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Teólogo Jaime Escobar: «Este es un momento de continuidad para la Iglesia»

Director de revista Reflexión y Liberación, identificada con los sectores progresistas de la Iglesia, asegura que el cónclave será un enfrentamiento entre la curia -bajo la esfera del Opus Dei- y la Iglesia italiana. Adelanta una arremetida de los jesuitas y apunta que en caso de no haber acuerdo, un checo podría lograr el consenso.


Hace unos días entre los posibles sucesores para el Papa Juan Pablo II, apareció el nombre del arzobispo de Santiago, cardenal Francisco Javier Errázuriz. Aunque él mismo se ocupó de desmentirlo, sus posibilidades se reducen casi a cero. No tanto por el perfil del sacerdote, sino porque el cónclave que comienza mañana ya tiene a dos fuerzas en pugnas y entre ellas, el chileno apenas es un factor más.



Según el teólogo y director de la revista Reflexión y Liberación, Jaime Escobar, el sucesor de Karol Wojtyla será o un europeo o un italiano. Y para ser precisos, la lucha estará centrada entre el hombre del Opus Dei, el secretario de Estado del Vaticano Angelo Sodano, y el arzobispo de Milán, Dionigio Tettamanzi. La curia vaticana versus la iglesia italiana. No obstante, si ninguno de esos nombres logra acuerdo entre los 115 cardenales que asistirán al cónclave, el arzobispo de Praga, Miroslav Vlk podría erguirse como el nombre de consenso.


Mirslav Vlk podría ser el candidato de consenso.

"Miroslav Vlk fue muy amigo de Juan Pablo II, fue confesor de él, ha sido dos veces consecutivas presidente de la Conferencia Episcopal Europea. Además, la vida de este cardenal es casi calcada a la vida de Karol Wojtyla. Fue obrero, eligió su ministerio sacerdotal en los años 40 en Checoslovaquia. Las autoridades comunistas de la época le suspendieron su licencia y se ganó la vida limpiando vidrios. Después logró su licencia y hacia misas en el campo checoslovaco. Cuando vino la Primavera de Praga, estuvo detenido por sospechas y cuando cayó el Muro de Berlín lo hicieron obispo y este Papa, lo hizo cardenal y le encomendó una serie de misiones que cumplió eficientemente", explica Escobar.



En contacto permanente con un grupo que incluye a especialistas vaticanos en Roma, Madrid, París y Estados Unidos, Escobar adelanta del cónclave que en una semana a más tardar debería salir humo blanco. Pese a ello, explica que la disputa interna es fuerte y es por ello que las intervenciones de cardenales en torno al presente y futuro de la Iglesia Católica será clave.



Considerado papable, el cardenal jesuita Carlo María Martini podría impulsar la balanza hacia un sector más progresista. "No está con Sodano. Él podría inclinar la opción hacia un cardenal que no sea de la curia", asegura Escobar, otorgándole una alta importancia. Por el lado conservador, el cardenal primado de Varsovia, Jozef Glemp, "dicen en Roma que va a tener una intervención más o menos señalando cómo Juan Pablo II hubiera querido a su sucesor. O sea un papa que mira al este, o que mira a la China, al í€frica o América Latina, que siga con la misma ortodoxia".


El representante de la iglesia italiana, el arzobizpo de Milán, Dionigi Tettamanzi

Además, Escobar también cuenta como relevantes las intervenciones del cardenal de Venecia Angelo Scocia y el de Bruselas, Godfrieds Daneels. Después de ellas, añade, el jueves 21 abril será un día clave en las elecciones al interior del cónclave. "Si no hay consenso, el día 22 pueden desarmarse y armarse bloques de acuerdo y se llama a candidatos de consenso. Son aquellos que no están en el primer lugar, que tiene 10, 15, 18 votos, como salió el papa Juan XXIII", explica Escobar y añade que el 26 sería el plazo fatal para que se decida el nombre del nuevo papa, que según está acordado se llamará Juan Pablo III.



– ¿Con qué base se planteó la semana pasada que el arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, tenía posibilidades de convertirse en el próximo papa?
– Hay dos razones. Durante el largo papado de Juan Pablo II, tuvo una especial predilección, apoyo y potenció fuertemente a los movimientos carismáticos en la Iglesia. Exceptuando al Opus Dei, que es una especie de organización secreta católica que no se sabe claramente qué lo que es, pero tiene mucho poder, entre los movimientos a los que tanto privilegios les entregó están Comunidad y Liberación, el movimiento Focolari, las comunidades de San Isidro y Schoenstatt. Entonces hay dos razones por las que corrió el nombre de Errázuriz: una, porque fue superior general del movimiento Schoenstatt durante más de 15 años. Y segundo, porque antes de que él fuera cardenal, durante todo el tiempo de la dictadura, estuvo en Roma en la curia misma. Además, fue presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).



– Y en definitiva, ¿cuáles son las razones por la que se descarta su nombre entre los papables?
– Hay tres elementos fundamentales. Primero, igual que Angelo Scola, pertenece a un movimiento y la mayoría de los cardenales no ven con buenos ojos este explosivo y mediático aumento que tienen estos movimientos carismáticos. Segundo, tiene el respaldo de Alemania y los otros cardenales le temen un poco a la hegemonía alemana, no sólo por las finanzas. Y tercero, si es un latinoamericano, Errázuriz tendría pocas esperanzas porque hay otros hombres en campaña, pero más carismáticos. Errázuriz es un descendiente de vascos, pero de los callados. Es un hombre como lo conocemos en Chile. Habla cuando tiene que hablar. Tiene una personalidad bastante díscola, es un poco péndulo y basa su ministerio pastoral en un equipo de asesores.


Angelo Sodano, un sacerdote muy ligado a Chile podría suceder a Juan Pablo II

– Usted plantea que el Opus Dei es una organización con mucho poder ¿de qué forma lo va a desplegar durante el cónclave?
– El Opus Dei está trabajando simultáneamente con dos candidatos para la sucesión de Juan Pablo II. El primer candidato que tenían tapado, secreto, y que se supo casi al final es Angelo Sodano. Como secretario de Estado del Vaticano es muy potente, muy influyente. Pero también ellos tienen al cardenal Joseph Ratiznger. Los dos de la curia. Entonces, el Opus tiene sólo dos representantes directos, que es el cardenal español Julio Herranz y el cardenal Juan Luis Cipriani. Pero estos dos cuentan con el apoyo de la curia completa. Entonces ¿qué ha hecho el Opus Dei antes del cónclave? Un potente lobby que se arrastra hace más de un año y potenciar en primer lugar y con mucha fuerza a Angelo Sodano. Ese es el candidato del Opus Dei, ese es el candidato de la curia y ahí está el origen de las diferencias fuertes con los cardenales italianos.



– Ahora, en caso de que no se imponga la opción del Opus Dei, ¿de todas formas el sucesor de Juan Pablo II será para conservador?
– Si, sí. Hay que tomar en cuenta que los 115 cardenales que van a estar en el conclave son ordenados por el pontificado de Wojtyla. Ahora eso no quiere decir que sean autómatas como robot, hay matices, diferencias, puntos de vistas distinto. Por eso que nosotros le estamos asignando mucha importancia a las intervenciones de insignes cardenales y esos no son más de cinco. Esos cinco al definir como está la Iglesia hoy día y como debe estar la Iglesia para enfrentar el nuevo milenio, la agenda que postergó Wojtyla, ahí debería emerger un candidato de consenso. Que puede ser muy conservador, en la línea Wojtyla, pero con matices distintos de acuerdo a una nueva agenda y con los cambios que van a haber. Pensemos que el nuevo papa, quien quiera que sea, no va a tener de secretario de Estado a Angelo Sodano y no va a tener al cardenal Ratzinger en la Congregación de la fe. Va a ser otro momento. Por eso es que la consigna de los pocos cardenales progresistas de los 115 que votan, es que no sea elegido un papa de la curia. O sea, en el fondo, no hay que elegir a Sodano a Ratzinger.



– Así como el Opus Dei y los movimientos carismáticos han tomado fuerza durante el papado de Juan Pablo II, también se señala que las órdenes más liberales han perdido fuerza, entre ellas una de las más afectadas sería la Compañía de Jesús.
– Eso tiene una lectura distinta. La verdad es que la Compañía ha estado fuera de los privilegios y los favores de este papado, pero mantiene incólume su hegemonía en cuanto a su capacidad intelectual y en cuanto a generar nuevos teólogos. Ahora, lo interesante de esto, es que los jesuitas pese a haber perdido influencia y hegemonía en estos 26 años de papado de Wojtyla, el martes 19 un jesuita, llamado Carlos María Martini, puede arrastrar más de 12 votos, sin contar los de los jesuitas. O sea, aunque los jesuitas perdieron, ya este papado no está, ya Juan Pablo II está muerto, estamos en otro escenario. En este escenario, los jesuitas más que tomar hegemonía pueden lograr mucho poder de influencia.



– ¿Cuántas posibilidad hay de que el cónclave se decida por un desconocido?
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– Sí, hay posibilidades. Hay un 25 por ciento de posibilidades al no salir uno del este -Miroslav Vlk-, hay como dos o tres cardenales bien viejitos en las diócesis italianas, que no los conoce nadie. Que son hombres de campo a los que puede echar mano en última instancia la curia italiana con el fin de que sea un papado corto y se calmen las cosas. Y como lo dice toda la prensa hasta la saciedad, que sea un papado de transición. Puede ser, pero la pugna, yo creo, se va a dar entre un cardenal de la curia y un italiano, y en caso de no haber acuerdo, va a emerger uno de consenso.



– ¿Efectivamente la Iglesia Católica espera un papado de transición?
– Es muy fuerte la huella de Juan Pablo II. Quien quiera que sea se va a llamar Juan Pablo III, eso es indiscutible, ya hay acuerdo entre todos los cardenales. Es muy potente la imagen, la huella. Los funerales fueron muy apoteósicos, con Bush metido ahí, Blair… Ante esa situación que la vio todo el mundo por las cadenas de televisión, nos van a poner a un dócil, uno muy parecido a él o un viejito medio decrépito que dure dos o tres años. Que pase un poco esta verdadera marea wojtyliana y la iglesia, este nave tan grande, logre estabilizarse en mar complicado y ahí otro cardenal vendrá, otro momento para la Iglesia vendrá. Este momento, a mi juicio, es un momento de continuidad para la Iglesia.



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