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Los votos transversales que persiguen Michelle Bachelet y Sebastián Piñera

A dos semanas del balotaje, aún queda un margen para especular. Tres expertos revisan qué votos están en juego para la segunda vuelta. Si bien reconocen la importancia del comportamiento femenino, Carla Lehmann, Carolina Segovia y Carlos Huneeus concuerdan en que el resultado dependerá del traspaso de votos que logre cada candidato respecto a la primera fase.


Los candidatos a la presidencia conocen sus fortalezas y debilidades. De hecho, ya tienen definidos qué aspectos potenciarán en la franja televisiva que comienza a partir de mañana, lunes. Enfocándose en algunos grupos de electores, han realizado los últimos esfuerzos para asegurar los votos que obtuvieron en primera vuelta y sumar más.



La última semana de 2005, Michelle Bachelet se centró su discurso en que cada militante sumara un voto más a su opción, a lo que se suma el apoyo que le dio el Partido Comunista (PC), con lo virtualmente aseguró parte importante de quienes respaldaron al abanderado del pacto Juntos Podemos Más, Tomás Hirsch, en primera ronda.



A su vez, Sebastián Piñera ha convocado a mujeres de estratos bajos y clase media, el nicho donde estaba la fortaleza de Joaquín Lavín, y además ha comprometido a figuras ligadas a la Democracia Cristiana (DC), en el marco de su estrategia de captar el voto de centro y «humanista cristiano".



En plena labor estratégica por parte de los comandos, ad portas de que comience oficialmente la campaña para la segunda vuelta del próximo 15 de enero, tres expertos electorales -según los antecedentes de la primera vuelta- hicieron un análisis con El Mostrador, y entregaron su opinión sobre cuál voto será decisivo para elegir al próximo gobernante del país.



Carolina Segovia, investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP), sugiere que hay varias preguntas para la definición. La principal es si habrá cambios significativos respecto a la votación por corriente política, "si se va producir un trasvasije de un pacto hacia el otro, como aparentemente sucedió en primera vuelta".



En tanto, Carlos Huneeus, director ejecutivo del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC), piensa que son los hombres van a decidir la elección, y advierte a ambos postulantes que "los votos no son cheques que se den al portador".



Por su parte, Carla Lehmann, de Data Voz y ex CEP, señala que los votos decisivos serán los femeninos y de centro, aunque expresa sus dudas sobre el real impacto que tendrá en el electorado las campañas de este período.



Traspaso de votos



Huneeus, abogado y doctor en Ciencia Política, tiene práctica en sondeos. Según su experiencia, la gran mayoría de los que marcaron en primera vuelta la opción de Lavín (23,22%) elegirá a Piñera (25,41%), aunque no se traspasaría el total de esa votación.



En el caso de la abanderada de la Concertación, Michelle Bachelet (45,95%), el experto asegura que «la situación es aún más favorable», debido a que es mucho más seguro que se traspase el apoyo que recibió el aspirante del pacto Juntos Podemos, Tomás Hirsch (5,40%).



En la misma línea, la economista Carla Lehmann piensa que de los 370 mil recuentos a nombre de Hirsch, un considerable 80% sería endosable a favor de Bachelet. Un porcentaje similar se iría desde Lavín a Piñera, pero el 20% restante -menos los que anulen o dejen en blanco- sería captados por Bachelet.



Por su parte, la doctora en Ciencia Política y coordinadora del CEP, Carolina Segovia, cree que podría repetirse la experiencia de la segunda vuelta de 1999, donde la mayoría de los votos comunistas -lo que ahora es el Juntos Podemos-, se traspasó a Ricardo Lagos.



Sin embargo, pone énfasis en que no hay garantía de que los votos de Joaquín Lavín se desvíen a la opción de Piñera. Pese a que "hay personas que votan históricamente por la derecha y sienten cercanía por ese sector, esa fracción popular que acapara la UDI -sobre todo mujeres-, ha mostrado cierto nivel de rechazo al empresario".



Definiciones por género



Las mujeres históricamente han votado mayoritariamente por la derecha, pero esto se contrapesa con los índices que alcanzó Michelle Bachelet, a quien le fue mucho mejor entre personas de su mismo género.



De acuerdo a las encuestas, este grupo presenta un menor grado de interés por la política y menor vinculación con los partidos, pero mayor grado de participación.



A juicio de Lehmann, resulta decisivo el «voto blando transversal», que involucra un 25% de los inscritos, que no se identifica con una corriente política: básicamente mujeres, de clase baja y despolitizadas.



La investigadora del CEP concuerda con esta tesis que entrega protagonismo al voto femenino, y "no le parece extraño que las campañas se estén centrando en esos grupos".



«El voto popular concentra la mayor porción del electorado y el padrón electoral está conformado por una cifra superior de mujeres, que han hecho valer su voto y deben ser consideradas como fuerza electoral», agrega.



Sin contradecir lo anterior, distingue que no es que las mujeres vayan a decidir la elección. Lo que sucede «es que se da un juego de muñecas, donde lo que importa es hacia donde se van a ir los votos marginales, que finalmente serán los definitorios». En el difícil escenario de que no haya movimientos, las mujeres mandarían, advierte la experta.



En tanto, el director del CERC concuerda con Segovia, en el sentido de que el voto femenino es heterogéneo: «mujeres dueñas de casa, insertas en el mundo laboral, que estudian, de clase alta y pobres». En este sentido, Huneeus alega que "no a todas les llega ese discurso racional y sabelotodo del empresario".



En el caso de Michelle Bachelet, asegura el experto, tiene un respaldo femenino transversal, por lo que debe ganar espacio en hombres. "Son los hombres quienes van a definir la elección", sostiene.



Voto de centro



De acuerdo a Lehmann, Bachelet tiene captado el voto duro de la DC, por tanto, no cree que para Piñera "sea muy útil seguir en esa línea", más aún considerando que el empresario en «primera vuelta captó una cifra aproximada al 30%, lo que potencialmente podía sumar de la DC, y difícilmente podrá crecer en esa porción».



Respecto al denominado voto católico, la representante de Data Voz no le parece que marque una diferencia significativa en las cifras finales, ya que "la religión no es un factor discriminante a la hora de votar".



Segovia tampoco le asigna una importancia significativa a este sufragio ligado a los valores de la iglesia, que «trasciende a la falange, y no manifiesta una conducta definida».



En este mismo rumbo, Huneeus explica que en "nuestra sociedad secularizada no incide el voto religioso, sino que prima otro tipo de racionalidad".



Se refiere a esta estrategia de cautivar al electorado católico como "la cuadratura del triángulo", donde se suman votos que existen y que están ocupados por varios partidos que comparten el valor religioso, si bien esto no juega un papel determinante. Además, recuerda que Piñera debe reconciliarse con la UDI, iniciativas que alejan al voto de centro cercano a la DC.



Nulos y blancos



Al tratarse de un proceso definitorio, se espera que disminuya el índice de personas que se abstengan, que en primera vuelta llegaron a un 4%, y esos votos se validen en unos de los dos candidatos.



Si uno mira los resultados de la elección de 1999, la participación fue mayor, entonces aumentó el porcentaje en el balotaje, lo que es probable que se repita.



Lehmann piensa que esos votos nulos y blanco de la primera vuelta, ya sea indecisos o de castigo, se mantendrán en esta fase.



Por su parte, Segovia no desmerece ese número que bordea en los 260 mil escrutinios, que algunos señalan como el voto oculto de la derecha, y que a ella le parece "se van a distribuir acorde al resto de la votación".



"Lo que importa es movilizar gente para que vote, y en este sentido los votos que se anulan resultan trascendentes, si bien es complicado predecir hacia dónde se trasladarían", explica.



Huneeus resalta el llamado de Tomás Hirsch a anular el voto, del mismo modo no le sorprendería una parte del voto lavinista se exprese en la abstención indirecta.



Voto Joven



Si bien se ha incrementado la participación de los jóvenes, que conforman un gran porcentaje de los 240 mil nuevos inscritos, los especialistas estiman que este grupo no debiera definir la elección.



Los registros electorales muestran datos por sexo y es complicado distinguir esta fuerza electoral, si bien puede realizarse estudios respecto a las mesas que recién se han conformado.



A Segovia le parece que los esfuerzos debieran concentrarse quienes han votado con anterioridad, sobre todo considerando que en esta oportunidad sufragó menos gente en comparación con otras elecciones.



En tanto, Carlos Huneeus resalta que los jóvenes inscritos no presentan una preferencia marcada por ningún candidato. No obstante, le parece que los jóvenes que se han escrito en esta elección «son más piñeristas».



Han sido sectores que han permanecido marginados y excluidos, lo que los lleva a castigar los conglomerados políticos existentes, la Concertación y la UDI. En por eso que se adhieren a Piñera "que aparece como una persona de afuera, que irrumpe en este sistema político".



En resumen



Segovia asegura que la pelea por llegar a La Moneda "va a ser en el área chica". Tal como están las cosas, la elección se va a definir por una cantidad estrecha de votos, por lo que "es probable que se mantengan las estadísticas de la primera vuelta". En ese sentido, señala que son los pocos votos que se muevan los que definirán la elección, pero advierte que éstos » son difíciles de predecir».



En tanto, Lehmann piensa que el foco del abanderado de la Alianza debe centrarse en las mujeres pobres, y el de Bachelet en los hombres de clase media.



Por su parte, Hunneus resalta que Piñera tiene el reto de captar todos los votos de Lavín, por lo que el comportamiento de quienes votaron por el candidato de la UDI es determinante para el resultado de la segunda vuelta.



Agrega que es difícil que el voto de los sectores populares, que tienen estrecha relación con el ex abanderado gremialista, se traspasen a la opción RN, dada la conflictividad que hubo en primera vuelta entre los partidos de oposición y el poco tiempo que hay para recomponer confianzas.



Para Bachelet la situación es menos compleja, porque tiene el piso constituido por las candidaturas parlamentarias, una base política que constituye una mayoría absoluta, asegura el experto, por lo que estima que la carta oficialista debe «movilizar a sus propios votantes, los activistas de la Concertación y además comprometer los votos de la izquierda extraparlamentaria».



Los tres analistas concuerdan, en mayor o menor medida, en la importancia del factor femenino. En esa línea, Bachelet aparece con una cierta ventaja frente a Piñera, pero serán las adherentes de la UDI, especialmente las de estratos bajos, quienes pondrán la cuota de suspenso.



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