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Asesor de Lavandero acusa a programa Contacto de inducir a la testigo clave

Las pruebas corren por cuenta del presidente del Comité de Defensa y Recuperación del Cobre, quien sostiene que hay elementos contundentes para que, al menos, surjan dudas sobre la metodología del reportaje del programa Contacto, de Canal 13, donde se analizaron denuncias de abusos que recaen sobre el parlamentario.


Mientras la Corte de Apelaciones de Temuco, en fallo dividido, revocó el viernes pasado la medida cautelar de prisión preventiva que se dictó contra Juan Carlos Espinoza, secretario personal del senador Jorge Lavandero Illanes (DC), luego que el Ministerio Público formalizara cargos en su contra como coautor de los delitos de abusos sexuales contra cuatro menores que se le imputan al parlamentario DC, una voz de advertencia surge desde las huestes del senador, entregando pruebas, a su juicio, contudantes sobre la operación política que sepultó la honorabilidad de Lavandero.



Las pruebas corren por cuenta de Julián Alcayaga, presidente del Comité de Defensa y Recuperación del Cobre, quien tuvo acceso al expediente de la causa y luego de un detallado estudio del mismo señaló a El Mostrador.cl que hay elementos contundentes para que, al menos, surjan dudas razonables sobre el reportaje del programa Contacto, de Canal 13, donde se analizaron las graves denuncias de abusos sexuales que recaen sobre el parlamentario por la IX Región.



Sus argumentos, hay que decirlo, resultan, por decir lo menos, bastante plausibles, ya que en ningún minuto Alcayaga entra a analizar si es que Lavandero es o no un pedófilo, algo hasta ahora muy difícil de demostrar o rebatir, sino que se ocupa de analizar, punto por punto, la metodología que ocupó el periodista Emilio Sutherland para efectuar su reportaje. Un trabajo audiovisual que sepultó con una imagen -la de las palmaditas de Lavandero en el trasero de una menor-, la credibilidad de uno de los parlamentarios largamente considerado consecuentes en su lucha por la aprobación de un royalty para la minería y contra el régimen de Augusto Pinochet en su momento.



Las interrogantes que plantea Alcayaga son las siguientes:



1).- El reportaje de Contacto, ¿demoró uno o más de dos años?:



Mercedes Ducci, conductora de Contacto, sostuvo en el espacio de reportajes que la investigación sobre Lavandero había comenzado hace un poco más de un año. A juicio del asesor del senador, »la primera gran mentira de Canal 13 es ocultar que inició su investigación hace más de dos años, mentira que queda al descubierto gracias a la mala memoria de su principal aliado en el reportaje, Iván Cuevas, el ex cuidador del senador Lavandero y eje central del montaje de Contacto».



Para Alcayaga es importante recalcar que antes de que la estación televisiva iniciara la investigación, »ni el Sename, ni la policía o la justicia tenían alguna denuncia en contra del senador, ya que la primera se presentó un año después que el Canal 13 iniciara su investigación, denuncia que por lo demás organizó e instrumentalizó Emilio Sutherland, así como todas las demás denuncias, como se puede comprobar de las declaraciones efectuadas por diferentes testigos ante el propio fiscal Armendariz».



Prueba de aquello sería la falta de exactitud entre la acotación de Ducci -»en toda nuestra investigación, que duró más de un año, actuamos con la misma prudencia y cautela»-; la de Emilio Sutherland, en su declaración al fiscal Armendariz, el 5 de noviembre de 2004 -»el año pasado surgió la primera información sobre este tema en el último trimestre de 2003. Debe haber sido a fines de agosto de 2003 de una persona de nombre Fravio o Flavio Pérez, quien me contactó por teléfono desde la Novena Región, quien es propietario de un camping aledaño a la parcela del senador Lavandero… Esta persona me ofrecía contactarme con una pareja que trabajaba para el senador Lavandero como cuidadores… En noviembre o diciembre de 2003 viajé a la zona»; y la del microempresario señalado por Sutherland, quien »desmiente a Sutherland, porque cuatro días después que él, el 9 de noviembre 2004, declara ante el fiscal Armendariz y aclara que fue el verano antepasado, del 2003, la última vez que estuvo allá (en Metrenco). Es decir, llamó a Sutherland desde la IX Región, el último mes que estuvo allá, en febrero de 2003, seis meses antes de lo que Sutherland declara al fiscal, y después nunca más supo del tema», explica Alcayaga.



-¿Por qué Sutherland no querría aparecer ante la justicia llegando mucho antes a la zona?
-Porque si él y su equipo, además de Pérez e Iván Cuevas, aparecen siendo testigos de presuntos abusos del senador Lavandero -explica Alcayaga- en contra de menores en reiteradas ocasiones, y por más de un año, y aunque sea sólo durante 6 meses, y no denunciaron estos abusos, y tampoco asistieron a estos menores en peligro, ellos pasan a ser cómplices de los hechos que ellos mismos denuncian.



Alcayaga agrega que respecto del tiempo en que Sutherland llegó a Metrenco, »tanto él como Pérez no contaron con la mala memoria de su principal aliado, Iván Cuevas, el ex cuidador de la parcela de Metrenco, ya que olvidó lo que le habían enseñado que tenía que decir, y el 1 de noviembre de 2004 declara ante el fiscal Armendariz que, a fines de 2001 (hace más de 3 años), Fravio Pérez le dijo que sapeara al senador, porque él tenía unos amigos en Canal 13.



«Iván declara al fiscal que Fravio Pérez, a nombre del canal, le ofreció plata para sapear al senador Lavandero, a fines de 2001. Y aunque él diga que no aceptó el dinero, consta en el proceso que a través de él Canal 13 ofreció pagarle, y que este ofrecimiento ocurrió a los pocos meses de que Iván y Gilda ingresaran a trabajar en Metrenco, y muchos meses antes que vieran, supuestamente, el primer abuso contra menores por parte del senador. Situación que, según la mujer -en su declaración al fiscal Sergio Díaz, el 8 de mayo de 2004-, la primera vez que vio a un menor llegar a la parcela (la menor J), fue en mayo o junio de 2002, fecha que cambia ante el fiscal Armendariz, el 1 de noviembre de 2004, al declarar que la primera vez que vio a un menor (la misma J), fue en el verano de 2002. De todas manera, ellos vieron un menor en Metrenco varios meses después de que se les había ofrecido dinero».



2).-El robo a la parcela de Metrenco, ¿el chivo expiatorio para hacer despedir a Iván Cuevas y Gilda Concha?:



A juicio de Alcayaga, la segunda etapa en la »maquinación» que se articula para dañar a Lavandero se habría realizado a través de una estrategia diseñada por el periodista de Canal 13, quien habría craneado un motivo para que Iván Cuevas dejara de trabajar en Metrenco, despedido de mala forma, y para que posteriormente ocurriera un robo, del cual sería culpado Cuevas.



»Para que Iván pudiera efectuar la primera denuncia oficial, que saliera de los simples rumores, era necesario primeramente que Iván ya no trabajara en Metrenco. En cumplimiento de ese objetivo, en julio de 2003, desapareció de la parcela de Metrenco una perra fina, y de este robo o desaparición, del que curiosamente se habló incluso en la prensa nacional, y tal vez hasta en el noticiero de Canal 13. La culpabilidad debía recaer en Iván Cuevas, ya que él era precisamente el encargado de criar y cuidar los perros. Sin embargo, en el entorno del senador Lavandero no se culpó a Iván del robo, porque se pensó que había sido obra de los vecinos, que ya antes habían matado otros perros del senador. Ante el fracaso de esta tentativa para que despidieran a Iván, se tuvo que pensar en otra cosa», argumenta Alcayaga.



El móvil esta vez habría sido, según el asesor de Lavandero, el robo de la clave del teléfono de la parcela de Metrenco, gracias a la cual se efectúan numerosas llamadas a teléfonos celulares. Eso consta en la declaración de Iván al fiscal Armendariz, a quien le dice que »siempre en la casa usábamos el teléfono de don Jorge para llamar a familiares de Santiago, aunque le pusieron bloqueo. Un día se le quedó el código del teléfono y lo usé. Hice varias llamadas como siempre, pero desactivando el código. Esa fue la razón directa por la cual me echó don Juan Carlos (secretario de Lavandero)».



Alcayaga se pregunta ¿por qué las llamadas se efectuaron a diversos teléfonos celulares? Su convicción es que se debió a que »las llamadas a celulares saldrían separadamente en la boleta del teléfono, de lo cual serían culpados Gilda o Iván, porque nadie más hacía llamadas a celulares de la casa de Metrenco. La lista de estas llamadas fue entregada por Telefónica, y ellas se efectuaron entre el 1 y el 31 de agosto de 2003. Lo extraño y curioso de estas llamadas, que alcanzan un total de 39, es que 18 de ellas son inferiores a $10, es decir, Iván llamaba y cortaba la comunicación casi de inmediato, y todas a diferentes celulares. Otras doce llamadas son inferiores a $50. Estas llamadas no fueron hechas a familiares de Iván o de Gilda, a quienes hubieran necesitado contactar, sino que a diferentes números de celulares, con el único objetivo que tras el hurto de la clave del teléfono, lo supiera el secretario del senador, y que por esta razón los despidieran de Metrenco. Yo insisto en que este plan no pudo haber sido ideado por Iván o Gilda. Veo la mano de Sutherland», sentencia.



Efectivamente Juan Carlos Espinoza finiquita a Iván Cuevas el 29 de agosto de 2003, por»renuncia del trabajador», a causa del hurto de la clave del teléfono. El nuevo cuidador de Metrenco llega el jueves 4 de septiembre, y durante esos días a la casa del senador no entra nadie, »porque él estaba fuera del país. Sin embargo, el miércoles 10 de septiembre Juan Carlos Espinoza va con el nuevo cuidador a la casa del senador, para que la limpiara y preparara para el día siguiente, cuando llegaría el senador. Y al entrar a la casa, se encontraron con un gran desorden y con la desaparición de dos televisores, equipo de música, videojuegos y otros electrodomésticos. Las puertas no habían sido forzadas, las ventanas estaban abiertas, y con los vidrios intactos, sin haber sido forzadas. Sin tocar nada, Juan Carlos llamó inmediatamente a la policía, que procedió a detectar huellas, sacar fotos, etc., cuyos resultados se desconocen hasta la fecha», explica Alcayaga.



-Bueno, pero ¿qué rol juega el robo en la maquinación que usted cree que se estableció para perjudicar a Lavandero?
-Al efectuarse el robo no se forzaran las puertas ni las ventanas. Fue como dejar una pista que indicara sólo a alguien como Iván, que conocía al revés y el derecho la casa. Por esta razón, Juan Carlos Espinoza insinuó a la policía que Iván podría ser un probable autor de este robo sin huellas y sin forzamientos de puertas y ventanas. La idea era que cuando la policía interrogara a Iván y a Gilda, estos »por venganz» ante la injusta acusación de robo, denunciaran al senador Lavandero por abusos contra menores. Y efectivamente las cosas se dieron de esa manera, porque el comisario Carrasco, encargado de pesquisar el robo, en su declaración al fiscal Armendariz sostiene que, después de ser interrogados sobre el robo, Gilda dijo que tenía antecedentes delicados contra el senador, pero que no los entregaría y que quería contactarse con el fiscal Alejandro Ivelic Mansilla. La entrevistada quería acceder a un fiscal y a protección.



-Yo me pregunto ¿cuántos habitantes de Temuco conocían en ese tiempo el nombre del fiscal Alejandro Ivelic Mansilla, y qué chileno en general sabe incluso hoy, que en vez de efectuar una denuncia a la policía, ella se puede hacer directamente a un fiscal, y que además se puede pedir protección al fiscal? ¿Cuántos chilenos, incluso con formación superior, saben que el nuevo Código Procesal Penal les permite pedir protección cuando realizan una denuncia? ¿Quién pudo con anterioridad enseñarle a Gilda, en septiembre de 2003, estas disposiciones del Nuevo Código Procesal Penal, conocimientos que por lo general sólo los abogados podrían tener, y no todos? Es evidente que había un plan bien elaborado… Para que no se forzaran las puertas y las ventanas, sin tener llave de la casa, sólo se podía hacer entrando por una ventana que hubiera quedado abierta. Dejarla abierta lo podría haber hecho Gilda o Iván en el último día que estuvieron en la casa. La ventana debía verse cerrada, pero sin pestillo. Este plan hubiera podido fracasar sólo en el caso que después de la salida de Iván, el mismo Juan Carlos se hubiera asegurado personalmente de cerrar las ventanas, pero no tuvo esa precaución.



-Pero entonces sería clave establecer quién o quiénes fue el que ralizó el robo sin dejar huellas.
-Es la clave para descubrir el complot y montaje de Contacto. Por eso estamos abocados a en encontrar informaciones más precisas, respecto a los autores de este robo, información que evidentemente es muy valiosa. No es una tarea imposible. Aunque, lamentablemente, la Policía de Investigaciones, Carabineros y la Fiscalía de Temuco iniciaron una investigación por robo que derivó en una investigación contra el senador Lavandero, pero del robo, la fiscalía y, en particular, el fiscal Armendariz, no se han ocupado nunca más.







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El rol del Sename en la denuncia contra el senador DC (14 de febrero de 2005)



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