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Mario Gómez López recuerda a Lira Massi: ‘Era un ser social muy receptivo’

Redactor de »El Clarín» y »Puro Chile», periodista de radio Santiago y Agricultura, conductor de »La entrevista impertinente», el »Flaco», bohemio y entrador, fue uno de los periodistas más brillantes de su generación. Uno de sus amigos más cercanos asegura que su deceso, en Francia, pudo haberse evitado.


Cuando Salvador Allende llegó al poder, citó a los dueños del diario Puro Chile, periódico que había trabajado duramente para contribuir a su elección. Eugenio Lira Massi y los hermanos José y Mario Gómez-López asistieron al encuentro en La Moneda, sin entender demasiado de qué se trataba. ‘Tengo una lista, y a las cinco de la tarde todos los cargos tienen que estar firmados’, les dijo el Presidente. Los tres se miraron sin entender, José Gómez López le preguntó qué tenían que ver ellos con eso. ‘Es que tienen que ocupar algún cargo’, fue la respuesta. Eugenio, el "Flaco", habló entonces: "mire, Presidente, tenga bien clara una cosa: el día que usted la cague, nosotros queremos poder decirlo".



La anécdota la narra Mario Gómez López, uno de los fundadores de Puro Chile, redactor en El Clarín, y más recientemente, creador del periódico La Firme. Amigo íntimo de Eugenio Lira Massi, uno de los periodistas más ingeniosos que recuerde la historia del gremio. Gracias a su creatividad surgieron íconos tan importantes de la cultura setentera como el famosísimo ‘enano maldito’, caricatura que aparecía en las portadas de Puro Chile, comentando la actualidad noticiosa, y del que sería heredera "Margarita", de la portada del Fortín Mapocho.



Lira Massi escribió tres libros: La Cueva del Senado y los 45 Senadores, La Cámara y los 147 a Dieta» y Ahora le toca al Golpe . Gracias a ellos, a los dos primeros particularmente, pudo ganar algo de dinero y comprarse un Peugeot. Irónico, creativo, profundamente comprometido en lo social, el «Flaco» se ganó el respeto de colegas y autoridades, tanto de derecha como de izquierda.



El golpe de Estado lo obligó a refugiarse en la embajada de Francia y, más tarde, a salir rumbo a ese país, donde murió en junio de 1975, solo. A 30 años de su muerte, Mario Gómez López lo recuerda en sus facetas cotidianas, y desestima los rumores que vinculan su deceso a un asesinato político.



El cabro del barrio



Eugenio Lira Massi se crió en el barrio Chacabuco, y conoció perfectamente la vida de los barrios en el Chile de ese tiempo. "Era un rebelde que se había formado en una población. Y se juntaba en la plaza con los amigos. No tenían plata para ir al cine, hacían la plata entre todos, mandaban a uno al cine a ver la película, y él después se las contaba. Así eran los barrios en ese entonces: los niños pobres, pero con personalidad. Y un día pillaron a un niño que era muy endeble en la narración, decidieron no mandarlo más, y enviaron a otro que sí entraba y veía la película. Y el flaco Lira decía ‘era tan aburrido este huevón que optamos por pagarle la plata al otro, que inventaba las películas, y que eran mucho mejores que las que el otro les relataba.’ Ese era el tipo de ingenio popular que tenía", relata Gómez López.



El "Paco" Lira trabajaba como escribiente en la Dirección General de Carabineros, a media cuadra de las oficinas del diario "El Clarín". Un día pasó a ofrecerse para hacer ‘monitos’, las caricaturas del periódico. Alberto Gamboa, el ‘Gato’, director en ese entonces, le dio una posibilidad. Cuenta Mario que "al tercer día, Gamboa se dio cuenta de que era ingenioso y le dijo, ‘oye, pero pa’ qué te ponís a hacer monos. Dedícate al periodismo escrito, que es el único que sirve’". Así entró el Flaco al periodismo. Un poco por casualidad, un poco por maldición.



Pero era lo suyo. Comenzó en las crónicas deportivas, luego empezó a redactar artículos de política, sobre La Moneda y el Congreso. "Los parlamentarios lo buscaban, porque se sentían agradecidos cuando Lira les hacía una broma, en vez de enojarse. La revista Topaze, por ejemplo -en la que también trabajó- provocaba enojo muchas veces, pero éste era tan simpático personalmente, que le tenían aprecio. Nunca tuvo un incidente, ni alguien que le reprochara que se había sobrepasado. Todo lo hacía con mucha finura, pero con mucha chilenidad. Era un hombre con humor chileno", asegura su amigo entrañable.



Incisivo en su humor, fue el candidato ideal para un programa de Canal 13, "La entrevista impertinente". Leonardo Cáceres, ex jefe de prensa de la estación televisiva, asegura que para ese proyecto, necesitaban a un periodista sin pelos en la lengua, y lo llamaron. En principio, él se negó. "Me dijo no, yo no sirvo para la televisión, no voy a salir bien. Le pedí que hiciéramos un ensayo al aire. En cuanto terminó el ensayo, el Flaco dijo ‘ya, yo te hago este programa’. Le gustó el papel que podía desempeñar".



Del Clarín al Puro Chile



El Flaco era allendista. Cuando el dueño de "El Clarín", Sainte Marie, más conocido como "Volpone", decidió apoyar a Tomic y Alessandri para la elección presidencial del 70, un grupo de periodistas decidió irse y formar un nuevo medio. Ese medio fue "Puro Chile", que pasaría a la historia tanto por su ingenio como por su combatividad.



Allí, la camaradería entre los hermanos Gómez López y Lira Massi se hizo aún más fuerte. La plata escaseaba, pero la amistad no. "Era el único que tenía auto en el diario. En ese entonces, los periodistas no tenían plata. Un día había otro auto estacionado abajo, y preguntan a los periodistas de quién era. Uno dice que es suyo, y el Flaco y Pepe le dicen ‘y de dónde lo sacaste? ¿estás coimeando? Porque con el sueldo que ganai no te podís comprar un auto. Así que te vai‘. Y lo echaron, ¡así de arbitrarios eran! Pero lo hacían con simpatía, le daban consejos al otro y hasta le conseguían pega", relata, entre risas.



Se iban al Torres después de que se hacía la edición, y cuando se pasaban de copas, les daban trabajo a todos los mozos. "Al otro día había que atender a los mozos que venían a reclamar la pega que les habían ofrecido en la noche. Pero había una cosa de buen humor, y una cosa de principios muy especial", cuenta el fundador de La Firme.



"El Flaco siempre fue un hombre que con el ingenio que tenía, captaba siempre cosas en la calle, en el café, en las micros. Tenía una tremenda percepción. Era un ser social excepcionalmente receptivo. Y de un ingenio que era muy propio de los chilenos. Era un tipo con pinta de pije, pero popular", explica.



Pero Lira no sólo era simpático y ocurrente. Era también atractivo. Las chicas de las boites y de lugares nocturnos lo recibían llenas de sonrisas, aunque él era un hombre esencialmente tímido. Esa misma timidez lo hacía aún más interesante, por lo que era frecuente que las mujeres lo invitaran o procuraran acompañarlo. Incluso cuando iba a buscar a su hija, que estudiaba en el Liceo 1, las adolescentes se le abalanzaban, ante su más absoluto estupor. Él se dejaba querer.



El golpe y el exilio



Dos días después del golpe de Estado, el mismo día que se levantó el toque de queda, el trío de periodistas se juntó en Macul con Grecia, para decidir qué iban a hacer. Lira Massi anunció que se iba. "Él dijo que un momio lo iba a meter a la embajada de Francia. Y nosotros lo repudiamos. Deseándole lo mejor, pero tratando de convencerlo, porque nosotros queríamos sacar una hojita ", recuerda Mario.



Después de eso, no volvió a saber de él por varios meses. Estando en Cuba, se entera de que está en Europa, a salvo. Después de varios meses en la embajada, había conseguido un salvoconducto y se fue a Francia. Pero quería irse.



"Me empiezan a llegar noticias del Flaco, pidiéndome que lo sacáramos de Francia, porque se iba a morir, que fue lo que aconteció. Amaneció muerto en su departamento. Se lanzó el rumor de que lo habían asesinado, pero no. Se podría haber salvado, si se hubiera ido a un país que hablara castellano."



-¿Usted cree que el gran problema fue el lenguaje?
-Sí. Y a eso se sumaba la decepción por el golpe mismo, lo lejos que estaba su familia, y de las personas que lo acompañaron siempre. Se fue a Francia, donde no hablaba el idioma, entonces se fue amargando, amargando, amargando, y qué sé yo, en una hora se tomaba una botella de cognac. A mí me lo contaban todos los que vivieron alrededor de él. Pasé una vez por allí, y no estaba bien. La depresión que tuvo fue terrible, porque no hablaba, entonces trabajaba en L’Humanité recortando diarios y cosas, y más se amargaba, porque no podía escribir nada. Si se hubiera ido a España…



Cuando usted lo visita, ¿cómo lo encuentra?
-Decaído. Llevaba dos años tal vez en Francia. Fui a una convención mundial de solidaridad con Chile y pasé a verlo. Fue muy triste. Imagínate, qué comunicación tenía, sólo con los exiliados. Y empieza la desilusión, cosas que lo amargan profundamente.



-¿Era un idealista?
-Claro que sí, porque él podría haber sido lo que llamo un triunfador dentro del capitalismo, y él no era un triunfador en ese sentido. Era un triunfador que había impuesto su formación social y su compromiso político. Era un personaje comprometido con su país, y con la gente más humilde. El enano maldito era un reflejo de ello.



Cuando Mario Gómez López volvió del exilio y trabajó en Radio Chilena, inició un ritual que duraría años. "En la fecha de su muerte, yo transmitía un homenaje en vivo, enfrente de su nicho. Invitaba a mis auditores a que fueran. Se juntaban 50, 60, 70 personas, y nos tomábamos una botella de pisco, y después una de vino por Pepe, que estaba en Alemania exiliado. Y nunca nos censuraron", relata.



Sin el temor de la represión, su gran amigo, el único vivo del trío, volverá a ir al cementerio este lunes para saludar otra vez al Flaco.

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