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La receta del ex asesor de Alvear para acelerar la urgente reforma educativa

Crisis secundaria es una oportunidad a los ojos del experto de la Universidad de Chile. Sin embargo, subraya que »lo peor que puede ocurrir es que los temas se lleven a las trincheras», y espera que el gobierno no pierda el norte, restando ambición a la anunciada reformas para otro sector: el preescolar. Asimismo, define como una ‘camisa de fuerza’ el polémico estatuto docente.


Mientras los ánimos se encienden y las estrategia de los ‘secundarios’ y del sobrepasado gobierno se enfrentan, el economista de la Universidad de Chile David Bravo conversa con su parsimonia habitual, un tono que le permite observar con ponderación el fondo de la gran revuelta de los ‘pingüinos’.



Un movimiento que David Bravo -ingeniero comercial, master y candidato a Doctor en Economía de la Universidad de Harvard; profesor del departamento de Economía de la Universidad de Chile y miembro de la Comité de Reforma Previsional- siente como una oportunidad, siempre y cuando los ánimos no lleven a los estudiantes a tomar una postura violenta, porque a su juicio »lo peor que puede ocurrir es que los temas se lleven a las trincheras».



Argumentos estudiantiles que, en este caso, parecieran estar diciéndole a la Presidenta Michelle Bachelet que tuvo una mirada limitada, al privilegiar la educación preescolar, la infancia (a través de la homónima comisión que dirige Jaime Crispi) y, al mismo tiempo, el problema de la previsión en el país, es decir, de quienes están a punto de jubilar y no tendrán ni siquiera una pensión digna. Lo que dejó a los secundarios en un limbo de desvalidez.



Sin embargo, desde lo técnico, David Bravo considera que el tema de la brecha de equidad, expresada en las diferencias de resultados que exhiben los alumnos chilenos por nivel socioeconómico, justifica la mirada de Bachelet.



«Me parece que, aunque pueda parecer contradictorio a mucha gente, el énfasis que la Concertación ha puesto en la educación preescolar (que afloró desde la campaña interna del conglomerado, cuando Soledad Alvear y la actual Presidenta Bachelet pusieron dicho énfasis) aborda el núcleo de la desigualdad. Hay evidencia muy rotunda en la investigación sobre el impacto que tienen las intervenciones tempranas en los niños, ya no sólo sobre su crecimiento o el desarrollo de su cerebro, sino que también sobre sus ingresos en el mercado laboral. Es ésta la razón por la que economistas de gran prestigio, como Jere Behrman o el premio Nobel, James Heckman, han estado subrayando su relevancia», argumenta Bravo.



El ex integrante del equipo de Soledad Alvear, en su fallida apuesta como precandidata presidencial, agrega que «el énfasis en la ampliación de la cobertura de la educación preescolar, especialmente a nivel de salas cunas y jardines, es una reforma hacia una mayor equidad en el futuro. Además, posibilita la mayor inserción laboral femenina y, por lo tanto, mayores ingresos al hogar, especialmente de los hogares de menores ingresos, que son los que tienen tasas de participación laboral femenina inferiores».



Comisión de Infancia



Al mismo tiempo, para Bravo el hecho de que una de las primeras medidas de Bachelet haya sido la «conformación de la Comisión de la Infancia, refleja, a mi juicio, la misma convicción y compromiso que con la educación preescolar. Una educación preescolar de calidad es una siembra de equidad que nuestra sociedad cosechará en tres o cuatro décadas», sentencia.



«Ahora, yo espero que la Presidenta pueda mantener este sello y los recursos para esta enorme inversión. Las presiones en contra pueden ser numerosas, porque los niños menores de tres años no están agrupados ni reclaman. Y porque los padres tampoco estamos organizados. Otra tentación que surge es buscar soluciones que transen la calidad, como las propuestas de cuidadoras de niños. Estas soluciones son como la nieve que trajeron en la Municipalidad de Santiago; de muy poca duración. Educación preescolar y no sólo cuidado infantil es lo que necesitan los niños de las familias para tener un estímulo temprano y un desarrollo de habilidades cognitivas y no cognitivas apropiado que, en el caso de las familias de bajos recursos, eventualmente puede compensar la situación de desventaja inicial», explica el economista de la Casa de Bello.



¿Nueva Comisión Brunner?



Bravo también defiende el espíritu detrás de la Comisión Marcel, la que analiza a toda máquina las correcciones posibles al sistema de previsión social. A su juicio, no hay inconveniente en realizar una reforma previsional, antes que la educativa. «La Presidenta está desarrollando una reforma previsional y poniendo las bases de una mayor equidad en la educación y en los ingresos futuros, de manera simultánea. Creo que esto es necesario, pues se trata de abordar problemas de mediano plazo y no corresponde enfrentarlos secuencialmente», advierte.



Pese a lo anterior, ¿se justifica una nueva Comisión Brunner? El experto en educación, que también formó parte de esa instancia, cree que tomada la decisión de poner importantes recursos para la educación preescolar, «que ojalá no sean disminuidos para pagarle la PSU o el pase escolar a alumnos de familias de ingresos medios y altos, es evidente que mucho se puede hacer para mejorar la calidad de la educación. Creo que se justifica una comisión como la que hay en el ámbito previsional».



«En educación, las inversiones son de mediano y largo plazo. Y como tal, lo peor que puede ocurrir es que los temas se lleven a las trincheras. La reforma educacional en Chile ha sido importante por los recursos involucrados. La reforma curricular, la jornada escolar completa, los mayores recursos a las escuelas, el crecimiento de las remuneraciones docentes, son todos aspectos que hoy día nos posibilitan dar un salto cualitativo. Por supuesto, se puede discutir si se podría haber llegado más lejos en resultados, pero la discusión constructiva es cómo, desde el punto en el que nos encontramos, podemos avanzar con mayor velocidad», plantea.



En ese sentido, David Bravo desarrolla como ideas posibles para acelerar el tranco educativo, la idea de una comisión que, además de sus propuestas, pueda establecer metas de resultados deseados (y posibles) y plazos para ello.



Ideas con acelerador



«¿Cuándo deberíamos ver mejoramientos en las pruebas Simce? ¿Cómo deberíamos evaluar las políticas? Una nueva comisión debería concentrarse, además, en el logro de determinados estándares de calidad (por ejemplo, en comprensión lectora, matemáticas o ciencias, a nivel básico). Esto entiendo que es posible con el trabajo que ha estado realizando el equipo del Simce», aclara.



Otra idea para incrementar el impulso del es que el país, como norma general, se autoexija estándares altos. «Las pruebas internacionales nos han indicado la brecha que existe entre nuestros estudiantes y los de países desarrollados. Por lo tanto, me gustaría que un énfasis de una nueva reforma hacia adelante fuera la de fijarnos estándares altos. En ese contexto, bienvenida toda la discusión. Si se trata de la jornada escolar completa, por ejemplo, se puede evaluar su implementación, pero no deberíamos volver a jornadas escolares inferiores; si se trata de los contenidos mínimos, todo ello es discutible: sin embargo, debe enfatizarse que fueron establecidos mirando currículos de otros países desarrollados. Es decir, hay que tener cuidado que, al revisar las políticas, no bajemos los estándares con los que nos evaluamos. Chile, en educación, necesita subir la vara y eso implica mayores exigencias para todos los actores del sistema: alumnos, docentes, padres y autoridades», advierte.



«Al mismo tiempo deberíamos dotar a un ente público, con un grado de autonomía importante, de la capacidad para seguir el cumplimiento de estándares básicos. Independientemente de si se trate de establecimientos municipales o particulares, esta entidad debería hacer un seguimiento de establecimientos y establecer alertas en caso de incumplimientos, pudiendo llegar incluso al cierre de los mismos. No sé si esto sería la Superintendencia que se ha propuesto u otra entidad», agrega.



Para Bravo lo anterior debe ir ligado a políticas que permitan una mayor gestión a nivel de los establecimientos. La posibilidad de que los directivos de establecimientos municipales puedan ser removidos es algo relevante, a su juicio, «junto a la necesidad de que haya mayor apoyo a la gestión de los directores. Siempre en este nivel sigue siendo evidente lo difícil que es gestionar establecimientos con la camisa de fuerza que impone el estatuto docente», subraya.



«Los niveles de recursos por alumno de establecimientos particulares pagados son del orden de 4 ó 5 veces los de colegios subvencionados. Por lo tanto, es natural que en la explicación de las diferencias en resultados de estos establecimientos esté el tema de los recursos. Por ello es tan importante que se apruebe pronto la entrega de subvención diferenciada, que permita incrementar los recursos a los alumnos de hogares de menores ingresos. Ojalá podamos duplicar estos recursos en el corto plazo. Y ojalá también que estos recursos pudieran ir dirigidos a los estudiantes y las familias directamente (por ejemplo, un cupón que pueden hacer válido en cualquier establecimiento), para que se acentúe en ellos la conciencia de tener un derecho a exigir una educación de mayor calidad», añade.



Finalmente, el economista de la U. de Chile comenta que «hoy día tenemos mucha más información sobre los docentes y, además, procesos de evaluación en curso. Esto representa un gran avance que es necesario consolidar para asegurar mejores maestros. Con un sistema de evaluación extendido y perfeccionado, me parece que es factible pensar también en mayores recursos que apunten a mejorar su formación inicial y sus prácticas en el aula».



«En fin, estas son algunas ideas a considerar. El otro tema relevante es que, cualquiera sea la política que se implemente, se requiere de una evaluación creíble diseñada tempranamente. De esta manera, se hace posible corregir las políticas oportunamente y ahorrarnos tiempo valioso. Esta es una maratón que tenemos la obligación de correr, y que podemos correr, como si fuera una carrera de 100 metros planos. Al menos hasta que empecemos a ver los resultados», plantea.



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lsolis_deovando@elmostrador.cl

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