Magistrado Zepeda ordenó la detención de dos ex jerarcas del enclave, quienes serían procesados el próximo lunes, junto con Paul Schaefer, y otros dos miembros de la antigua jerarquía que gobernó el asentamiento. Este sería el primer avance concreto de la investigación con miras a establecer la eventual asociación ilícita que manejó Villa Baviera.
El ministro Jorge Zepeda ya tiene prácticamente desentrañada la compleja red que operó al interior de la ex Colonia Dignidad, con el objetivo de fabricar y posiblemente vender armas y material bélico de alto calibre a países afectados con prohibición internacional de adquirir ese tipo de elementos por parte de Naciones Unidas.
Por ello, el pasado jueves decidió ordenar la detención de dos de los principales miembros de la ex jerarquía que gobernó al enclave: el doctor Harmuth Hopp y al ex encargado de finanzas de Dignidad, Kurt Schnellenkamp, de 77 años, quienes quedaron recluidos en dependencias de la Cárcel de Alta Seguridad (CAS).
La medida no abría sido adoptada de forma preventiva, sino con el claro objetivo de dar curso a una resolución de fondo: trascendió que el lunes próximo Zepeda dictará procesamientos contra ambos, además del ex jefe del enclave, Paul Schaeffer.
Otro de los encausados sería el fallecido Hugo Baar, quien por razones obvias sería sobreseído, pero que habría tenido un rol clave en todo lo relacionado con las armas de Dignidad.
Origen y destino del material
Si bien estos autos de reo serían por infracciones a la Ley de Control de Armas y Explosivos, fuentes allegadas al proceso estiman que este sería el primer paso judicial para encaminarse a la posible asociación ilícita que habría operado en Villa Baviera, durante la era del Schaeffer.
El magistrado ya contaría con antecedentes concretos acerca del origen de este cuantioso arsenal, que habría provenido en su origen de las importaciones de pertrechos que habría hecho Baar desde Europa, para extraer modelos de armas y explosivos para su posterior réplica en las fábricas del enclave.
Toda esta actividad se habría iniciado desde principios de la década de 1970, cuando varios países involucrados en conflictos bélicos estaban afectados por prohibiciones internacionales para adquirir este tipo de material. Entre ellos, el ministro habría determinado que uno de los principales destinos fue Irán.
El mecanismo que habría establecido el juez se basaría en que Hugo Baar, por medio de los contactos en el mercado negro de las armas del alemán Gerhard Martín, era el encargado de realizar los contactos y pedidos para vender este material bélico.
Dentro de estos productos, habría llamado principalmente la atención la existencia de un laboratorio que permitió la elaboración de armas químicas, como el gas mostaza y otro fluido paralizante de alto poder.
De hecho, se sospecha que éste fue uno de los principales orígenes de la cuantiosa fortuna que logró acumular Schaeffer en el extranjero, que ascendería a más de 11 millones de dólares y que se encontraría en cuentas y depósitos en paraísos fiscales y, posiblemente, en Uruguay.
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