentales y el propio Sename. Si bien aparece como una ley muy bien armada, no hay claridad respecto a cómo se hará la intervención.



– ¿Qué tan exitosa podría ser la intervención en los jóvenes? Puede aparecer como más fácil la rehabilitación de alguien que cometió un robo, al que cometió un homicidio.



– Hay todo un sentido de la rehabilitación dependiendo de los delitos, su frecuencia, sin son especialistas en uno o en varios. Además, se debe considerar el tipo de sicopatología que se está hablando, si tiene que ver con una alteración al desarrollo de la personalidad, con elementos sociales importantes o bien en el uso de drogas. Entonces, la rehabilitación partirá a partir del elemento más importante.



Cuando hay elementos sicopatológicos, por ejemplo, trastornos depresivos, bipolares, ansiosos originados en situaciones de abandono u otras situaciones estresantes y que eso lo han incorporado al desarrollo de la personalidad, es lo que habrá que tratar en forma prioritaria desde el punto de vista médico.



Después, se debe hacer todo un trabajo para que el chico se sienta con posibilidades de tomar otro rumbo, para que pueda ver sus oportunidades de vida, y vivenciarse de un modo distinto, mejorando la autoestima, autoimagen, logrando objetivos de escolaridad, de alguna labor, oficio que les permita salir del círculo de la delincuencia.



– Hay quienes plantean que las sanciones alternativas, como trabajos voluntarios, serían un tratamiento efectivo.



No hay ninguna intervención que por sí sola sea buena, si es que no hay una intervención desde el punto de vista psicológico, incluyendo lo psiquiátrico cuando hay alguna enfermedad mental. El simple hecho de reprimir no tendría ningún impacto en la persona si sólo se está mirando la conducta y no el sentido de la conducta. Todas estas cosas son paliativas, que no producen una intervención en el origen del problema.



– ¿Los procesos de rehabilitación son efectivos en todos los casos?



– Por cierto que no. En los casos de sicopatía -ausencia de la empatía – es difícilmente alcanzable. Este trastorno, que puede presentarse muy precozmente, si se mantiene en el desarrollo, puede generar jóvenes sicópatas, y eso tiene muy pobre tratamiento. Los chicos no se rehabilitan porque no tienen el sentir de que están haciendo algo equivocado. Entonces, muchas veces entran a centros donde aprenden el modo formal de relacionarse, pueden ser muy seductores y quedar bien informados en cómo comportarse frente a los demás, para pasar inadvertidos, pero siguen actuando según les diga su egocentrismo.

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