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Las graves contradicciones del médico que realizó la autopsia de R. Anfruns

En octubre de 2004, el profesional José Luis Vásquez que tuvo a su cargo los análisis para determinar la muerte del menor, interrogado como testigo en la causa, dio a lo menos tres versiones distintas sobre sus conclusiones de la época. El Mostrador.cl tuvo acceso en exclusiva a sus afirmaciones.


A lo menos tres hipótesis sobre la causal de muerte de Rodrigo Anfruns Papi esgrimió el médico que tuvo a su cargo realizar la autopsia del menor, José Luis Vásquez Fernández, para justificar la causa de su deceso, en sus declaraciones ante el 17° Juzgado del Crimen de Santiago, lugar al que compareció el 21 de octubre de 2004.



El Mostrador.cl tuvo acceso en forma exclusiva a las fojas del proceso en que se registraron sus afirmaciones. Sin embargo, debido a que la causa se encuentra bajo secreto de sumario, en este artículo nos abstendremos de incluir citas textuales de sus palabras, con el objeto de no vulnerar esta disposición del tribunal.



A mediados del año pasado, la jueza de esa magistratura, Patricia González, accedió a reabrir la investigación del caso, que en 1979 fue instruida por el magistrado Manuel Silva Ibáñez -ex magistrado del 6° Juzgado del Crimen de Santiago y actual ministro de la Corte de Apelaciones de Valparaíso- y, posteriormente, por el ministro en visita Ricardo Gálvez Blanco, actual integrante de la Corte Suprema.



P.P.V.:¿Un simple señuelo?



Gálvez fue quien asumió el proceso sólo días después que el cuerpo del niño de seis años fuera encontrado en un sitio eriazo, cercano a la casa de su abuela paterna, luego de permanecer desaparecido por 11 días. Esta investigación concluyó con la condena de un adolescente de 16 años, que en la época fue denominado como P.P.V., quien fue acusado de asfixiar a Rodrigo por medio de la obstrucción de sus vías respiratorias, las cuales habría cubierto por sus dos manos entrelazadas.



Esta confesión de P.P.V. coincidió plenamente con la segunda ampliación del informe de autopsia elaborado por el doctor Vásquez, prueba que resultó crucial para comprobar la eventual autoría del asesinato.



No obstante, a mediados de 2004, la familia Anfruns Papi solicitó reabrir la investigación judicial, a raíz del testimonio de Jorge Rodríguez Márquez, un ex carabinero que participó en la búsqueda de menor y que, luego de 25 años, aseguró que el cuerpo del niño fue colocado en ese sitio, la madrugada del mismo día que fue hallado, por agentes de civil pertenecientes a Investigaciones o algún organismo de seguridad.



Un errático relato



Al ser consultado por su participación en este caso, el doctor Vásquez hizo un errático relato acerca de las conclusiones a las que arribó en el primer informe de autopsia y las numerosas ampliaciones que hizo llegar al ministro Gálvez.



La primera afirmación que sostuvo el profesional da cuenta que su impresión original sobre la muerte del niño fue que ésta se produjo como consecuencia de una sofocación, no necesariamente obra de un tercero, puesto que no constató signos de agresión en su cuerpo. Debido a ello, el profesional esbozó su teoría de que esta asfixia se produjo por aspiración de contenido gástrico, fenómeno que puede ocurrir por una lucha o "juego" entre dos personas, una de las cuales tenga una gran cantidad de alimentos en su estómago.



Esta nueva versión dista mucho de la que entregó en 1979, cuando en su primer informe pericial sostuvo que no era posible determinar la causa del fallecimiento, mientras que en un segundo pronunciamiento afirmó que Rodrigo fue asesinado por medio de una sofocación de ejecución mecánica.



Junto a ello, en la primera parte de su exposición Vásquez señaló que al momento de recepcionar el cuerpo en dependencias del Servicio Médico Legal (SML), éste presentaba rigidez cadavérica. Sin embargo, al leérsele el documento que elaboró en la época, revirtió su juicio y consignó que los restos ya no presentaban rigor mortis, debido a que esta parálisis se pierde a las 24 o 30 horas posteriores a la expiración.



Más contradicciones



En cuanto a la descripción que en esa época hizo en relación al rostro del niño, el profesional dijo que fue un "error" haber señalado que éste presentaba un aspecto ligeramente pálido, manifestando que presentaba cianosis (ennegrecimiento), lo cual es corriente en los occisos que fallecen por asfixia.



Otra confusión en que cayó el facultativo es en cuanto a la presencia de lesiones atribuibles a terceros. Como ya se dijo, Vásquez primero indicó que no percibió signos de agresión algunos, mientras que -en esta misma declaración- luego se desmiente y precisa que los restos presentaban a lo menos tres lesiones "vitales": en el costado izquierdo del dorso, en el hemotórax derecho y en el muslo derecho.



A eso agrega que, en las extremidades inferiores, en general, se constataron magulladuras que habrían tenido su origen en la lucha que mantuvo el menor con su (s) asesino (s). Todos estos golpes habrían ocurrido antes de su muerte, sostuvo.



Al ser consultado sobre sus conclusiones de 1979, en la cual afirmó que la muerte se produjo por sofocación mecánica, el forense reconoce que esa fue su segunda hipótesis, ya que no pudo descartarlo, aún cuando no presenció marcas ni huellas de ese tipo de agresión en el cadáver.



Muerte a causa de un reflujo



No obstante, a continuación aclara que su convicción es que el menor falleció a causa de una pelea y que durante ésta, debido a que Rodrigo habría almorzado pocas horas antes, se produjo el reflujo y la posterior aspiración del contenido gástrico, provocando la asfixia del niño. De esa forma, el médico reitera que su hipótesis sobre la acción directa de terceros se basó en los signos de lucha que relacionó con otra persona.



En cuanto al efecto que pudo causar la inyección de Benzetacil -que se aplicó a Rodrigo 11 días antes de su desaparición, debido a una amigdalitis- Vásquez modificó su versión de 1979, señalando que ese medicamento tuvo una mínima influencia para retardar el proceso de putrefacción del cuerpo, pero reitera que actuó en ese sentido.



El forense añadió que, en su opinión, fueron factores como la temperatura, el clima y la humedad del sector las que habrían retardado la degradación de los tejidos. En razón de ello, confirmó que en sus posteriores informes amplió la data de muerte de 10 a 12 días, rectificando su estudio primigenio, que concluyó con un deceso de entre 4 a 6 días antes de encontrarse los restos.



Una cuestión de idoneidad



Respecto a cómo se produjo su nombramiento en el caso, José Luis Vásquez reconoció que su designación fue a causa de tratarse de un caso especial. En esa oportunidad, el entonces director del SML, Claudio Molina Fraga, le encargó este peritaje, junto con otros dos médicos que trabajaban en el tema



De este modo, el forense aclaró que fue él quien le pidió a su superior sacar de este procedimiento a los facultativos Alberto Teke S., perito de la policía de Invesigaciones, y Julio Vea, quien también se desempeñaba en el SML. Por ello, fue designado exclusivamente en el caso, mientras que del ayudante que lo asistió, dijo no recordar su nombre ni otros detalles para ubicarlo.



La razón para justificar su petición fue que sus dos colegas no eran idóneos para realizar este análisis, ya que el primero era de un organismo externo, mientras que el segundo era especialista en urología. Cabe destacar que, en esa época, Vásquez era médico ginecólogo.





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