Ex director del Centro de Estudios Espaciales de la Universidad de Chile asegura que está de acuerdo con que nuestro país cuente con uno de estos aparatos de avanzada tecnología. Pero advierte que si se arrienda uno de ellos »se administraría mucho mejor el dinero». Además, critica que la Fuerza Aérea de Chile »quiere erigirse en la institución espacial» de nuestro país.
Durante 25 años, Eduardo Díaz fue director del Centro de Estudios Espaciales de la Universidad de Chile, que desde la década de los 70 ha logrado autofinanciarse gracias a la experticia y los servicios de apoyo a misiones robóticas y humanas en el cosmos que ha prestado a Estados Unidos, países europeos, Japón y China.
Formó generaciones de ingenieros destacados, egresados y titulados de las universidades de Chile y Santa María, que hoy se encuentran trabajando en Europa, Brasil y Estados Unidos.
Es, sin duda, quien más conocimientos, experiencias y conocidos tiene sobre la NASA, ESA y Nasda, entre otras grandes agencias espaciales del orbe, con quienes ha desarrollado innumerables trabajos durante cuatro décadas.
Pese a su vasta experiencia fue "jubilado" en 2002 por la Universidad de Chile y no fue consultado por las autoridades que decidieron adquirir un satélite de fabricación europea de avanzada tecnología, a un costo de 40 millones de dólares.
Díaz cuenta que en el año 1997 inició conversaciones con el gobierno, pidiendo cotizaciones a los proveedores de las imágenes satelitales: "Lo que queríamos era tener la capacidad para externalizar las imágenes y hacer un contrato con los dueños de esos satélites, incluyendo uno de radar y otro óptico, que era de la India. El proyecto fue trabajado y se cumplieron todos los requisitos, pero se detuvo debido a la crisis asiática y nunca fue resucitado".
Amsat-XE es un grupo de radioaficionados chilenos compuesto por ingenieros electrónicos y "computines" que está fabricando desde hace años un microsatélite. "Contamos -indica- con el desarrollo y el diseño, sin embargo nos faltan 400 mil dólares para tener los cinco satélites presupuestados. La idea es que a este proyecto se sumen instituciones, para que se constituya en un trabajo nacional».
"Hay situaciones como la que se dio cuando la Fuerza Aérea de Chile mandó hacer un satélite a Inglaterra, que duró cuatro años y que no ha tenido continuidad. Lo que podría haberse hecho es preparar a la gente de ese nivel y seguir fabricando algo en Chile. Entiendo que los oficiales que se especializaron en el Reino Unido los cambiaron a otras funciones y se olvidaron del proyecto", sostiene.
Buena idea, pero mal implementada
-¿Le parece buena la idea de comprar un satélite?
-Me parece una buena idea, la del nuevo satélite, pero no me parece adecuado que ya hayan decidido a quien comprarlo. Yo habría hecho una licitación internacional definiendo los parámetros técnicos. Me habría gustado haber conocido antes la política espacial de este país que no ha sido definida, como tampoco la ruta del camino tecnológico del que nuestras autoridades de vez en cuando hacen gala.
¿Le sorprendió la idea del anuncio del estudio de la posible compra del satélite hecho por la ministra de Defensa Vivianne Blanlot cuando recibió a su par francesa en Santiago?
-La verdad es que yo estoy intrigado en relación a por qué llevan tanto tiempo guardando este asunto y, de repente, sale a la luz pública y se sabe a través de un diario. ¿Por qué no hubo un anuncio que emanara de la Presidencia de la República de que Chile va a comprar un satélite a EADS (N. de la R.: consorcio europeo en el que participan Francia, Alemania y España, entre otros países) Además, la Agencia Chilena del Espacio hace rato que está como adormecida. El ex subsecretario (de Aviación Carlos) Parra fue el último que citó a reuniones. El actual (Raúl Vergara), que yo sepa, no ha citado a ninguna reunión de expertos. Yo pertenezco al Comité Técnico de esa agencia y nunca me han llamado.
"Que quede claro: no me opongo a que Chile compre un satélite. Lo que no me agrada es la forma cómo se ha hecho y, a lo mejor, quién sabe, el negocio hecho con Francia es el mejor. Pero la pregunta es ¿por qué si necesitamos imágenes satelitales no tenemos un organismo encargado de ello?"
-¿Por qué, yendo a lo más general, no se ha implementado hasta ahora una política espacial en Chile?
-Hay alguien que dijo que había que tener una agencia que funcionara como una comisión asesora presidencial que se denominara Agencia Chilena del Espacio, pero ésta no tiene presupuesto. No es una institución a la altura de las agencias espaciales que existen ni en los países desarrollados, ni en los que están en desarrollo.
"Cuando hago estos comentarios, estoy comparando con lo que existe en la Argentina o en Brasil, pues este último tiene, además, un Instituto Nacional de Estudios Espaciales. Ambos países tienen programas espaciales que han empezado desde cero hacia arriba viendo la capacidad de fabricar sus propios satélites. No creo que la diferencia de desarrollo de estos vecinos sea más fuerte que la de Chile como para que nosotros, cuando queremos tener satélites, los mandemos hacer afuera o los compremos en el exterior".
-¿Cree que la política espacial en Chile ha sido nula?
-No me gusta lo que se está haciendo en el tema espacial, en este país, que en algún momento de mediados de la década de los 90 mandó fabricar un FaSat Alfa, que falló por culpa del fabricante. Luego el FaSat Bravo sólo permaneció activo apenas cuatro años y lo mandaron, también, a hacer a Inglaterra, país cuya tecnología satelital es de muy alta calidad.
Administrar mejor los recursos
-¿No sería mejor hacer un satélite o arrendar uno?
-No tendría por qué arrendarse. Si queremos imágenes hay proveedores de ellas. Hay empresas privadas y hay países con programas nacionales que ponen sus imágenes al alcance de quien quiera comprarla y si usted quiere hacer contactos con estas instituciones, sólo debe programar una cantidad de tomas anuales. Si quiere, por ejemplo, adquirir mil minutos de imágenes, usted decide cuándo quiere que se tomen y con qué coordenadas.
-¿Arrendar saldría más barato?
-Por lo menos se administraría mucho mejor el dinero y los recursos. Es como la banda ancha que cuando uno se encuentra de vacaciones está pagando por ella y nadie la usa. Cuando uno tiene un presupuesto limitado debe enfocarse a cosas específicas: es mejor cortar imágenes de aquellos lugares que me interesan y no de los que no. Hay satélites que no son capaces de ver regiones cubiertas de nubes y otros, en cambio, con una tecnología de radar superior, pueden observar y sacar imágenes de muy alta calidad.
¿Por qué el gobierno dejó de lado la opinión del Centro de Estudios Espaciales de la Chile?
-Primero, porque quien quiere erigirse en la institución espacial por derecho propio es la Fuerza Aérea, porque ellos entienden que el espacio exterior es una extensión de la atmósfera, cosa que no es verdad. Ellos se arrogan una especie de mandato divino, porque yo, ni nadie, lo ha visto esto estatuido en la Constitución Política de este país.
"En mi opinión, hay un error de concepto terrorífico, no sólo en este país, en que se cree que la actividad espacial es un elemento más del arsenal de las Fuerzas Armadas. Ahora que haya sido históricamente asíÂ… esa no es la única forma, ni la mejor forma de trabajar en el espacio porque el hombre ha tenido la curiosidad del espacio exterior no para andar vigilando a sus enemigos sino que por curiosidad natural para averiguar qué es el cosmos, qué fenómenos se dan en él y qué posibilidades existen para que se desarrollen formas de vida en ambientes tan extremos como el espacio y planetas ubicados en otros sistemas solares.
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