El miembro del comité central del Partido Socialista Juan Azúa fue sometido a un consejo de guerra y cree que uno de los que actuó allí es el actual senador designado. Azúa espera que haya un acto de desagravio a bordo del buque escuela Esmeralda, aunque sabe que ello sólo será posible cuando haya »verdad, justicia y reparación».
El almirante (r) Miguel Ángel Vergara, en su despedida de la Armada, recordó que uno de los temas que quedó pendiente en su administración fue el acto de reparación a los presos que estuvieron en el buque escuela Esmeralda, después del golpe de Estado de 1973. Esas palabras dieron una luz de esperanza al miembro del comité central del Partido Socialista, Juan Azúa, quien fue uno de los encargados de llevar a cabo las negociaciones con la institución naval para acordar una fecha del acto reconciliatorio, pero finalmente no se llegó a ningún consenso.
"No fue un problema de fecha, como dijeron en la Armada. Siempre estuvimos dispuestos a ir al acto, pero con la condición de que nos digan dónde están las personas que se encuentran desaparecidas entre la Esmeralda y la Academia de Guerra Naval. Incluso les dimos los nombres y se negaron", dijo Azúa.
"Y en segundo lugar, le pedimos que nos den la lista de los torturadores, que nosotros sabemos quiénes son, y, por último, que reconozcan que allí se torturó", agregó.
-Siempre se dice, no obstante, que las instituciones quedan y las personas pasan por ellas.
-Cualquier acción judicial no es contra la Armada, si no contra las personas que cometieron los excesos. Lo que pasa es que ellos se refugian en la institución para hacerse los intocables.
– Con el nuevo jefe naval, almirante Rodolfo Codina, ¿creen que la situación va a cambiar?
-Si ellos están dispuestos a reconocer que se torturó en la Esmeralda, entregar los nombre de los torturadores y dónde están los desaparecidos, que son cuatro o más, no hay problema.
-¿Por qué no habían dicho nada antes y sólo lo hicieron después de 32 años?
-Nunca habíamos querido hacerlo público hasta que el almirante (r) Miguel Ángel Vergara, erróneamente, a propósito del Informe Valech, señaló que la Armada no tenía nada que ver en esto. Allí reaccionamos diciendo que era mentira. Somos un grupo de prisioneros que estuvo en la Esmeralda, donde sí se había torturado. Además, aún existen personas que no sabemos su paradero. Entre ellos se encuentra Jaime Aldoney, sobrino del comandante de la Primera Zona Naval, en 1973. Estuve con él en El Belloto, donde estoy convencido que está enterrado, ya que lo vi muy mal la última vez que nos encontramos.
«Todo queda por escrito»
¿Por qué la Armada debiera tener el nombre de los torturadores?
-La Armada es una institución demasiado conservadora y todo lo que hace lo deja por escrito. No se puede dar ni un paso sin que ellos no lo sepan. Todo lo tienen bajo control. Nosotros conocemos a los personajes y es muy fácil decir quiénes son los culpables. Actualmente son destacados hombres de la empresa privada.
-¿Usted se ha encontrado con alguno de ellos?
-Me encontré con el fiscal de apellido Henríquez, quien me golpeó en el tribunal donde estábamos vendados y encapuchados. Me acusaban y yo me traté de defender, pero me golpearon. En ese momento a mí se me cayó la capucha y pude ver quiénes eran. Yo no estoy tan seguro, pero con el tiempo he tratado de identificarlo y creo que uno de los jueces del consejo de guerra era Jorge Martínez Busch.
-¿Usted dice que Martínez Busch era juez en el consejo de guerra?
-Ese tribunal estaba compuesto por tres altas autoridades, más el fiscal. Uno de ellos era este señor Martínez Busch, quien era el segundo, si no me equivoco, y el senador Jorge Arancibia era capitán. Nos trataban de una forma espantosa. Nosotros estamos vivos porque entendimos su juego, ya que el primer tratamiento era brutal. Querían descontrolarte hasta hacerte perder la razón.
-¿Los golpeaban hasta que perdían el control?
-Yo tenía calculado que me demoraba 30 segundos en aceptar los primeros golpes y terminaba inconsciente. Luego venía una ducha de agua fría. Eran tipos preparados para golpear. Buzos tácticos. Ya en el cuarto interrogatorio apareció la inteligencia naval para saber quiénes éramos. Allí habían voces distintas. El jefe de inteligencia naval era Franklin González, y el fiscal naval Enrique Campusano.
«Con Millar fue buena la relación»
-¿Con el contraalmirante Cristián Millar tuvieron una buena relación, cuando vieron el tema del acto de desagravio en la Esmeralda?
-Tuvimos una muy buena conversación. El quedó sorprendido, porque la Marina tiene un complejo muy grave: él pensó que nos podía convencer de algo. Cada uno de nosotros hizo una breve exposición de lo que nos había ocurrido y qué queríamos. Ahí se empezó a complicar.
-¿Por qué?
-Cuando le fuimos relatando los hechos y le hicimos ver el fondo del tema. Ellos pensaban, erróneamente, que nosotros andábamos detrás de dinero y se equivocaron.
¿Les ofrecieron alguna indemnización económica?
-No directamente, pero todo decía que se podía arreglar por ahí. Lamentablemente, por la situación desmedrada que viven muchos ex presos políticos, les pagaron, como ocurrió con los marinos que estuvieron presos. Pero nosotros no tenemos ese problema. Nuestra reivindicación no es económica. Nosotros queremos verdad, justicia y reparación.
La Esmeralda debe ser convertida en museo
-Michelle Bachelet es contraria a transformar en un museo La Esmeralda, como lo planteó Soledad Alvear.
-Yo estoy de acuerdo con Soledad Alvear. Incluso fue una de las propuestas que le hicimos a la Armada. Hagan un museo, tal como lo hicieron los europeos para mostrar cómo torturaban los nazis. La Esmeralda, donde vaya, va a crear enormes dificultades cada vez que sale en su crucero de instrucción.
-La candidata de la Concertación dijo que "ni los barcos, ni los edificios son los culpables de los hechos".
-Puso un ejemplo malo, como fue el Estadio Nacional. Pero resulta que ese recinto deportivo está en Chile y no se anda dando vueltas por el mundo a nombre de… A mí me extrañó mucho lo que dijo Michelle en esa oportunidad. En Europa sí hay una sensibilidad después de la Segunda Guerra Mundial con los nazis. El buque escuela está a punto de terminar su vida útil; déjenlo ahí.
-¿Por qué cree que Michelle Bachelet reaccionó así?
-Ella tiene una experiencia distinta, porque a diferencia de lo que la Armada hizo, el general Osvaldo Sarabia, en la FACH, hizo un acto de reparación hacia los oficiales exonerados. Primero les reconoció su calidad de funcionarios, les entregaron sus credenciales, los incorporaron y los jubilaron. Eso fue un acto de reparación y de reconocimiento donde la FACH pidió disculpas a los familiares.
-¿Y la Armada?
-Hace diez días atrás, Vergara dijo que ellos no tenían necesidad de hacer nada, porque ellos estaban totalmente reconciliados. Que él no tenía que hacer ningún gesto y la Armada estaba efectuando lo que tenía que hacer.
-¿Cree que harán de cambiar de actitud a Michelle Bachelet?
-Ella es una mujer inteligente, capaz, ha vivido esto y sabe de qué se trata y como ministra tuvo la misión de producir la reconciliación entre las Fuerzas Armadas y la sociedad chilena. Los únicos que se han negado es la Marina.
-Codina dijo que estaba dispuesto a seguir adelante con este acto de desagravio.
-Además señaló que iba a entregar todos los antecedentes que tiene su institución. Si él cumple con eso, estamos en condiciones de sentarnos a conversar. La Armada está cometiendo un error garrafal, porque son los únicos dentro de las Fuerzas Armadas, Carabineros e Investigaciones, que no se han reconciliado.
-¿Van a llegar a acuerdo con Codina?
-Creo que sí.
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