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La avanzada china en América Latina, el nuevo temor de George Bush

Política del terror o no, lo cierto es que las aprensiones con China son ciertas al interior del gobierno de Bush. A través del secretario para Asuntos del Hemisferio Occidental ha salido a ratificar el miedo con ciertas sutilezas, a diferencia de algunos congresistas que ya comienzan a ver un nuevo polo de difusión marxista.


Para nadie es un misterio la potente arremetida que ha realizado la nueva China en América Latina, un comportamiento estratégico que ha ejercido influencias también en nuestro país, y que ha provocado que Estados Unidos, que hasta ahora había guardado silencio sobre esta novedosa relación, tuviera que salir a demostrar sus temores, instalando en el debate el probable reestablecimiento de una segunda Guerra Fría.



Política del terror o no, lo cierto es que las aprensiones son ciertas al interior de la administración Bush, la que a través del secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roger Noriega, ha salido a ratificar el miedo con ciertas sutilezas, a diferencia de algunos congresistas que ya comienzan a ver en el cono sur un nuevo polo de difusión marxista.



El mismo Noriega, en el marco de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, informó el pasado 6 de abril que Estados Unidos seguirá observando de cerca la estrategia china para llegar hasta América Latina, a fin de asegurarse de que esta actividad es compatible con «el duramente ganado progreso de la región hacia la democracia representativa».



Noriega hizo notar también que factores económicos y políticos, entre ellos la necesidad de asegurar fuentes confiables de materias primas y el deseo de aislar políticamente a Taiwán, dirigen el interés de China en América Latina. «La rivalidad con Taiwán desempeña un papel en el acercamiento de China a los países latinoamericanos», dijo, y agregó que «un objetivo político chino clave es aislar a Taiwán, y China cortejará activamente a los doce países de este hemisferio que reconocen a Taiwán» diplomáticamente.



El secretario adjunto observó que recientemente Dominica y Granada rompieron vínculos con Taiwán en favor de China, y que Jamaica ha abierto una embajada en Pekín. «En los casos de Dominica y Granada, las promesas chinas de ayuda precedieron al reconocimiento», subrayó.



Al mismo tiempo, mencionó una visita del presidente chino Ju Yintao a Argentina, Brasil, Chile y Cuba en noviembre de 2004, durante la cual los primeros tres países acordaron reconocer a China como «economía de mercado», con fines de aplicación de medidas antidumping. Esta condición les hace más difícil «a sus industrias nacionales plantear acusaciones de dumping contra importaciones de China», explicó.



El rápido crecimiento económico de China ha originado un aumento espectacular de su demanda de muchas materias primas y alimentos, y la ha llevado a considerar a América Latina y África como fuentes de productos básicos claves, declaró Noriega.



China, dijo, no sólo importa más materias primas del Hemisferio Occidental, sino que también hace inversiones significativas en la región. La inversión china en esa región, añadió, llegó a 6.320 millones de dólares en el 2004, aunque hizo notar que esa inversión se mantiene «bien por debajo» del total de las inversiones estadounidenses en América Latina, que fueron superiores a 300.000 millones de dólares.



Puso también en tela de juicio si la inversión china es realmente beneficiosa para la región, mencionando los préstamos a interés bajo que requieren que el trabajo lo hagan compañías chinas, y las inversiones que se concentran fuertemente en extraer materias primas de los países, en lugar de ofrecerles a los trabajadores empleos y oportunidades de adquirir destrezas.



Estados Unidos ha observado también un aumento de los contactos entre militares de China y varios países latinoamericanos, dijo el secretario adjunto. «Si bien esos contactos son mínimos, los vigilamos de cerca y buscamos asegurarnos que no perjudican el compromiso de los militares latinoamericanos con la democracia y el control civil», apuntó.



Aun mientras aumenta la presencia china en el Hemisferio Occidental, «Estados Unidos sigue plenamente comprometido con nuestros vecinos», advirtió Noriega. «Nuestra política se basa en un compromiso común con la democracia, el libre mercado y la integración económica. Creemos que la firme y creciente asociación entre Estados Unidos y el hemisferio es la base de la seguridad, prosperidad y libertad de la región», finalizó.



China pragmática



Entonces, si hubiera que hacer un recuento de aprensiones, fantasmas, miedos y temores, que afloran en el imaginario de Estados Unidos, hay que decir que todo se engloba en el posible debilitamiento de la tradición democrática que, claramente, costó recuperar en América Latina, un valor que EEUU ahora quiere defender, transformándose en una suerte de conciencia latinoamericana que nos llama a preguntarnos: ¿la inversión china es realmente beneficiosa para la región?



A juicio del analista internacional Armen Kouyoumdjam, ha sido evidente la inundación china, a través de sus productos de consumo, que sería el factor más reconocible para la gente. »Lo pensaba hace muy poco, y creo que guardando algunas proporciones, esto se asemeja a lo que pasó en el siglo XIX con la Revolución Industrial. Es decir, mucha gente acostumbrada a no poder acceder a ciertos productos, comienza a hacerlo por la baja considerable en los precios», explica el analista.



»Sin embargo, yo hasta ahora no tengo la percepción de que China, además, esté intentando meterse en asuntos políticos de la zona, tal como sí lo hizo en su época la ex Unión Soviética, y que es el miedo que está denunciando Estados Unidos. Por cierto no pasó inadvertido el triunfal tour que realizó Xu Jin Tao el año pasado, que en el caso de Argentina se promocionó como si fuera la llegada de el Viejo Pascuero. En la práctica hay acuerdos económicos, intercambio comercial, invasión de productos, pero yo no me preocuparía más allá», aclara Kouyoumdjam.



»A mí no me consta de que han tratado de influir en la región, y menos de que se van a transformar en un elemento de desestabilización democrática. Ya no estamos en la Guerra Fría. Quizás EEUU tiene el temor de que China les lleva una delantera importante en lo comercial, con todos los productos chinos que han dejado atrás a los estadounidenses, y que siempre son de mayor precio, por su mejor calidad», agrega.



-A pesar que se han concretado varios gobiernos socialistas en la zona, ¿usted cree que ninguno llegará con China a algo más que acuerdos muy pragmáticos y no ideológicos?
-Así es. Porque China está tratando de mantener los mercados que le entregan materias primas. Después de casi 20 años de especialización en América Latina, realmente no veo hoy día un intento de conexión política, en cuanto a jueguen con nosotros y colóquense cuellos Mao. Yo lo veo como una influencia puramente económica.



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