La carencia de una política oficial sobre esta materia decisiva ha hecho que los generales (r) Patricio Campos y Hernán Ramírez hayan llegado al alto mando pese a estar vinculado en materia de derechos humanos. Ricardo Israel afirma que »la parte política del gobierno no está preparada, ni tiene el conocimiento» para actuar en esta área.
Los gobiernos de la Concertación han tenido serios déficit en materia de inteligencia estratégica a la hora de nombrar a los altos mandos de las Fuerzas Armadas. Ello quedó demostrado en el caso del ex general de la Fach, Patricio Campos que debió renunciar a su cargo, en septiembre del 2002, tras un escándalo de proporciones que generó la información de que su esposa Viviana Ugarte, más conocida como "Pochi", habría participado en violaciones a los derechos humanos.
El caso más patético fue el del general (r) del Ejército Hernán Ramírez Hald, quien antes de pasar a retiro por ser procesado por el crimen del ex sindicalista Tucapel Jiménez, se fue a despedir del Presidente Ricardo Lagos, en noviembre del 2000.
Ahora está el caso del ex jefe de la Brigada Contra el Crimen Organizado, subprefecto Rómulo Aitken, quien se encuentra implicado en la desaparición de una agenda que sería la pieza clave para acusar a un narcotraficante. Si bien el cargo no depende de la venia del jefe de Estado pone en cuestionamiento al director de Investigaciones que lo puso en dicha destinación.
El cientista político Ricardo Israel dijo que separaría los casos de derechos humanos con los de la realidad común y corriente, sea corrupción, narcotráfico u otro. Pero en el tema más de fondo, el analista hace una dura critica a la administración concertacionista y señala que "la parte política del gobierno no está preparada, ni tiene el conocimiento, ni muchas veces posee la información como para hacer eso. Y tampoco lo tiene el Congreso".
Por ejemplo, dijo Israel, "cuando el Parlamento ratifica el nombramiento de un ministro de la Corte Suprema nunca ha preguntado los fallos de esos jueces en la Corte de Apelaciones, como una forma de saber para qué lado tiran o qué se puede esperar de ellos, ya que en la Suprema tienen inamovilidad en sus cargos".
No hay policía sin corrupción
Israel hace una salvedad entre las Fuerzas Armadas y las policías, ya que no sabe como se podría controlar la corrupción en estas últimas instituciones. "Todo gobierno debiera estar preparado para cumplir con todas las obligaciones que le impone la ley, como la de control de estas áreas. Evidentemente las administraciones concertacionistas no la han cumplido, en casos muy notorios en las Fuerzas Armadas, pero no veo cómo pueden controlar al interior de las policías", dijo el experto.
Agregó que "el gobierno debiera tener la mayor información posible, pero sólo puede recabar antecedentes públicos porque la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) no está para ello y no hay forma, desde el punto de vista político de saber, cuándo hay corrupción".
Una solución sería, a juicio de Israel, "aprovechar las posibilidades que ofrece la Reforma Procesal Penal para crear una unidad especializada en el tema de corrupción policial, por las dificultades a la hora de reunir pruebas y seguir pistas.
La mejor posibilidad de descubrir la corrupción policial es al interior de las propias organizaciones".
Lo que sucede, según Israel, es que "no hay institución policial que esté libre de corrupción en el mundo y hay que ver si se condona o persigue, y lo que hemos visto es que la propia institución denuncia a su gente".
Faltan los sistemas estratégicos
El cientista político Guillermo Holzmann coincide con Israel en el sentido que la ANI no tiene muchas atribuciones. "La agencia debiera tener una cierta preocupación del tema estratégico, pero las prioridades están en otros ámbitos y sólo se restringen a Defensa y al sector policial, sin incorporar economía, ni la unidad de lavado financiero del Ministerio de Hacienda y que se supone deberían coordinarse".
Por estos problemas y los antecedentes que existen de los errores en materias de derechos humanos con las Fuerzas Armadas, "hay una necesidad de asumir una posición más proactiva en el ámbito de lo que Chile quiere de inteligencia estratégica, no para hacer espionaje sino para ver los elementos importantes a considerar".
Precisó que "los gobiernos de la Concertación han dado importancia al sistema de inteligencia a los niveles de terrorismo y narcotráfico, pero no han priorizado los sistemas estratégicos para que el Presidente no cometa errores".
Vidal no tiene la culpa
Otras fuentes consultadas coincidieron que los gobiernos de la Concertación, "nunca ha tenido visión estratégica política. Hasta la salida de José Miguel Insulza no han existido políticas claras en esa materia, Vidal no es responsable de lo hecho".
«En la administración Lagos no ha existido una política sectorial sobre el tema, y, en general, tenemos un sistema poco corrupto, pero carecemos de un sistema con adecuado control", comentaron las fuentes consultadas.
Agregaron que "el Ministerio del Interior debería haber generado mecanismos, consejos, haberse metido en los procesos de modernización. Pero no hay un concepto integrado de estos manejos, cada cual anda por su lado".
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