Presidente del Partido Socialista hace duras declaraciones contra aquellos diputados y senadores del oficialismo que no han estado en línea con las propuestas y proyectos del conglomerado de gobierno. En ese sentido, el senador por la Décima Región Sur asegura que el rayado de cancha de la Presidenta Michelle Bachelet no sólo llega a sus ministros sino que a todo el pacto.
Plenamente conforme quedó el presidente del Partido Socialista (PS), Camilo Escalona, con el tirón de orejas que dio la Presidenta, Michelle Bachelet, a sus ministros y subsecretarios, antes de viajar a Estados Unidos y dejar al mando del país a su jefe de gabinete, Andrés Zaldívar.
Para Escalona, este llamado de atención de Bachelet no sólo se limita a las autoridades de gobierno sino que también a los parlamentarios y dirigentes de la Concertación. Aunque el timonel no lo dice, claramente se refiere a los legisladores que se caracterizan por tener una actitud discola, poniendo en la contigencia nacional agendas paralelas a las de La Moneda.
Según el timonel socialista, si en la Concertación no se recoge como corresponde el contenido del mensaje de la Jefa de Estado «y prima exclusivamente lo individual y no hay ideas comunes ni proyectos compartidos, al final la tarea política se va a caotizar, habrá un completo desorden y no será posible cumplir los objetivos que tenemos como coalición».
A su parecer es indispensable seguir una sola línea en el oficialismo para fortalecer el gobierno de Bachelet que está comenzando.
«Plenamente identificado con decálogo»
-¿Era necesario que la Presidenta Bachelet hiciera un rayado de cancha a los ministros, subsecretarios y funcionarios de gobierno?
-Como presidente del PS me siento completamente identificado con ese decálogo y creo que no es sólo para el gobierno sino que también para el mundo parlamentario y de actores políticos con responsabilidad en el conglomerado. Yo siento que se ha producido una mala costumbre, en el transcurso de los últimos años, que lamentablemente en las primeras semanas de acción gubernamental se vio y muchos (dirigentes) se han sentido con patente para hacer lo que quieran (en la Concertación), y eso no es bueno.
Hay aquí una especie de destape pero no el destape cultural necesario para liberarse de prejuicios y conservadurismos, sino que un destape que conduce a una especie de anestesia de la actividad política concertacionista por la vía de que cada cual entiende que su verdad es la única y que está completamente facultado para hacer lo que quiere.
«No ha habido la solidaridad necesaria»
-¿Se refiere a los funcionarios de gobierno, a los parlamentarios o dirigentes de la Concertación?
-Yo me refiero más allá del gobierno, es decir, al mundo parlamentario y a los actores sociales. Creo que no ha habido la solidaridad necesaria y suficiente con la tarea que tiene la Presidenta Bachelet, y en ese sentido el llamado de la mandataria, que tengamos una acción política basada en el interés común y no en el personal, me parece de una vigencia esencial.
Entonces, es por eso que yo siento que ese llamado va más allá del gabinete, y muchos actores de la Concertación tenemos que recoger tal mensaje porque de lo contrario, si única y exclusivamente prima lo individual y no hay ideas comunes ni proyectos compartidos, al final la tarea política se va a caotizar, habrá un completo desorden y no será posible cumplir los objetivos que tenemos como coalición.
-La Presidenta asegura que no quiere agendas propias ni individualismo, ¿entonces quizás le molesta que ciertos parlamentarios tengan agendas paralelas?
-A todo eso me refiero. Hay una convocatoria a la coalición y eso lo vengo repitiendo hace rato… Espero que la Presidenta sea mucho más escuchada. He dicho que ahora no hay una autodisciplina; no es como en los años 90 cuando la tarea de la coalición se autorregulaba porque había una capacidad de poder actuar en función del interés general que fluía espontáneamente, ya que estaba la amenaza de Pinochet y recién había terminado la dictadura.
Esa autodisciplina no se observa ahora por eso es tan importante y esencial que podamos recoger esta convocatoria de la Presidenta.
-Algunos parlamentarios y dirigentes del bloque progresista dicen que la Concertación necesita refundarse porque de lo contrario le dan poco tiempo más unida. ¿Cuál es su impresión?
-La coalición se refundó más allá de lo que algunos piensan, lo que pasa es que no se han dado cuenta. El solo hecho de que hayamos sido capaces de romper con 190 años de machismo consecutivo en el país ya es un cambio esencial.
«Hubo descoordinación y metidas de pata en el gobierno»
-¿La Presidenta debió haber hecho este rayado de cancha antes que se levantara un conflicto estudiantil que generó una fuerte descoordinación en el gobierno y serios problemas en la Concertación?
-Se ha visto un movimiento social que tiene dos características: un ímpetu muy fuerte y su juventud. Ante eso, era natural que se generaran descoordinaciones y yo lamento que muchos de sus actores fueran intransigentes.
Así me ocurrió también cuando fui dirigente estudiantil, pues nosotros recibimos una herencia, en tanto este movimiento después de 30 años resurge y, en definitiva, actúa por primera vez porque detrás de estos jóvenes no hay otros secundarios, como fue en años anteriores.
Y por eso creo que es natural que ellos hayan cometido errores y sobre todo no saber llegar acuerdo en los momentos en que podrían haber sido los grandes triunfadores. Por ejemplo, yo siento que ellos no hayan acogido el discurso de la Presidenta de la semana pasada y que no se hayan integrado lo antes posible al Consejo Asesor Presidencial. Además, hay que reconocer, en todo esto, que hubo descoordinación en el gobierno y metidas de pata, que al final sólo generaron problemas… Yo siento que todos aquellos que quieren ser generales después de la batalla simplemente son unos pedantes.
-¿El gobierno fue demasiado condescendiente con los jóvenes o realmente no los supo escuchar?
-Yo creo que la orientación de la Presidenta fue de incluir este movimiento y no excluirlo en el debate nacional y de desarrollar una tarea que permitiera que sus demandas sean canalizadas constructivamente y no actuar pensando no la derrota de este movimiento por la importancia que tenía para en el futuro de Chile, en cuanto surge una generación que tiene capacidad de interlocución y se rompe la apatía y la indiferencia. Entonces, creo que el gran propósito de la mandataria era válido y pienso que el gobierno actuó bien al no buscar la derrota de este movimiento y algunas voces del estudiantado no han percibido eso.
Tratan de manera artificial que el gobierno sea su enemigo, cuando el gobierno no es su enemigo sino que es amigo de los estudiantes en el sentido de que quiere reformar la educación. Las fuerzas conservadoras, que no quieren cambio, eso son los verdaderos enemigos de este movimiento.
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