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‘Postergación de resultados en México puede entenderse como presión al IFE’

Experto cree que la decisión del Instituto Federal Electoral, de aplazar la entrega de los cómputos definitivos de la elección presidencial debido a la reñida contienda, podría ser mal interpretada y complicar la legitimidad del futuro gobierno. Esto porque los mexicanos todavía no olvidan la ‘caída del sistema’ que permitió la llegada al poder de Salinas de Gortari en desmedro de Cuauhtémoc Cárdenas.


El Instituto Federal Electoral (IFE) de México postergó para este miércoles la proclamación del nuevo Presidente del país azteca debido a que los márgenes de error estadísticos calculados no permiten determinar claramente qué fuerza política obtuvo la mayoría en los comicios realizados el domingo.



Hasta el momento el candidato del Partido de Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, logra el 37,6 de los sufragios, en tanto, Andrés López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), consigue el 36,0%, y Roberto Madrazo, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), obtiene el 19,5% de las preferencias.



El mismo escenario se repitió a nivel legislativo, elección en la que se renuevan 128 senadores y 500 diputados, ya que ninguno de los partidos logró una mayoría absoluta en el Congreso: el PAN se quedó con el 35%, el PRD con el 31% y el PRI con el 28%.



Para el analista Gilberto Aranda, académico del Instituto Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, quien dictó recientemente un seminario a dirigentes del PAN, la decisión del IFE no es la adecuada, ya que pese a la autonomía y transparencia de este organismo, todavía en México existe desconfianza en las instituciones oficiales, como una herencia de la larga permanencia del PRI en el poder.



"Por la historia de México (la postergación de los resultados) puede entenderse como presiones al IFE y eso es muy delicado. No hay que olvidar que el año 1988 Cuauhtémoc Cárdenas del PRD intentó ir a la presidencia y hasta ahora el rumor que existe es que le ganó a Salinas de Gortari, pero por esos días se cayó el sistema informático. Por eso la situación es critica", dice Aranda a El Mostrador.cl



El traspié del favorito



Respecto de los resultados, el analista comenta que la situación no es casual y responde a una larga carrera presidencial que comenzó hace más de dos años, donde el candidato más perfilado para suceder a Vicente Fox era Andrés López Obrador, esto porque en el PAN no había suficiente claridad sobre quién sería el candidato del oficialismo.



El gobierno de Fox pensó inicialmente en el funcionario Santiago Creel, pero las bases terminaron imponiendo a un hombre mucho más carismático como Felipe Calderón.



"Hasta hace un año las posibilidades de Andrés López eran enormes, pero una vez definido que el candidato era Felipe y no Santiago, quien era a su vez el preferido de Los Pinos ( el Palacio Presidencial mexicano), se sabía que la competencia iba a ser bastante más apretada. Calderón fue un hombre que recorrió el país durante estos últimos nueve meses, hizo campaña, lo que se tradujo en buenos resultados en los estados panistas clásicos: Queretaro, Jalisco y el norte del país le dieran su respaldo mayoritario, frente a lo que es el Distrito Federal que es del PRD", explica.



En consecuencia, la buena campaña ayudó a que los estados del PAN siguieran votando por el partido y no dieran sus votos a López Obrador, que concentra su electores en la ciudad de México, reducto imbatible del PRD desde 1997, más la región del sureste con Tabasco a la cabeza, ciudad original de López.



El problema de la inexistencia de la segunda vuelta



Aranda recuerda que una de las complicaciones electorales del sistema mexicano es que no existe la segunda vuelta o ballotage, como en el resto de América Latina, lo que impide tener una salida a esta coyuntura en que las fuerzas se encuentran muy parejas y polarizadas. Por ello cree que este será uno de los grandes temas que se deberá discutir después que se elija el nuevo Presidente.



"Cuando hay dos candidatos que son casi iguales en votación, quien gane tendrá una seria crisis de legitimidad en su gobierno al comienzo, debido a lo estrecho de su triunfo", sostiene.



Pero no sólo la ajustada victoria de cualquiera de los candidatos será un dolor de cabeza para el sistema mexicano, ya que en el Congreso se darán los temidos tres tercios a la hora de gobernar, por lo que se necesitará el concurso de alguno de los partidos que queden fuera de la carrera presidencial para dar estabilidad al país.



"El problema es que en México desde el año 1997 ningún gobierno tiene la mayoría absoluta y de alguna manera esto ha entrampado la agenda gubernamental de los gobiernos. Por ejemplo, Fox no pudo llevar adelante sus programas porque no contaba con las mayorías necesarias", advierte, indicando que pese a que el PRD nació de ex militantes del PRI, éstos no establecerán alianzas con su antiguo partido.



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