Director ejecutivo de la Fundación Terram propone que, ante la anunciada creación del Ministerio del Medio Ambiente, exista una verdadera discusión sobre cuál será la institucionalidad en esta área. Estima que los esbozos hechos por Ricardo Lagos respondieron a una reacción frente a determinados conflictos, pero que no hubo una propuesta coherente.
Uno de los temas pendientes que dejó la administración de Ricardo Lagos para el Gobierno de la nueva Presidenta, Michelle Bachelet, fue la creación de una Superintendencia del Medio Ambiente. Se trató de una de las promesas que hizo el saliente mandatario en su última cuenta pública a la Nación, el 21 de mayo de 2005, y que no llegó a concretar.
A juicio del director ejecutivo de la Fundación Terram, Rodrigo Pizarro, una de las razones por las cuales no se pudo materializar esa medida fue porque, cuando se anunció fue más buen una fórmula para enfrentar los conflictos medioambientales que enfrentaba el país, como la muerte de cisnes de cuello negro en Valdivia y la oposición al proyecto Pascua Lama.
"Los tiempos no daban para hacer una propuesta coherente, por lo tanto creo que la declaración de crear esto era una reacción frente a los conflictos que habían y era más bien una propuesta voluntarista", afirma el personero.
Si bien Michelle Bachelet ha anunciado que durante su gobierno creará el Ministerio del Medio Ambiente, a Pizarro cree que una medida de esa naturaleza debe ir necesariamente acompañada de una Superintendencia del ramo; y la puesta en marcha de ambas iniciativas requiere necesariamente la participación de la sociedad civil, sostiene.
En esa línea, plantea que es necesario realizar una profunda reforma la institucionalidad medioambiental, ya que a su juicio en la actualidad no está en condiciones de enfrentar temas conflictivos, como el proyecto aurífero en la Región de Atacama.
-Michelle Bachelet anunció la creación de un Ministerio del Medio Ambiente, ¿qué opinan de aquello?
– Aunque la futura Presidenta no lo ha dicho explícitamente, esperamos que ese Ministerio convoque a distintos actores de la sociedad civil y técnicos, para tener una discusión amplía sobre la institucionalidad medioambiental. También esperamos que con esto exista una reforma profunda en materia ambiental.
Tiene que haber una nueva discusión en la sociedad sobre cual va hacer la institucionalidad medioambiental que debemos formular en este período, puesto que durante los 10 años que ha durado la que actualmente tenemos, pese a que han demostrado algunos éxitos, ha tenido fallas notables.
-¿Será suficiente cambiar todo esto con el Ministerio del Medio Ambiente?
– Un Ministerio resuelve ciertos aspectos de los problemas medioambientales, pero no tenemos por qué pensar que se va a resolver la temática ambiental exclusivamente con una institucionalidad. Los temas ambientales son amplios, involucran distintos aspectos y por lo tanto se requieren distintas instituciones.
-Entonces ¿qué más se necesitaría?
– Además del ministerio se necesita una Superintendencia de fiscalización, también se tiene quitar muchas de las atribuciones que tienen -en materia ambiental- los servicios públicos. Se deben revisar muchos de los instrumentos que tiene disponibles la autoridad ambiental para resolver los problemas. En Chile no existen instrumentos de participación ciudadana en materias de las opciones de desarrollo.
-¿Cómo piensas que se ha tratado el tema de Pascua Lama?
– Lo de Pascua Lama es un fenómeno que está relacionado con dos temas: el primero es que este es un país que está creciendo y que tiene una institucionalidad económica que defiende la inversión privada, y consecuentemente hay crecientes conflictos por el uso de territorio y el tipo de inversiones que se van realizando. Respecto a lo del valle del Huasco, tenemos conflictos entre distintas actividades económicas como la minería y la agricultura.
El segundo punto tiene que ver con lo que pasa con nuestra institucionalidad ambiental, la que nunca fue concebida para tratar estos temas tan conflictivos. Por lo tanto, el tema de Pascua Lama es coherente con nuestra institucionalidad, pero a la vez deficiente sobre cómo se tienen que resolver estos macroproblemas ambientales. Es por eso que se requiere una reforma institucional muy profunda que sea capaz de resolver estos problemas.
