Publicidad

Capitán (R) Jorge Silva : «No quisiera encontrarme con mis torturadores»

El ex uniformado, exonerado de la institución tras el golpe, asegura que no está interesado en regresar a la llamada ‘familia aérea’, mientras »estén incluidos dentro de dicho grupo los oficiales que cometieron crímenes y están procesados por tales hechos. Un paso que debe dar la FACH, que creo es muy importante, es poder disociarse de esta gente».


Mientras el comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), general Osvaldo Sarabia, señalaba en el discurso por el 76° aniversario de la institución, el pasado martes, que en esa ceremonia «los aviadores de ayer, hoy y siempre estamos presentes por sobre las diferencias que nos hayan alejado en cualquier época», el capitán (R) Jorge Silva no podía entender esas palabras. Al igual que él, varios oficiales se han negado retornar a la familia aérea porque en ella, sostiene, aún se encuentran personas que cometieron delitos y crímenes durante la dictadura militar.



Silva fue el oficial de la FACH que le advirtió en 1973 al entonces Presidente Salvador Allende que en Valparaíso se estaba planeando un atentado en su contra, algo que el extinto mandatario se encargó de denunciar públicamente. Esta debe haber sido una de las razones por las que, una vez consumado el golpe de Estado, fue detenido el 9 de octubre de ese año y sometido a apremios ilegítimos por parte de sus propios compañeros de armas.



El capitán (R) fue trasladado a la Cárcel Pública, donde estuvo con el general (R) Alberto Bachelet, padre de la Presidenta de la República, y con el actual subsecretario de Aviación, Raúl Vergara. Tras ser condenado a 20 años se le conmutó la pena por extrañamiento y se fue a Londres, donde hizo un magíster en Relaciones Internacionales y hoy trabaja en transporte de carga en el aeropuerto internacional de la capital británica.



En conversación con El Mostradr.cl, Silva también cuestiona a los dirigentes de la UDI que objetaron el nombramiento de Vergara en la Subsecretaría de Aviación por haber suscrito una carta en la que apoyaba al ex frentista Galvarino Apablaza y en la que, de paso, se aseguraba que en Chile no existían las condiciones para que enfrentara un debido proceso.



Según el ex oficial, esta situación quedó en evidencia con el proceso caratulado «Bachelet y otros», sobre los apremios que sufrieron los miembros de la FACH tras el golpe de Estado, y en el que la Corte Suprema se declaró incompetente para revisarlo, toda vez que había sido incoado en tiempos de guerra.



«Como nuestro proceso nuestro proceso no fue revisado, nos vimos obligado a presentarlo ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde se encuentra hoy, porque lamentablemente aquí no ha habido justicia. Actualmente está en revisión y yo pienso que lo que se espera es que los oficiales mueran antes que se tenga una decisión que nos libera de la injusticia cometida ante nosotros", señala.



-¿Tampoco cree en la justicia chilena?
– No es que no crea, hay hechos que están a la vista. Hace cuántos años que se nos imputan estos delitos. En el caso específico de la Fuerza Aérea, no hay nadie que haya sido condenado por los crímenes y están todos libertad condicional, tranquilamente en su casa.



– ¿Cuál es el problema de la justicia?
– El problema es que el sistema judicial no ha sido capaz de darnos justicia, de determinar que el juicio que se hizo en contra nuestra, las penas aplicadas, la injusticia que se cometió por los medios de comunicación, donde no se ha dicho que estos miembros de la FACH no fueron los delincuentes acusados en 1974, y que no fueron terroristas. Tampoco hemos encontrado que el sistema judicial reconozca y aclare esta situación, porque fuera de los años que estuvimos en la cárcel, estuvimos en el exilio, muchos madres y padres murieron y no se nos permitió volver a este país.



Silva sostiene que tampoco pueden olvidar que dirigentes políticos jugaron un rol muy importante durante el régimen de facto. «Siempre los militares tienen detrás de las bambalinas grupos políticos que los manejan. Pinochet y los militares no eran políticos sino que fueron quienes llevaron adelante políticas criminales y ninguno de aquellos que le asesoraban fue capaz de impedir esta situación. Los políticos que estuvieron detrás de los uniformados fueron, quizás, quienes tienen mayor responsabilidad que los militares en los hechos delictivos que cometieron», se lamenta.



La familia aérea



– ¿Dice la verdad el general Sarabia cuando señala que en la Fach están los aviadores de ayer y hoy?
-Hay varios oficiales en el extranjero y quizás si por estar en el exterior tengamos un enfoque distinto de cómo los oficiales ven aquí a la Fuerza Aérea. Yo no estoy en la familia aérea, pese a que siento un gran aprecio por la FACH por todas las nuevas promociones. (Pero) estimo que sustentar el hecho de que se están reuniendo todos los miembros de ayer y hoy, es injusto.



-¿Por qué es injusto?
-Es injusto porque hay miembros del ayer que no creo deban permanecer mezclados con los miembros de hoy. Hago clara referencia a los oficiales que cometieron delitos, durante el período de la represión, inmediatamente después al golpe militar. Es injusto que las nuevas generaciones, muchos de los cuales son cadetes que no nacían cuando sucedieron los hechos de 1973, tengan que cargar la pesada responsabilidad de lo que hizo nuestra generación. Pienso que una de las formas para poder clarificar la posición y alivianar esta responsabilidad sobre ellos es, justamente, lograr determinar que no son de la familia aérea aquellos, que son un número reducido, que tienen serias responsabilidades y que han afectado tan terriblemente al buen prestigio de la FACH.



-Según Sarabia, en la familia aérea «caben todos, no queremos tener excepciones».
– Exactamente ese es un problema y me da la impresión que es una línea que se sostiene por todas las instituciones de las Fuerzas Armadas. El propio general Óscar Izurieta sustentaba que, siguiendo la tradición de las Fuerzas Armadas, «le tendían la mano al compañero caído». Es cierto, esa es una concepción muy antigua de las Fuerzas Armadas, pero que hace clara referencia al integrante de dicha organización que cayó por una causa justa. No se le puede tender la mano a un hombre que está caído y se le persigue por crímenes cometidos contra los ciudadanos que el debía defender.



¿Y a usted le tendieron la mano?
-Sí, el general Sarabia me ha invitado junto a los otros oficiales para que ingrese a la familia de la FACH, dentro del sector pasivo, pero pienso que no me corresponde mientras estén incluidos dentro de este grupo los oficiales que cometieron crímenes y están procesados por tales hechos. Un paso que debe dar la FACH, que creo es muy importante, es poder disociarse de esta gente. Uno no puede ingresar voluntariamente a una familia para encontrarse con ese tipo de familiares.



-Sin embargo, la propia Presidenta Michelle Bachelet, el senador Carlos Ominami, los comandantes Ernesto Galaz, Alamiro Castillo ya se han reintegrado.
– Ellos lo aceptaron, pero esta es una decisión muy personal. Tal vez, en más de alguna oportunidad, se van a encontrar con aquellos que los torturaron o con aquellos que cometieron delitos. Yo no quisiera encontrarme con los torturadores, no porque sienta odio hacia ellos por lo que hicieron, pero es que no puedo perdonar los crímenes que cometieron con respecto a otros ciudadanos.



-¿Usted perdona, entonces, a sus torturadores?
– Perdono a quienes me torturaron, esa es una opinión muy personal. No tengo ningún ánimo de venganza en contra de ellos, porque creo que existió una gran responsabilidad en el mando institucional. No debemos olvidar que nosotros habíamos jurado defender la Constitución, como hicieron todos los oficiales y todos los miembros de la FACH y lo hacen por Dios, la bandera, la ciudadanía y también ante sus familiares. Pasar a llevar ese juramento, que pienso es sagrado, es justamente un delito que esta penado por la reglamentación militar y también por la Constitución Política del Estado.



-¿Si el general Bachelet estuviese vivo en qué postura estaría: en la suya o en la que optaron sus camaradas?
-No quisiera decir en qué posición estaría porque es, como ya he dicho, una decisión muy personal. A lo mejor estaría en la posición de los oficiales que están en la familia aérea, pero a lo mejor también pudiese no estar.



-¿No hay forma de que cambie su actitud como lo hizo el comandante Galaz, quien señaló que «no hay perdón ni olvido, pero sí es una forma de convivir»?
– Voy a pensar, sin duda, en forma diferente el día en que se disocie y se termine de participar en actividades con este tipo de gente. Me refiero a quienes cometieron delitos. No olvidemos que en la FACH fue un número pequeñísimo, no creo que hayan sido más que los dedos de mis manos. Son muy pocos y el precio que se paga por mantenerlos en la institución es muy caro.



-¿Espera que algún jefe de la FACH cambie su postura?
-Espero que sí, el tiempo ya está haciendo que poco a poco la gente vaya cambiando, adoptando posiciones más claras con respecto a hacer una debida justicia con quienes cometieron tantos delitos.



__________



Artículos relacionados



Comandante en jefe de la FACH: »Todos tienen cabida en la familia aérea» (21 de marzo de 2006)



Exonerados de la FACH asistirán a ceremonia aniversario de la institución (20 de marzo de 2006)



Capitán (R) Jorge Silva relata los últimos minutos del general Bachelet (23 de febrero del 2006)



General Ríos dice que no conoció al capitán (R) Jorge Silva (8 de agosto del 2001)



Ex oficial de la Fuerza Aérea entregó testimonio sobre torturas en la FACH (7 de agosto del 2001)

Publicidad

Tendencias