El alcalde de La Florida y asesor de Joaquín Lavín reconoce que el escenario presidencial no es el más auspicioso. Si llega a haber segunda vuelta, reconoce, será muy difícil recuperar al electorado que haya votado por Bachelet. Aunque no pierde la esperanza, y cree que habrá un voto machista y valórico que hasta ahora no se ha manifestado y que perjudicará a la ex ministra.
El alcalde de la Florida desde hace cinco años, Pablo Zalaquett (42 años), tiene clara las cosas que quiere hacer en la vida, que no es ser diputado o senador, sino que transformarse en ministro del Deporte en un eventual gobierno de Joaquín Lavín o, en su defecto, tomar las riendas del fútbol chileno.
"Mi sueño es ser ministro del Deporte de Joaquín Lavín. Si esa opción no existe, me veo en el mundo privado, pero llevando a cabo el proyecto social de la escuela del Real Madrid en todo Chile y, por qué no, aspirando algún día a mejorar el fútbol chileno, en el directorio de la ANFP", reconoce.
Amigo personal de la generalísima del comando de Lavín, Cristina Bitar, participa en las reuniones de los martes entre ella y el grupo de alcaldes más cercanos al postulante gremialista, junto con Gonzalo Cornejo, Carolina Plaza y Mario Olavarría. Sin embargo, se dedica con más exclusividad a asesorar al diputado Pablo Longueira en materia comunicacional.
Está en todas y, por la misma razón, puede opinar con propiedad de lo que ocurre en la Alianza. Al llevarlo al tema presidencial, hace un análisis en su estilo, que él mismo define como realista pese a que, a ratos, parece ser más optimista de lo necesario.
"La entrada de Piñera en el escenario presidencial redefinió los objetivos de Lavín, que en un comienzo eran ganarle a Bachelet y pasar a segunda vuelta. Hoy día su objetivo primordial es pasar a segunda vuelta, ganándole aunque sea por un punto a Piñera", asegura con su particular forma de hablar, con frases cortas, pero rápidas, y también con momentos de pausa.
"El que pase a segunda vuelta, sea Joaquín o Sebastián, lo va a hacer con una diferencia de casi 20 puntos con Michelle Bachelet y eso es muy difícil de revertir en un mes", sentencia. "Hay que ser realista. Es difícil que entre Joaquín y Sebastián lleguen a más del 48 por ciento y, de lograrlo, significa que al que mejor le haya ido pasará a segunda vuelta con 25 o 26 puntos. Esto es una gran desventaja con respecto a Bachelet", continúa, un poco acelerado.
-Y si la brecha entre ambos es tan chica, entonces tampoco se definirá qué partido tiene hegemonía en la Alianza.
– Ese es otro tema. Hoy día, lamentablemente, hay dos batallas en una, lo que produce un gran desgaste. Cuando había un candidato había un solo objetivo, que era ganarle a Bachelet en segunda vuelta. Hoy día la primera batalla es definir cuál de los candidatos de la Alianza pasa a segunda vuelta y, después, ganarle a Bachelet. Yo pienso que en esta batalla entre Lavín y Piñera le estamos dando la elección en bandeja a Bachelet, porque ella mira el espectáculo. Yo creo que se la deben gozar.
– ¿Esta pequeña guerra entre los abanderados de la Alianza hace que no se concentren los esfuerzos en ganar votos nuevos, sino que se redistribuyan los votos entre los dos? Así lo estima Harald Beyer, del CEP.
– Está demostrado que llevar dos candidatos no ha sido mejor que llevar uno solo, entre otras cosas, porque existe un grupo importante de personas que apuesta a ganador y con dos candidatos, la Alianza no es percibida como posible ganadora. Además, creo que Sebastián está buscando un objetivo distinto: a él le conviene atacar a Lavín, porque quizás su único objetivo sea ganarle a Lavín y posicionarse como candidato para 2009. Para Sebastián hoy día ganarle a Joaquín Lavín es ya un gran objetivo, y para Joaquín el único objetivo es ganar.
"A dos meses y dos semanas de la elección, tengo claro que llevar dos candidatos ha sido malo porque no están sumando más de lo que sumaría uno y estamos generando un desgaste interno que sólo favorece a Bachelet, en un doble contexto. En primer lugar, genera una sensación de ingobernabilidad y, en segundo lugar, implica regalar en primera vuelta el voto a ganador, que es muy difícil recuperar en segunda vuelta. Cuando una persona marca una vez Bachelet, es difícil que en segunda vuelta vote por Lavín o Piñera".
Votos machista y DC
-¿Eso quiere decir que, incluso si hay segunda vuelta, la elección para la Alianza está perdida?
– No. Si uno se rige por la encuesta CEP se puede concluir que hay un 50% de posibilidades de que la elección se defina en primera vuelta y un 50% de que sea en segunda vuelta. Yo me inclino a pensar que va a haber segunda vuelta. Es evidente que Michelle Bachelet va a quedar en una posición muy cómoda, pero hay algunos temas que las encuestas no reflejan que pueden suceder el día de la elección.
-¿El voto escondido de la derecha?
– No. Se trata del voto machista, un fenómeno que sucede en los países latinoamericanos. Entre un 3 y un 10 % de las personas -especialmente mujeres- que apoyaban a una candidata mujer terminan votando por un hombre. En la urna aparece el lado machista. Eso no se refleja en las encuestas porque es mal visto renegar de tu género y sólo cuando llegas a la urna te atreves a reconocerlo.
Zalaquett se ayuda de un lápiz y un papel donde vierte sus cálculos para demostrar que para la centroderecha aún es posible ganar. Actualmente, señala, la suma de los candidatos de la Alianza es de 37 puntos. Para que haya segunda vuelta, ambos tendrían que sumar 46. Eso sería posible gracias al voto machista, junto con un "crecimiento natural" de 2%. Hipotéticamente, Bachelet sube de 45 a 49 por ciento y, en definitiva, se pasa a segunda vuelta. Y en este nuevo escenario tendrá una importancia crucial el voto demócrata cristiano, asegura.
-Si es tan importante el voto DC en la segunda vuelta, quiere decir que Piñera tiene una ventaja sobre Lavín.
– Yo conozco a muchos DC que su problema no se llama Piñera o Lavín, su problema son los valores, tradición, consecuencia, etc. Creo que en el tema valórico les da mucha más seguridades Lavín. Además, el famoso voto DC-Piñera yo no lo he visto en ninguna parte.
"Hay un elemento que hasta ahora no se ha tomado en consideración y que en Chile tiene una fuerza oculta muy fuerte, que es la Iglesia. Yo quiero ver que va a pasar en una segunda vuelta, cualquiera sea el candidato de la Alianza, con un Parlamento dominado por Navarros y Girardis, y una Iglesia que se sienta amenazada en sus valores más importantes. Aquí entran a jugar actores sociales de gran relevancia, como el párroco de la Iglesia, que en este momento no están jugando un rol activo".
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«El estilo de Lavín ha perdido originalidad"
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