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«Ballesteros es un juez que no ha aplicado el derecho en favor de la vida»

Garretón, hoy convertido en una de las caras de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en el tema de los DD.HH., observa con preocupación la moción del Presidente Ricardo Lagos de designar como nuevo ministro de la Corte Suprema al magistrado de la Corte de Apelaciones, Rubén Ballesteros. Su criterio es claro: » Los jueces sirven para la vida o no sirven para nada».


»El derecho sirve para la vida o no sirve para nada».



La cita no es del abogado de derechos humanos Roberto Garretón, sino de un filósofo español, José Legaz y Lacambra. Pero éste la saca de su memoria para dar a entender, de manera no tan obvia, su argumento en contra de lo que a su juicio se ha convertido en una constante en la vuelta a la democracia: mientras la UDI objeta jueces, la Concertación no hace lo mismo con quienes se acostumbraron a la aplicación de decretos con fuerza de ley.



Garretón, hoy convertiodo en una de las caras de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en el tema de los DDHH -representante del Alto Comisionado en América Latina-, observa con preocupación la moción del Presidente Ricardo Lagos de designar como nuevo ministro de la Corte Suprema al magistrado de la Corte de Apelaciones, Rubén Ballesteros, luego que el martes pasado el Ejecutivo lo propusiera formalmente como el reemplazante del retirado Humberto Espejo.



Con la misma lógica argumental del abogado de derechos humanos Juan Subercaseaux -entrevistado ayer por El Mostrador.cl-, pero midiendo quizás sus palabras, Garretón concuerda con lo expresado por el gobierno, en relación »a que lo importante es que las instituciones funcionen. Pero hay que hacerse una pregunta fundamental. ¿Que funcionen para qué? Los jueces sirven para la vida o no sirven para nada. Y qué significa servir para la vida. Significa darle a la profesión, al cargo de juez, una dimensión de que el derecho sirve para la vida y no para la muerte. ¿Qué es lo que ha pasado en nuestro país? Durante toda la dictadura los jueces juzgaron para la muerte. Jugaron a amparar todos los crímenes cometidos por los criminales de Pinochet. Nunca investigaron. Sabiendo quiénes eran los hechores. Si lo sabíamos todos. Usted y yo. ¿Por qué yo podía saber quiénes eran y no lo podía saber El Mercurio, que tenía mucho más contacto que yo con la dictadura?».



«Decidieron no investigar»



Agrega: »¿Cómo podía saber yo más de los hechores que los jueces, a quienes tapábamos a recursos de amparo, de querellas, de denuncias? Ellos decidieron no investigar, para hoy día decir yo no supe. Ese es el punto. Yo quiero jueces al servicio de la vida».



El anterior criterio lo potencia Garretón con todo el »engranaje jurídico internacional que hace obligatorio que los jueces trabajen para la vida. Eso se llama crímenes de lesa humanidad. Por eso es grotesco e inadmisible que un juez, de un país cualquiera, decida aplicar normas internas que juegan para la muerte, en lugar de la cultura universal que está amparado en este derecho internacional de los derechos humanos, una de cuyas creaciones son los crímenes de lesa humanidad».



»En Chile una hubo una dictadura feroz, gobernada por un delincuente. Que dicta una Ley de Amnistía para sí mismo. Y hay jueces chilenos que le dan más importancia a esa ley que lo que la cultura universal ha creado durante casi un siglo», sentencia Garretón, quien conoce demasiado de cerca a Rubén Ballesteros.



«Jueces cercanos a la UDI»



»A los jueces chilenos no les importa si esa ley fue dictada por un Parlamento o por un dictador. Mientras diga ley. El derecho no lo aplican. Por eso es aún más grave que en democracia pueda nombrarse a un supremo que no haya estado dispuesto a servir para la vida. Lamentablemente eso está ocurriendo en muchos casos, sobre todo con el nuevo sistema de nombramiento que exigió la UDI, para tener el control de los jueces de la Corte Suprema. Los jueces que están llegando a la Corte Suprema son de cercanía o militancia UDI», subrayó.



El cara a cara de Garretón produjo en 1984. Cuando Ballesteros fue el instructor del proceso en contra de Carlos Mladinic y José Ruiz di Giorgio.



»Yo fui el abogado de ellos. Fui a Punta Arenas a defenderlos. Y nos topamos con este juez que reivindicaba y lavaba la imagen de Pinochet, que por suerte fue colocada en su lugar por el pueblo puntarenense, a través de una protesta impresionante», recuerda.



-¿El juez Ballesteros ha aplicado el criterio de servir a la vida?
-En los casos donde ha aplicado la Ley de Amnistía, claro que no. Ha aplicado un decreto ley; ¡por favor, no le digamos ley! Destinado a amparar a criminales, y que él mismo ha invocado a su favor.



-La petición del gobierno del Presidente Lagos, de juzgar a Galvarino Apablaza en Chile, por ejemplo, resulta aún más lábil con designaciones como la de Ballesteros?
-Muchas veces Estados extranjeros tienen que adoptar medidas respecto a Chile. Por ejemplo, entrego o no a Apablaza. Entrego o no a Ortiz Montenegro. Al mismo tiempo, lo que se pregunta ese Estado es qué va a pasar con Apablaza si lo entrega. ¿Lo va a juzgar un tribunal militar; un Ballesteros, un Montiglio? ¿Van a aplicar las leyes de Pinochet? Y lo que concluyen los Estados es que prefieren no entregarlo.





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