‘Con los socialistas chilenos no tenemos ninguna esperanza de llegar al mar’

-El argumento para no apresar, inmediatamente, a Alberto Fujimori, es que las instituciones actúan en Chile y que funciona el Estado de Derecho…
-¡Bla, bla, bla!



La espontánea y elocuente respuesta corresponde a Guillermo Bedregal, candidato a la vicepresidencia de Bolivia, por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), y ex canciller boliviano entre 1985 y 1989, bajo el gobierno de Julio Paz Estensor.



Bedregal, quien como canciller tuvo que negociar en la década de los ’80 con su par chileno, Jaime Del Valle, tuvo una labor por esos años que, claramente, prometía, y que se acercó a encontrar una salida al sempiterno tema de la salida al mar en plena dictadura chilena, situación que habría generado descorche de champaña si no hubiera sido por la oposición »abrupta del aparente alcohólico señor Merino, del que se debe recordar», sentencia.



-¿Pudo conocer al ex almirante Merino?
-No, pero no era necesario. Todos el mundo sabía en esos años que era… ebrio.



Desde esos tiempos, Bedegral reconoce, con tristeza, que no se ha avanzado »nada» en cuanto a la histórica reivindicación marítima de su país.



»Con el doctor Jaime Del Valle nos juntamos en Montevideo, tras el auspicio del canciller Enrique Iglesias, del Uruguay. En esa oportunidad Bolivia reiteró nuestra voluntad de llegar a un acuerdo negociado por la vía diplomática y política. La reunión fue muy buena, y llegamos a algunos acuerdos, en relación a la Línea de la Concordia, la frontera peruano-chilena, y para abrir un corredor que nos diera un acceso soberano al Oceano Pacífico, y también de compensaciones con refrencia a los regímenes de agua. Pero ese asunto fue abortado por el almirante. Trabajamos mucho, nos reunimos en muchas oportunidades, hasta que finalizamos con un planteamiento escrito que no sirvió de nada», rememora Bedregal.

Actualmente, el candidato del MNR es parte del consejo consultivo del gobierno boliviano -formado por todos los ex cancilleres-, en materia de reivindicación marítima, una posición privilegiada para manejar una dura hipótesis sobre el porqué no ha funcionado un acercamiento entre Chile y Bolivia.



»Durante mi estancia en la Cancillería tuve muchos contactos con el exilio chileno, siempre entregando solidaridad. Debo decir que tuve el orgullo de haber sido amigo del ex Presidente Salvador Allende. Pero luego de que llegó la democracia a Chile, se olvidaron… Y parece que los grupos más conservadores y nacionalistas en Chile son demasiado poderosos», comenta.



-¿Qué ha pasado, particularmente, durante las reuniones del Consejo Consultivo boliviano (formado por los ex cancilleres de su país), luego del impasse entre Chile y Perú?
-No puedo dar una opinión en representación del Consejo. Pero sí aclaro que a pesar de que ahí confluyen diversas ideas políticas, hay un sólo tema en el que estamos todos de acuerdo: la reivindicación marítima. Ahora, en lo personal, creo que este probema bilateral no hace más que ratificar que las situaciones de aparente orden jurídico, que se dieron con el Tratado de 1904, entre Chile y Bolivia, y el de 1929, entre Perú y Chile, son instrumentos jurídicos incompletos, porque no han resuelto aspectos territoriales, de soberanía, de aguas territoriales, etc. A mí no me ha sorprendido la decisión unánime del Congreso peruano de establecer otros parámetros geográficos para justificar o confirmar ls soberanía peruana en esos territorios submarinos.



-Ahora, evidentemente que eso ha provocado en su país una gran perplejidad en el gobierno. Como también en el nuestro, ya que la acción de Perú, que relativiza el único argumento chileno, la inamovilidad de los tratados, es un tema que nos toca.
Por eso seguimos muy de cerca el tema.



-¿Considera que se está en frente de una oportunidad histórica para Bolivia, con miras de resolver su ansiada salida al mar?
-Sí, es histórica, eso creemos, pero yo tampoco me olvido de que el señor Lagos está terminando su gobierno, el señor Toledo igual. Nosotros tenemos uno de transición. Entonces, naturalmente, y como se dice en lenguaje deportivo, nadie quiere tener la pelota. Salvo para nosotros, los bolivianos, el problema marítimo tiene una continuidad.



-Según las encuestas, el próximo presidente de Bolivia podría ser Jorge Quiroga. ¿También dicho candidato está alineado con el concepto de reivindicación marítima?
-Él no necesariamente va a resultar electo -aclara-. Pero volviendo al tema, todos los candidatos están por la misma lectura. Nos hemos peleado por todo, menos por el mar, entre nosotros.



-En Chile, de no ocurrir algo muy particular, debería resultar electa Michelle Bachelet, de la Concertación. ¿Tienen alguna expectativa con ella?
-La conocemos, por supuesto. Pero con los socialistas chilenos no tenemos ninguna esperanza de llegar al mar. Lo más probable es que ella siga la misma pedagogía que los chilenos siempre han tenido en este tema. De que a Bolivia no se le debe nada… ¡Pero el tema hay que resolverlo!, y la única forma es no apegarse a los dogmas, no geologizar nuestro pensamiento. Lamentablemente no guardo ninguna expectativa con ella. Los socialistas chilenos siempre han tenido un doble discurso en esa materia… Cuando estaban fregados en el exilio, todas las promesas eran buenas. Pero cuando llegaron al gobierno se olvidaron… Yo entiendo su expresión otra cosa es con guitarra, pero no hay que olvidar que su gobierno se ha olvidado de la integración latinoamericana.



-Su crítica a Lagos se toca con la que realizó el propio PS chileno, en cuanto al trato desmedido en favor de Alberto Fujimori.
-Esto es un problema político, diplomático, que hay que arreglarlo adecuadamente, en función de aplicar las normas al margen de las pasiones y de los medios… Bueno, uno ya se ha acostumbrado a las actitudes pilatunas (por Pilatos) del Presidente Lagos. Que diga que ése no es un problema que le compete, porque está en manos de un juez… Como ustedes dicen, en castellano clásico: ¡huevadas!



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