Para el senador por Santiago Poniente es indispensable hacer un cambio profundo al Estado para que el discurso de la Presidenta pueda tener un efecto real y concreto en el país. Al hacer una evaluación de los primeros tres meses de gestión oficialista, el parlamentario señala que »todo gobierno que comienza tiene que desarrollar un proceso de ajuste» y cree que en este caso es necesario.
Si bien para el senador y vicepresidente del PPD, Guido Girardi,
es incomprensible la campaña «brutal» que está haciendo la derecha en contra de la Presidenta Michelle Bachelet, en orden a que haga un cambio de gabinete lo antes posible, aunque también reconoce que cuando un gobierno comienza »tiene que desarrollar un proceso de ajuste».
En su opinión, las descoordinaciones y errores que ha cometido el equipo político de La Moneda en estos primeros tres meses son comprensibles por cuanto se está iniciando un nuevo gobierno y es comprensible que ello ocurra cuando se está en la fase de «rodaje». Sin embargo, el senador señala que lo primordial en esta segunda etapa, a partir del día 101, es cómo lograr que se cumpla el discurso de la mandataria en cuanto a tener un gobierno ciudadano y participativo, ya que en la práctica ello no se ve.
Guidardi indica que esto es complicado, pese a las buenas intenciones de la Presidenta, ya que para lograr ese objetivo es vital reformar el Estado, pues de lo contrario todo se quedará en un discurso sin sentido.
-¿Cuál es la evaluación que hace respecto a los primeros tres meses de gobierno de Bachelet?
-Todo gobierno que comienza tiene que desarrollar un proceso de ajuste porque tiene problemas de coordinación y un conjunto de problemas que deben resolverse sobre la marcha. Pese a eso, es primera vez en la historia de la Concertación que una administración gubernamental fija a los 100 primeros días un conjunto de metas ambiciosas, y lo que a mí me sorprende es que se ha levantado una campaña brutal de la derecha por mostrar una realidad que no existe.
La Alianza por Chile está en una campaña para exacerbar los inconvenientes que se han presentado, que son propios de cualquier proceso nuevo. Aquí hay una oposición que impide avanzar a la Presidenta, iniciando una avalancha de cuestionamientos y de bloqueos para que esta administración no cumpla con sus objetivos.
«No niego que hay problemas de descoordinación»
-Pero es claro que no solamente hay críticas de la derecha sino que también ellas surgen de la misma Concertación, cosa que se dejó bastante en claro en el cónclave de la semana pasada. ¿Cuál es su visión?
-Yo no niego que hay problemas de descoordinación entre el gobierno, los partidos y el Parlamento; por el contrario, creo que es normal que en toda gestión, en una etapa inicial, hayan problemas. Además, es indispensable señalar que a ninguno de los gobiernos de la Concertación les tocó un movimiento tan fuerte como el estudiantil.
Lo que está en crisis acá es una cierta visión de sociedad, es decir, hay una demanda ciudadana profunda contra el exceso de individualismo, competencia y el neoliberalismo y pareciera que eso nadie lo escucha. Cuando el mercado está metido en todo, ya sea en salud, educación y seguridad ciudadana, por ejemplo, es complicado cumplir con lo que necesita la gente.
Entonces, este profundo malestar ciudadano es razonable y el gobierno debería encabezar una fuerte reforma, no solamente en el plano educacional o previsional sino que social.
-¿En ese sentido, comparte las críticas que hizo el presidente del Senado, Eduardo Frei, en orden a que al interior de la Concertación se han producido deslealtades e individualismo y que se han levantado agendas paralelas?
-Yo creo que no es incompatible, en pleno siglo 21, que además de que exista un programa de gobierno hayan agendas ciudadanas…
-¿El gobierno no ha entendido ese mensaje?
-Aquí hay un proceso de afiatamiento entre gobierno y sociedad. La Presidenta ha construido una propuesta de participación ciudadana, pero el Estado chileno no tiene chassis para eso y ello lo considero como un problema estructural muy profundo.
Nosotros tenemos un Estado viejo, centralista, presidencialista y que jamás ha escuchado a la gente, entonces no basta con que la mandataria diga que va a escuchar a la gente y que existirá participación para llevar a cabo los cambios, pues aquí se requiere de una reforma profunda donde se escuche a las personas, haya inclusión y se abran espacios concretos y reales
No hay chassis para la participación, eso es claro. Este Estado no está preparado para el discurso de la Presidenta, entonces evidentemente que se produce una brecha entre lo que Bachelet plantea y lo que se hace, y por eso es indispensable una reforma profunda a la sociedad porque de lo contrario no podremos hacer un gobierno ciudadano.
«Hoy no existe la participación real de la ciudadanía»
-¿El discurso de la mandataria no se puede plasmar en la realidad, entonces, como ella quisiera?
-Para llevar a la práctica el discurso de la Presidenta lo que se requiere es una profunda reforma al Estado chileno. Hoy día no existe, más allá de la voluntad legitima y genuina de una Presidenta, la posibilidad real de lograr una participación efectiva de la ciudadanía en la toma de las grandes decisiones del país. En definitiva, a mí juicio, queremos una nueva manera de gobernar, en la que los ciudadanos sean coparticipes y protagonistas de las definiciones pública, y aunque una presidenta quisiera hacer eso es casi imposible porque hay que reformar el Estado.
-¿Entonces es un discurso estéril?
-No, pero quiero señalar que este discurso tiene que empujar una reforma de Estado que pueda garantizar la participación ciudadana.
-¿Es necesario un cambio de gabinete, como lo exige la derecha?
-Eso es una decisión exclusiva de la mandataria y a nadie le corresponde pedirle algo así. Además, el gobierno recién está empezando.
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