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Sergio Díez: «Se acabó la idea de la Alianza Popular»

Diciembre fue un mes agitado para el ex senador y actual conductor de RN. Al debate público por el tema de la refundación, siguió una discusión de magnitudes muy parecidas por la propuesta de crear una Alianza Popular. Ante ambos temas el ex parlamentario entrega su punto de vista y lanza una nueva idea: renovar rápido la actual generación dirigente.


El presidente de Renovación Nacional, Sergio Díez, se apresta a cerrar uno de los años más agitados que ha tenido este partido en su aún corta historia política. El ex senador enfrenta las ideas que tienen algunos de introducir un profundo remozamiento de la centroderecha, e incluso afirma, sorpresivamente, que a su juicio la actual generación de dirigentes de su propio partido debiera dar un paso a un costado.



Díez, quien también fue presidente del Partido Conservador y actualmente también alista un libro en el que intenta resumir la historia política de los últimos 50 años, también pone alguna clave para definir la forma en que Joaquín Lavín, el candidato presidencial de la Alianza, se debe entender con RN.



-¿Qué pasa con la Alianza Popular?
-Estoy satisfecho con el curso de las cosas, porque se acabó la idea de la Alianza Popular. Como dijo el propio Joaquín Lavín, el tema ni siquiera se ha conversado, y la UDI y RN, los que debemos tomar una determinación, estamos de acuerdo en que la alianza tiene que llamarse así no más. La expresión »popular» no me gustaba, porque induce a confusión. En Chile esa expresión siempre ha sido usada por la izquierda. Puede que los más jóvenes no recuerden, pero hay millones de inscritos de más de 60 años que sí, perfectamente. Fue usada en Frente Popular y en Unidad Popular. Nunca ha sido característica de la centro derecha y si tenemos un programa de gobierno serio y queremos ser una alternativa para el poder, no podemos llamar a confusión diciendo que cambiaremos las insignias con las que nos conoce la opinión pública.



-¿No le gustaba el término pese a que en España dio resultados?
-Uno tiene que regirse por la política de su país. España tiene una tradición democrática mucho más corta. Y la transición chilena no tiene nada que ver con la española. Aquí no hubo un partido que ganó, se impuso y después fue cambiado. Es un error el cambiar de imagen, ponerle una máscara a lo que ha sido una característica importante en estos últimos 15 años.



-Dejando a un lado la imagen, también se propuso una estructura que funcionara fuera de los partidos.
-La Alianza está institucionalizada en parte. Ya tenemos reuniones con (el presidente de la UDI, Jovino) Novoa. Hay una comisión de los secretarios generales que está trabajando el día a día. Hay otra organización de los parlamentarios. También van a empezar a funcionar las comisiones electorales. Y las determinaciones de la alianza de cómo funciona, de quién se incorpora, las va a tomar la alianza. Éste no es un problema que corresponda a Joaquín Lavín. Nosotros vamos a ver cómo incorporamos a elementos independientes, elementos colaterales.



-Nada de intermediarios, entonces.
-RN es un partido institucional, respetuoso no sólo de la ley, sino también de su reglamento interno. Para incorporarse a una campaña presidencial en forma, con todos sus estamentos, este partido tiene que seguir las formalidades. Aquí no hay intermediarios. Es el candidato y los organismos del partido. En el partido hay órganos que resuelven la acción política, los pactos y ellos tienen derecho a ser respetados. Joaquín Lavín también debe pensarlo así, y con esto debemos partir en marzo, porque una campaña presidencial sin la base territorial, por lo menos en RN, a pesar de todo el misticismo que se cree, es incompleta.



-¿Este tema lo abordó con Lavín el lunes?
-Yo le pregunté a Joaquín y él me dijo que nunca la formuló. Nunca, ni tampoco Novoa, ni tampoco yo. Fue una cosa ajena que se acabó no más. Ahora, el candidato tiene libertad, se asesora con gente de confianza. Habrá de RN, de la UDI, otros serán independientes, pero son asesores. Pero es él quien toma las resoluciones y quien tiene que entenderse con los partidos o integrar los partidos a un organismo que se convenga. Espero que nos diga cómo quiere que funcionemos. En eso no hay que atrasarse.



»Cuando se habla de esto, hay que decir algo muy importante: afirmar que las candidaturas se achican cuando los partidos intervienen demasiado en ellas es un prejuicio, erróneo, de la derecha. Todos los candidatos quienes nos han ganado han sido candidatos de partidos, pero nosotros hemos perdido con independientes. Büchi, Alessandri, etcétera. Mi experiencia de la última campaña de Jorge Alessandri -donde perdió por tan poco- es que hubo defectos en la conducción de los independientes. Los independientes por muy inteligentes que sean, no tienen experiencia política. Además, nosotros, los partidos, tras las elecciones, seguimos. O seguimos como gobierno si ganamos, o seguimos como oposición si perdimos. Pero ellos, los candidatos, se acaban. Termina la elección presidencial y cada uno se va a sus negocios. De manera que una campaña presidencial tiene que tomar en cuenta que los partidos van a seguir. Por eso, los partidos tienen que estar presentes. Ahora se dice »que la Alianza tome los problemas electorales», pero no hace falta que lo digan. Es de perogrullo». Cuando yo quiera tener 600 apoderados en Temuco, los independientes no me dan ni uno, porque ni uno de esos dirigentes independientes está dispuesto a pasar el día de una elección sentado en una silla, porque lo considera de poca jerarquía para sus posibilidades políticas, pero yo tengo que armarlo; tengo que tener una estructura de partido capaz de conseguirme miles y miles de apoderados en el país. Por Dios que son necesarios. Mire lo de Talcahuano.



¿Esto no es un problema personal con Allamand? Es la segunda discusión pública que ha tenido con él en menos de un mes. La primera fue por la refundación.
-No son más que especulaciones. Este es un partido de caballeros. Tenemos todos el mismo interés de actuar en política. Los temas con Allamand están solucionados. Eso fue de forma fundamental por la modernización del partido. No aceptaba la palabra refundación, pero el asunto se terminó. Yo quería mantener la identidad del partido y la historia del partido, que sentí amenazados por el término »refundación». Se aclaró que cuál era el sentido de esta palabra: decir que estamos haciendo una revisión profunda para el futuro. Estos son puntos de vista distintos, que se solucionan en el partido. Se dijo que había incorporado personas después del primer encuentro, pero cuando dije a quiénes había incorporado y por qué, en vez de crítica hubo aplausos. Incorporamos a Miguel Luis Amunátegui, a un ex presidente de la Fech. Y le agregamos la incorporación regional, que no sea sólo de Santiago. Lo que queremos es ver qué proposiciones de gobierno regional van a llegar. Tampoco es una cosa nueva: en la campaña municipal hicimos algo que se ha destacado poco: la preparación de nuestros alcaldes y concejales. En este momento hay un curso de trece profesores y vamos a establecer un sistema de página web.



-¿También habrá evaluación de los diputados y senadores actuales?
-La comisión electoral en su primera reunión tomó dos acuerdos: estudiar los antecedentes de cada parlamentario y hacer una encuesta nacional, seria, seguramente con Adimark para cada distrito. Hay que decirle a los diputados que aquí no es »quien tiene mantiene». Aquí vamos a analizar su comportamiento. Su asistencia, su adhesión a la doctrina del partido y además vamos a ver qué piensa la opinión pública de usted. A mí siempre me preguntan si va a ser candidata la Pía Guzmán y qué se yo. Si empieza el análisis en las comunas, sigue en los distritos y luego en las regiones y después en la comisión electoral y todo lo aprueba el consejo general. Si el consejo general aprueba a la Pía Guzmán, bueno es candidata. Si se cae en cualquiera de las etapas, no es candidata. Pero eso no lo decido yo.



-¿Se quiere evitar perder candidatos como en las municipales?
-No. Le he pedido al senador Sergio Romero que me reemplace en la comisión electoral, porque él no tiene problemas de elección personal. Es una persona de absoluta confianza. Nadie puede decir que pertenece a una tendencia u otra. Dicen que yo nombré al senador Alberto Espina en la negociación parlamentaria para que no se quedara con el partido. Quien dice eso no entiende nada de nada. Espina es buen negociador. Hablé con él y no se demoró ni un minuto en contestarme. »Mira Alberto, quiero que formes parte, encabeces la comisión negociadora con la UDI». »Muy bien», me dijo Alberto. »Así lo haré». Le dije: »Muchas gracias por tus servicios» y se acabó el asunto. Yo tenía que tener el visto bueno de Alberto para hacer la proposición. No lo nombro yo, lo hace la comisión electoral. De manera que toda esta especulación, de que lo hice para evitar una oposición en el partido, no tiene sentido. Además, estoy aquí, por los estatutos del partido, por el tiempo que me corresponde, hasta abril del 2006. Pero tengo una posición personal de que a medida que voy cumpliendo cosas, también el período se puede acortar por cumplir objetivos.



¿Y qué objetivos le faltan?
-Terminar con la modernización del partido. Terminar con la elección y la selección del consejo general. En la modernización hay muchas cosas estatutarias que van a tener que funcionar. Falta la negociación parlamentaria con la UDI y la incorporación del partido como entidad a la campaña presidencial de Lavín.



-Cuando empezó la discusión del tema de la refundación, se habló de coincidir la elección de directiva con los comicios territoriales, el próximo año.



-El estatuto del partido hay que cumplirlo. Las elecciones territoriales son en abril, pero no coinciden con lo otro. Si se quiere hacer, se hace al año siguiente. Hay otra cosa que no se entiende: aquí no me pagan sueldo, tengo abandonada mi oficina. Si hubiera querido sería senador hoy día, pero decidí no repostular porque hay etapas en la vida. Fui muchos años parlamentario y quería dedicarme a mis cosas, mi familia. Estoy escribiendo un libro sobre la historia política de los últimos 50 años en Chile, el que tengo medio abandonado. Fui testigo y protagonista de cosas importantes, que no están escritas, que no tienen por qué saberlas los historiadores. Fui presidente del Partido Conservador en 1963… Me parece ridículo que se piense que estoy tomando medidas para mantenerme en un cargo.



-Oscar Godoy ha planteado que algo que le sumaría a Lavín sería renovar los rostros de los dirigentes de los partidos que lo apoyan.
-Estoy absolutamente de acuerdo con él. No puedo estar más de acuerdo con él. Si usted me pregunta cuál es mi ideal, es que cuando yo me vaya llegue un chiquillo que esté entre los 30 y los 40 años y tenemos varios y buenos. Y que incorporemos a las nuevas generaciones, a los profesionales jóvenes no sólo a las comisiones de estudio, sino también a la dirección del partido. Y que los dirigentes tradicionales del partido se den cuenta que tuvieron doce o quince años de manejar el partido y ahora tiene que entrar otra generación.



-¿A quiénes se refiere con »dirigentes tradicionales»?
-A mí y a todos los demás. Nosotros nos tenemos que dar cuenta que tenemos que entregar esto y sería el tipo más contento y tengo varias personas en la cabeza y he conversado con varios de ellos. Cuando uno se va de un cargo, no puede dejar un vacío. Yo he conversado con varios de ellos. Desgraciadamente a los que me gustan no los he convencido. Pero he avanzado. El partido necesita una generación nueva. Tenemos estudiantes. Hemos ganado por primera vez la elección en la Universidad de Talca, de la Fech. Hay toda una categoría de estudiantes que no ha tenido expresión en el partido.



-¿Y esta renovación de rostros no se podría hacer antes de las elecciones de diciembre del 2005?
-Pero por supuesto. Cuando esté el clima. Yo creo absolutamente en la necesidad de la renovación de las directivas. Uno tiene la visión desde más lejos y según esa visión hay toda una generación del partido que se gastó, pero que no se da cuenta que se gastó, que cree que son líderes, pero son líderes porque operan entre ellos, entre gente de su misma generación. Si pregunto »¿dónde están los profesionales jóvenes?», no están. »¿Dónde están los estudiantes?», pocos hay. »¿Qué proyección tenemos respecto a la mujer en política?», poca. Y esos son los problemas del futuro y eso tiene que tomarlo otra gente. Hay una generación que debe ser reemplazada. En eso coincido con Allamand, que dice que hay personas que son entrenadores y otras que son líderes. El equipo de fútbol tiene que ser cambiado. Los de más experiencia debemos estar a un lado, puede constituir una generación consejera por su experiencia. Pero necesitamos la visión moderna.



-¿Cómo debiera ser la relación de Joaquín Lavín y su equipo con Renovación Nacional?
-Si nosotros creemos que Joaquín Lavín va a ser un buen presidente, nosotros tenemos que reconocerle que tiene libertad para elegir su equipo y estilo. Ahora, él se tiene que entender con los partidos. Tenemos que conversar y crear una estructura para participar, no sólo una directiva, sino un sistema operativo, un sistema que se extiende a provincias. Porque yo no pienso sólo con quién se va a entender Lavín en RN. Siempre se piensa en una persona, en dos o en tres, yo pienso en la estructura. Tenemos que convenirlo con él. Tengo que traerlo a los organismos del partido. Yo no puedo celebrar un contrato de trabajo para la campaña de Lavín a espaldas de la comisión política.



-¿Ya lo invitó para hablar este tema?
-Sí claro. Va a seguir viniendo varias veces a conversar estos temas. Yo no quiero que los organismos del partido se sientan atropellados o avasallados. El rendimiento del trabajo, el misticismo, el compromiso personal, es muy distinto si se siente parte de una organización o si se impone por la prensa de las cosas. Esa es una de las cosas que más me preocupan. Los organismos del partido tienen que enterarse de primera fuente, porque también tienen que opinar y pueden transmitir sus opiniones. Y es más lógico que lo hagan antes de que la cosa sea pública y no después.

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