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‘Los partidos se han transformado en empresas de poder y agencias de empleo’

Fundación Anselmo Sule realizará la próxima semana un seminario para abordar, desde distintas perspectivas, la participación ciudadana y la inclusión social. Uno de sus directivos, Claudio Sule, entrega un avance preliminar de lo que será el foro y da una visión crítica sobre las deudas de la Concertación en esta materia.


Entre el 14 y 16 de junio se realizará en Santiago el primero Foro Internacional sobre "Inclusión social para el perfeccionamiento de la gestión del Estado", organizado por la Fundación Anselmo Sule, que lleva el nombre del desaparecido líder y senador del Partido Radical Social Demócrata (PRSD). La idea de la institución es abordar a fondo el tema de la participación de la sociedad civil en el aparato estatal.



"Las principales experiencias de ‘participación ciudadana incluyente’ se encuentran en la gestión de gobiernos locales", dice Claudio Sule, organizador del evento e hijo del fallecido político, quien se refiere al estado de esta materia en Chile, a los desafíos futuros, pero también a los problemas que no ha podido resolver la Concertación.



-¿Qué experiencias a nivel internacional rescataría en materia de participación o de sociedad inclusiva, que lógicamente puedan ser implementadas en Chile o que estén en aplicación?

-Sobre el tema, una de las experiencias más ejemplares son los presupuestos participativos que se originaron hace 17 años en la ciudad de Porto Alegre. Otro ejemplo paradigmático es la planificación participativa del municipio de Saint Denis, Francia, en el que se desarrollan junto a la comunidad "planes de barrio" que sirven como insumo vinculante a la planificación comunal.



Por lo mismo, las investigaciones que hemos desarrollado en la Fundación Anselmo Sule para la "inclusión social" nos llevan sostener la tesis de que un Estado que decide hacer una "sociedad inclusiva" debe tener la voluntad política descentralizadora que se requiere para que ella comience a organizarse desde abajo hacia arriba. Es a nivel de los gobiernos locales donde se organizan, se instalan y se fortalecen las estructuras y redes de una participación ciudadana incluyente y vinculante.



-¿Es posible implementar este modelo en un período presidencial de sólo cuatro años?

-Crear una sociedad inclusiva, como bien lo ha dicho la Presidenta Michelle Bachelet, no es algo que se haga en un corto plazo. Por eso, este foro es una oportunidad para dar inicio a un debate profundo acerca de cómo crear una sociedad inclusiva y, por otra parte, nos permite analizar el rol de los diferentes niveles territoriales del Estado aprendiendo de exitosas experiencias a nivel nacional e internacional.



-¿Cómo nace la idea del seminario y cuál será su aporte final?

-El seminario surge por diversas razones. Por una parte, la necesidad de enfrentar la crisis de eficiencia y representatividad que está viviendo el Estado Central a nivel nacional e internacional. Ante esto, la participación ciudadana en la elaboración de programas y políticas públicas se transforma en una alternativa para hacer más pertinente, legítima y eficiente la gestión del Estado en sus diferentes niveles territoriales, lo que genera una nueva articulación entre éste y la sociedad civil.



Por otra parte, para enfrentar los problemas socioeconómicos de la sociedad contemporánea se requiere una nueva institucionalidad que signifique más competencias, recursos y capacitación para los gobiernos locales. Esto implica que se debe fortalecer la gestión municipal, y ello se logra incluyendo a la comunidad en el diagnóstico, priorización, propuesta e implementación de la planificación comunal.



Pero hacer participación es algo delicado y se debe hacer bien para no repetir sistemas que, más que ayudar, han significado mayores problemas para la comunidad. Existen metodologías probadas y es acerca de ellas de lo que trata este seminario.



Clientelismo continua



-¿Cuál es el estado actual de la participación ciudadana el país?

-Existen diferentes experiencias de participación en algunas comunas del país, lo que demuestra que es en estos niveles donde se comienza a organizar la participación ciudadana, es decir, desde la base hacia arriba. Existen municipios que han subterritorializado y han elaborado el diagnóstico con la comunidad desde los barrios, de tal manera que lo que dice la gente incide en la planificación y respuesta municipal. Lo podemos ver en Cerro Navia, El Bosque, La Pintana y San Joaquín, por ejemplo. Sin embargo, en la mayor parte del país el concepto de participación de los actores estatales sigue siendo tradicional y no vinculante.



Es por ello que si me consultan por una definición, es opinión del observatorio que aún estamos en un estado primario y descoordinado entre los niveles territoriales con el gobierno central en lo que a participación ciudadana se refiere.



-¿Qué ha pasado con el fortalecimiento de la sociedad civil hasta ahora?

-Hasta ahora se han hecho esfuerzos por fortalecer a las organizaciones comunitarias y sociales y territoriales a través del fondo de fortalecimiento de la sociedad civil, llevado a cabo por la División de Organizaciones Sociales (DOS). Sin embargo, ese sistema se ha desarticulado de los gobiernos locales, que son finalmente los que deben generar las condiciones de fortalecimiento de la comunidad. Este es justamente uno de los retos de este seminario. Vamos a iniciar el debate sobre cómo generar un modo de coordinación entre estado central y gobierno local.



-¿Cómo han evolucionado los dos conceptos anteriores durante los gobiernos de la Concertación?

-Cuando se recuperó la democracia en Chile, existía mucha expectativa por parte de los agentes sociales de que la participación se iba a incrementar, sobre todo en las políticas públicas para enfrentar el clientelismo que se heredó de la dictadura militar, sin embargo, hoy este clientelismo continúa.



Con el Presidente Ricardo Lagos hubo una intensificación del discurso y ciframos nuestras esperanzas en la Ley de Participación Ciudadana, que permitiría implementar una consulta activa, permanente y vinculada directamente con la gente para la planificación del Estado. Sin embargo, esta ley, habitó en La Moneda por seis años y la propuesta ha sido tardía e, inclusive, no aborda el necesario carácter vinculante de la participación. Tenemos cifradas esperanzas de que hoy existan posibilidades de avanzar, basado en el programa de gobierno de Michelle Bachelet.



Participación, partidos políticos y secundarios



-¿Qué está ocurriendo hoy con los partidos políticos y la participación? ¿Siguen siendo canales válidos de expresión para la ciudadanía?

-Los partidos políticos hoy carecen de programas que se diferencien entre sí y sus únicas diferencias se basan en lo valórico sin ofrecer alternativas al modelo de desarrollo vigente.



Ello se debe a que el modelo actual se instaló por la fuerza desde una elite técnica protegida por una dictadura, desde arriba hacia abajo, determinando nuevas relaciones al interior de nuestra sociedad, por lo mismo toda organización -entre ellos los partidos políticos- perdieron su vinculación de representación con sus bases y no han sido capaces de recuperarse de ello.



Los partidos se han transformado en empresas de «poder por el poder» y agencias de empleos. La inclusión social es una alternativa para devolver el sentido de representación con agendas y programas claros que tengan sentido para la ciudadanía.



-A propósito de participación e inclusión, ¿cómo ha visto el fenómeno de estudiantes secundarios?

-Lo que han hecho los estudiantes representa una forma de participación asistémica que responde precisamente al cansancio de la gente frente a una falta de espacios de participación verdadera. El absurdo que significa la LOCE, por ejemplo, no es soportable por el sentido común de los estudiantes. Es tan evidente la incapacidad que ha tenido el gobierno para cambiar esta realidad que bastó con el liderazgo de algunos jóvenes para que esta demanda se masificara. Hoy existe la posibilidad de articular de manera eficiente a todos los actores convocados a la reforma de la LOCE, abriendo un espacio de participación, y esperamos que la comisión sirva para escuchar y vincular lo que los jóvenes necesitan.



-¿Al ver esta generación de jóvenes podemos decir que ya pasó la "generación X" o aquella que decía no estar ni ahí?

-Nunca ha existido una juventud apolítica en Chile, lo que ha existido es un rechazo al absurdo. Decir «no estar ni ahí» con los partidos, significa que no existen partidos que propongan y que sirvan a sus intereses. Las personas comunes y corrientes que no son parte de las cúpulas no puede entender que se digan cosas tan bonitas en los medios de comunicación acerca de lo que se va a hacer en el país y no ver en la práctica ningún cambio estructural.



Por lo tanto, decir «ni ahí» es una posición de rechazo a lo mal hecho, por consiguiente, una demanda para que las cosas se hagan mejor y lo que han hecho los estudiantes fue pasar de estar pasivos a activar sus demandas.



-Finalmente, ¿cuál es su apuesta? ¿Cree que estos jóvenes se inscribirán en los registros electorales o buscarán otras formas de representación?

-Le aseguro que si en Chile existiera un partido que construyera su programa desde la escucha activa de la comunidad, desde los barrios hacia La Moneda, a través de un proceso de agregación de sus demandas, ese partido se llenaría de jóvenes adultos y mayores, porque serían las ideas de las personas y sus necesidades las que estarían reflejadas, cosa que ahora no ocurre.



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