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Eduardo Santos propone que jefes de FF.AA. duren por dos años renovables

La idea fue rechazada por sus colegas y legisladores. Santiago Escobar propone que los jefes militares no tengan plazos y sea potestad del Presidente de la República mantenerlos en el cargo, mientras Armen Kouyoumdjian piensa que »la presencia física de la persona no tiene nada que ver» si la institución se encuentra bien estructurada.


Un día antes que el Presidente Ricardo Lagos coloque la banda tricolor a su sucesor el 11 de marzo de 2006, el comandante en jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre, deberá entregar su bastón de mando al oficial que designe el jefe de estado, ya que cumple cuatro años como máxima autoridad de la institución.



Pese a la tragedia de Antuco, donde murieron 45 militares, 44 de ellos soldados que cumplían con el Servicio Militar Obligatorio, Cheyre logró salir fortalecido pasando por alto las críticas que algunos sectores políticos le formularon. El jefe del Ejército personalmente concurrió a Los Ángeles a ponerse a la cabeza de las tareas de rescate de los cuerpos, estuvo con los familiares de las víctimas y enfrentó los cuestionamientos al alto mando por los lamentables hechos.



Con su forma de actuar en este episodio, junto a declaraciones que marcaron un fuerte distanciamiento del régimen militar y que partieron con el "nunca más" y culminaron con su firme advertencia de que cualquier persona que haya sido vinculada a violaciones a los derechos humanos deberá ser apartado de las filas del Ejército, logró ganarse el respeto de muchos.

Tanto es así, que el analista de Defensa, Eduardo Santos, propuso que el general Cheyre debería mantenerse en el cargo por al menos dos años más para así poder terminar el proceso de modernización que la institución lleva adelante. "Es la única persona que puede completar el proceso de modernización y no lo va a alcanzar hacer", señaló el experto.



Dijo que "en muchas oportunidades el Presidente ha querido remover a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y Carabineros por descriterio, pero en el caso de Cheyre lo que todos querríamos es que se mantuviera por dos años más para llevar a buen puerto el proceso de modernización del Ejército".



Ejemplificó tal situación con los casos del ex comandante en jefe de la Fach, general Patricio Ríos, que debió irse en octubre de 2002 cuando se descubrió que Viviana Ugarte («la Pochi»), esposa del entonces general Patricio Campos, estuvo vinculada a violaciones a los derechos humanos. O el del ex general director de Carabineros, Rodolfo Stange, que fue acusado por el ministro Milton Juica, "de incumplimiento a los deberes militares y obstrucción a la justicia" por el degollamiento de tres profesionales comunistas ocurrido en marzo de 1985.



La solución estadounidense



A juicio de Santos, la actual legislación donde los comandantes en jefes de las Fuerzas Armadas permanecen por cuatro años es "absurda". Sostuvo que hay soluciones como la estadounidense que "es mucho más inteligente, ya que se elige a los jefes militares por dos años, que son renovables por el mismo período. Generalmente los renuevan a los cuatro y a mi me encantaría que eso se aplicara en Chile".

"Sin la energía de Cheyre este proceso no va a ir a la velocidad que iría con él. Me habría encantado que siguiera por dos años más, ya que, por ejemplo, muchos de los errores que se generaron en Antuco puede resolverlos el actual jefe del Ejército y sólo le quedan nueve meses en el cargo", dijo Santos.



Cheyre debe abandonar el Ejército el próximo 10 de marzo, pero Santos no quiere que se vaya. "Él debiera estar dos años más para que adelante su programa de modernización porque si no lo hace él, cualquier general por brillante que sea, va a demorar el proceso".



No le gustan los plazos fijos



La idea de Eduardo Santos no fue bien recibida por sus colegas y menos aún por los legisladores puesto que recién después de una larga batalla se logró en el Congreso que retornará al Presidente la potestad de remover a los comandantes en jefes de las Fuerzas Armadas y Carabineros, con consulta al Senado, cuando lo estime pertinente.



"No soy partidario de fechas fijas, sino que los cuerpos se renueven y haya una suficiente flexibilidad para componer el mando, que sea de voluntad del Presidente, y así pueden durar uno o cinco años", precisó el experto Santiago Escobar, quien inmediatamente arrojó por la borda la idea de su colega.



"Es conveniente que haya un criterio de rotación de mando para que haya una cierta sincronía porque el Ejército es una institución de cuerpo. Lo peor que le ocurrió en su historia a dicha institución, desde el punto de vista administrativo y técnico institucional, es haber tenido un comandante en jefe 25 años. Eso sólo ocurría en el socialismo real o en las dictaduras africanas", manifestó el analista haciendo clara alusión a la permanencia de Augusto Pinochet como jefe del Ejército por un cuarto de siglo.



"Se supone que hay un principio institucional que permite una rotación del mando de manera tal que el cuerpo se exprese en el mando y éstos se manifiestan, porque son de una misma generación, en un lapso que va entre dos y cuatro años", puntualizó Escobar.



"Nada que ver"



Tampoco le agradó la idea al experto en Defensa, Armen Kouyoumdjian, ya que "los plazos deben definirse en forma estructural y no estar cambiándose porque algún Presidente o jefe militar tiene un programa que no ha podido terminar".

Señaló que "una institución bien estructurada y formada no debería depender de una cúpula que a lo mejor ha sido diseñado por alguien que ya no está. La presencia física de la persona no tiene nada que ver".



Para los diputados Antonio Leal y Jorge Tarud la idea de Santos tampoco gustó. Si bien el primero de ellos le puso una lápida a la iniciativa con la frase "eso es una tontera", el segundo explicó que "no se puede estar modificando en forma permanente lo que la Constitución establece. Ahora los comandantes en jefes pueden ser removidos por el generalísimo de las Fuerzas Armadas, que es el Presidente de la República".



Tarud coincidió en que "las cosas deben quedar como están. Cuatro años es un tiempo razonable, hay países que tienen muy cortos períodos como Perú, donde duran un año, y eso se presta exclusivamente para una falta de estabilidad en el proyecto de las Fuerzas Armadas".



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