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Mauricio Salinas: «La seguridad es un bien público y no una mercadería»

Secretario de la Corporación Ciudadanía y Justicia, Mauricio Salinas, destaca la creación del organismo, pero también estima necesario contar con una política para enfrentar la »inseguridad ciudadana». El abogado afirma que en Chile hay una industria dedicada a promoverla, y que ello se refleja en la asimetría que existe entre el temor y los reales índices de delincuencia.


Dentro de las medidas que tiene la Presidenta Michelle Bachelet para sus primeros 100 días de mandato, se encuentra la creación de un Ministerio de Seguridad Pública que concentre los esfuerzos del Estado para combatir los delitos. Esta iniciativa cuenta con la aprobación de amplios sectores.



En entrevista con El Mostrador.cl, el abogado y secretario de la Corporación Ciudadanía y Justicia, Mauricio Salinas, quien es también coordinador de la comisión de seguridad ciudadana del PPD, manifestó que «aunque creo que no es indispensable, me parece bien que exista una estructura institucional que permita enfrentar las dificultades que tenemos como sociedad de una manera más científica, responsable, lo que es difícil, porque siempre hay un interés político detrás del tema de la delincuencia».



El especialista, además, consideró que «el mayor aporte que ha hecho la Presidenta Bachelet a la seguridad de todos los chilenos es que no fue un tema emblemático de su campaña, no hizo campaña azuzando el temor, y en sus discursos inaugurales y de instalación no mencionó el tema de la inseguridad".



En esa línea, valoró que la Jefa de Estado "tenga un discurso de protección social y de una sociedad inclusiva, y no excluyente".



-¿Qué le parece la creación de este Ministerio de Seguridad Pública?
– Creo que unas de las cuestiones más importantes es que se llama de seguridad pública y no de seguridad privada, denotando con ello de que la seguridad es un bien público, una responsabilidad pública y que no es una mercadería que se compre. Debe ser una e igual para todos y no puede ser que quien tenga más plata, contrate más seguridad a costa de la inseguridad de los otros. Tanto o más importante que la creación de esta cartera, es la definición de una política para enfrentar el problema de la inseguridad ciudadana, ya que la institucionalidad debe estar pensada para llevar adelante esta política.



-¿En qué debería consistir este Ministerio?
– Debido al consenso que existe para construir este Ministerio, creo que debiera permitir abordar el problema de la inseguridad desde una perspectiva más fundamentada, más específica y menos politiquera, ya que hay un comportamiento muy liviano en estos temas. Debiera servir para hacer una coordinación más específica de las policías, pese a que bastaría que se coordinaran bajo el Ministerio del Interior, ya que es la cartera que por ley está preocupada de la seguridad del interior del Estado.



En segundo término, debiera haber una coordinación con otros organismos que tienen que ver con el tema, pero que están dispersos en otras instituciones como el Conace (Consejo Nacional para el Control Nacional de Estupefacientes), Gendarmería, entre otros. También sería importante tener estudios que tengan datos cuantificables porque ninguna de las estadísticas que existen en este tema son muy fiables.



Este Ministerio debería estar encargado de hacer evaluaciones de los planes para enfrentar la delincuencia, porque ahí nos daríamos cuenta que ni aquí ni en otra parte del mundo, lo que es llamado como «mano dura», produce resultados. Se necesitan realizar estudios más serios, con un interés más de país para poder conocer los resultados de los planes que se hacen.



¿Qué le parece que se haya nombrado a José Antonio Viera-Gallo para encabezar la constitución del equipo que estructurará las bases de este ministerio?



-Me parece que él, por su formación, su capacidad y su experiencia, llevará a buen fin las orientaciones de la Presidenta en este campo. Pero reitero, mas allá de las personas, los nombres y la institucionalidad, lo importante es la política que en la materia desarrollemos, y en ese sentido, confío plenamente en los lineamientos de la Jefa de Estado.



El rol de los medios



-En una editorial de El Mercurio, se lamentaba que en esta nueva secretaría de Estado "quedaran fuera de ella unidades que tienen un papel irreemplazable en la estrategia de seguridad ciudadana, como los ministerios de Educación, Trabajo y Vivienda" ¿Cree que esto sea así?
– Hay una concepción de que todos lo que hacemos como sociedad es para defendernos del delincuente y, por lo tanto, para El Mercurio la educación no es un derecho para los jóvenes, sino que es una acción que tiene que hacer el Estado para evitar la delincuencia. Las viviendas dignas no son un derecho de las personas, sino que hay que hacerlas de una manera tal que impida la delincuencia.



Cuando se dice que las políticas sociales tienen que estar en el Ministerio de Seguridad Pública no es que piensen que es para los pobres, porque quienes propugnan eso saben perfectamente que no es así, lo dicen por un interés político porque ellos representan a un cierto sector social al cual le defienden los intereses. Detrás de la concepción de que las políticas sociales deben servir para prevenir la criminalidad, está la idea de que sólo son los pobres los que delinquen, siendo que no es así, ya que el delito se comete por todos los estratos sociales de manera homogénea.



-En general, ¿cómo cree que tratan el tema de la delincuencia los medios de comunicación?
– El tema de la delincuencia está absolutamente sobredimensionando en los medios de comunicación, en especial en la televisión, puesto que lo que hace es decirle a la población que están inseguros porque hay mucha delincuencia. Le dan como una sola explicación de la inseguridad al tema de la delincuencia.



En nuestro país existe inseguridad frente a todo, porque vivimos en una sociedad donde cada día más se van perdiendo los derechos y éstos se van transformando en mercancías. No se construyen, en la discusión mediática, los problemas que preocupan a la gente como las leyes laborales, el pago de las cotizaciones previsionales, entre otros. Por eso, los medios de comunicación no sólo le meten miedo a la gente, sino que también desvían la discusión real de las personas. Cuando los medios de comunicación dicen que en realidad el delincuente es pobre, están mintiendo, porque el delito existe en los sectores altos de una manera tan extendida como en los sectores bajos.



La delincuencia no es el problema más importante



Al contrario de lo que dicen muchas encuestas, para Salinas el tema de la delincuencia no es el mayor problema de la población. Aclara que antes de hablar de delincuencia, se debe tratar el tema de la inseguridad. "Es grande, y esto ocurre no tanto porque las cifras delictuales sean altas, sino porque el temor al delito es muy grande", aseguró.



Asimismo, explica que existen dos tipos de inseguridades. La objetiva, que se refiere a la cantidad de delitos que se cometen durante un tiempo y lugar determinado; y la subjetiva, que es la sensación que tiene la gente de que va a ser víctima de un delito.



La encuesta más confiable



Dentro de todas las encuestas que se han realizado frente al tema, Salinas consideró que la más confiable es la "Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana" del Ministerio del Interior, que se realizó en 2003 y que fue dada a conocer en 2004.



El abogado destacó que en dicho sondeo, las personas consultadas ubicaron como los principales problemas la pobreza (25,2%), el desempleo (16,9%), la situación económica (14,0%), y en cuarto lugar aparece la delincuencia (12,4%).



Agregó que otro punto importante es que "dentro de las personas encuestadas se arrojó que las principales causas de la delincuencia en el país se encuentra la falta de trabajo, el consumo de drogas, la falta de prevención y las condiciones de extrema pobreza, que agrupó un 56%".



"Todos los derechos, ya sea a la salud, a la educación, a un sueldo digno y otros están todos en la base de la sensación de inseguridad de las personas", afirma.



Industria de la «inseguridad»



-Algunos sectores creen que las policías y los tribunales actúan con mano blanda y que eso incentivaría la acción de los delitos ¿cree que es así?
-En primer lugar, las policías no nos pueden solucionar los problemas sociales, ya que frente a este tema nos debemos hacer cargo como sociedad, lo que no puede pasar -desde una perspectiva democrática de derechos- es que las políticas sociales se conviertan en la dimensión preventiva de la política criminal.



Ahora los que dicen que los que delinquen quedan impunes dicen una falsedad, ya que nuestro país tiene una de las más altas tasas de encarcelamiento de América Latina. Sólo el pensamiento más derechista y más retrógrado es el que dice que la delincuencia se produce porque las leyes son blandas.



-¿Qué opina de todas las empresas de seguridad que existen en el país?
– Detrás de esto hay intereses económicos. Más industria de la seguridad, son de la "inseguridad", ya que si hubiera seguridad, no habría negocio. Esta industria financia cualquier cosa para meter miedo a la gente, porque vive vendiendo productos y servicios a las personas y a las sociedades que tienen miedo.



Esta industria sólo florece en las sociedades en que hay miedo y Chile es una en donde hay más distancia entre los delitos cometidos y el miedo real, y es uno de los países en donde hace mucho años el crecimiento de la industria de la inseguridad es terrible. Los guardias privados no están para defender la seguridad pública ni los derechos de las personas, sino que para defender los intereses de las personas que les pagan.



-¿Cómo califica las intervenciones que ha hecho el Gobierno en algunas poblaciones?
– Nunca podrán tener un resultado que se pueda calificar, porque cualquiera de esas poblaciones es parte de un todo social. La seguridad es para todos o no es para nadie, mientras la gente de las comunas populares no tenga seguro sus derechos, la gente de las comunas no populares tampoco va estar seguras. El grave problema es que la delincuencia se produce en nuestro país porque existe una de las más grandes desigualdades del mundo.



Hay un contexto de una gran desigualdad en que el orden social no tiene legitimidad, y entonces la delincuencia se produce como un subproducto de la desintegración social, porque la delincuencia es la expresión más intensa de la falta de respeto a los derechos del otro. Todos los estudios apuntan a que aquí existe un gran abuso de poder y que valen las influencias, lo que provoca que exista un gran resentimiento en la gente.



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