Publicidad

Luis Miguel González:El centro político ha sido ocupado por la mercadotecnia

»Aquí el modelo que se quiere seguir es el de Chile, que es una trayectoria de concepción política -la de la Concertación- muy respetada en México. No me gustaría aparecer como haciendo halagos desmedidos, pero es así, particularmente con la emergencia de Bachelet», dice el director editorial del diario mexicano Público, quien asegura que no habrá segunda vuelta.


México enfrenta este domingo un ejercicio electoral que significa un masivo recambio de autoridades a partir del presidente, e incluye a 500 diputados, 128 senadores y 365 alcaldes. Además se eligen tres gobernadores en tres estados de los 31 de una nación con cerca de 110 millones de habitantes. La votación es gigantesca, con 71,4 millones de votantes, lo que hace de México una de las más voluminosas democracias del planeta.



El país de habla hispana de Norteamérica también arrastra una de las más grandes deudas externas del planeta: US $ 140 mil millones. Se debe recalcar sí que los sucesivos gobiernos han hecho progresos en cuanto al manejo de esa enorme deuda, lo que tiene relación directa con la constante migración de población hacia los EEUU. Si hay un país que representa las contradicciones más agudas del intenso cruce de variables económicas y socio políticas, de lo que se llama la globalización, ese es, sin duda, México.



Es una elección reñida. En las últimas encuestas, Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), habría aumentado levemente su favoritismo con un 37 % de las preferencias por sobre el candidato del Partido de Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, quien se mantiene por debajo con un 35 % según la encuesta del Diario Reforma del 14 de junio. A fines de mayo la diferencia era mucho más estrecha con un 33.6 % para López Obrador y 33.1 % para Calderón. El candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Roberto Madrazo, marcha en la tercera pista con escasas chances de recuperar el poder presidencial para el PRI, que perdieron en 2000 frente a Vicente Fox.



Las posiciones de los tres candidatos son diferentes, aunque las tres determinadas por las reglas del juego de la actualidad: disciplina fiscal, apertura comercial y mayor atención a las desigualdades. Ninguno de ellos, menos Calderón, es "antisistémico", léase un ataque al núcleo del ajuste económico de los 80: menos privatización, más regulación del Estado, apertura comercial cautelosa.



No obstante, López Obrador claramente tiene una propuesta de rectificación social concentrado en un diseño de estado de bienestar con mayor énfasis en el rol del Estado. Calderón representa tal vez una mayor agresividad en la aplicación de las políticas de ajuste económico que van de la mano con la agenda del libre comercio. Madrazo, en tanto, encarna el tradicional nicho de poder del PRI, esta vez con recetas de centro político, adaptándose a las tendencias del libre mercado pero con ciertos grados de protección social.



Nuestro entrevistado Miguel Luis González, es el director editorial del periódico Público (perteneciente al Grupo Milenio) y es además coordinador de información económica y de negocios del grupo editorial Multimedios, que incluye diarios en Guadalajara, México D.F., Monterrey, Tampico y Torreón. Es licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara y fue director de estudios económicos de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara en 1992. En 1998 recibió el Premio de Periodismo Económico que otorga Citibank en 1998 y cursó estudios de especialización en la Universidad de Columbia en Nueva York.



-¿Qué es lo más podría definir a esta elección más allá de las posturas de los candidatos?



-Los partidos políticos han disminuido su control frente a la penetración de la mercadotecnia. El centro político estratégico ha sido ocupado por la mercadotecnia, más que por la realidad política. Los partidos han cedido parte de su control a los estrategas políticos, que no siempre representan o interpretan los fenómenos de la realidad política como el político. Es un fenómeno muy parecido al de los EEUU. Las campañas también se asemejan a las de los EEUU por el monto elevado de los gastos en publicidad y uso de los medios. (Algunos hablan de casi US $ 500 millones, como el analista Leo Zuckerman) Esto ha resultado en una falta de espontaneidad en la conducción de los políticos, que cada vez más se acoplan a un discurso preconcebido por los estrategas de la mercadotecnia. Son como candidatos con un envoltorio prefabricado que se hace difícil penetrar. Los candidatos no se pueden salir del guión. Se observa que sin mercadotecnia no habría candidatos de este tipo, y en este sentido la política mexicana ha perdido espontaneidad.
Me refiero fundamentalmente a la campaña por el Poder Legislativo y las alcaldías.





-¿No es éste un tipo de censura, o es que el mexicano solamente está dispuesto a escuchar un rango limitado de discurso producto de una fatiga política?



-No es censura, pero sí los estrategas responden a que la fatiga política no emerja como factor dominante. Lo que se empieza a dar es una ritualización de la política con un grado creciente de solemnidad. Aquí no entraría la "Reggaeton" de Alan García por ejemplo.



"Aquí no habrá segunda vuelta"



-¿Cuáles son las posiciones de los tres candidatos y sus partidos?



-El PRI ha optado por una estrategia de obtener votos con un mensaje de centro político, intentando diferenciarse del PDR y del PAN. Claramente el PRI pierde en las presidenciales, pero no así en las elecciones del Legislativo. Por otro lado, para las presidenciales se formaron dos grandes bloques en torno a López Obrador, del PRD, y Calderón, del PAN, y a pesar de la estrecha diferencia entre ambos en las encuestas, uno de ellos podrá vencer en primera vuelta. Recalco en primera vuelta. Aquí no habrá segunda vuelta.



El PAN no es de extrema derecha como muchos tienden a pensar dentro y fuera de México. Es más bien un partido conservador que tiene al interior grupos de extrema derecha. El PRD se ha posicionado en una postura que podríamos llamar de más a la izquierda, pero con mucha atención a no ser confundido con el advenimiento de posiciones de izquierda tradicionalmente más beligerantes



Aquí el modelo que se quiere seguir es el de Chile, que es una trayectoria de concepción política – la de la Concertación- muy respetada en México. No me gustaría aparecer como haciendo halagos desmedidos, pero es así, particularmente con la emergencia de Michelle Bachelet.



-¿Cómo influyen las variables externas en esta elección, particularmente la política de los EEUU en la región?



-Los factores externos no influyen demasiado porque los temas de los candidatos se han centrado en la agenda doméstica, que es abundante. Aunque el tema de la migración a los EEUU está en el debate, no es central. Por aquí no pasan las diferencias de los candidatos. Lo que sí es importante señalar es la actitud de respeto y distancia del gobierno de los EEUU respecto a estas elecciones. Hay que reconocer que por parte de los EEUU no han habido declaraciones que uno pueda calificar de presión indebida para favorecer o desfavorecer a uno u otro candidato. La actitud ha sido de sobriedad, y eso es un indicador de un estilo que se está consolidando. Hay que hacer notar que México es un país clave en la política exterior de los EEUU, y que la posibilidad de López Obrador para vencer está abierta. "Es necesario trabajar con todo el mundo", pareciera ser la conducta exterior de los EEUU, y a me parece que de alguna forma han aprendido la lección a partir de Lula y Brasil.



Como dije anteriormente, el modelo a estudiar o seguir, es el de Chile, frente a la heterogeneidad del llamado bloque de izquierda que emerge en América latina, incluyendo voces como las de Evo Morales o Hugo Chávez.



-La migración no es, entonces, un tema central en esta elección pero es un tema en sí mismo.



-Como señalé no es tema central en esta elección, pero hay que destacar que los mexicanos que viven en los EEUU y que están habilitados para votar en esta elección son 50.000, muy por debajo de número de mexicanos que podrían participar.



Lo que está en discusión es un modelo político y económico a seguir. Se habla mucho del ejemplo de España aquí en México, pero por diferencias en ingreso per cápita, en niveles de desarrollo y por ser España miembro de una Comunidad Económica y Política de gran tamaño, el ejemplo en mi opinión, sirve menos. Hay que observar experiencias tercermundistas y en ese plano reitero que Chile es un modelo más real para estudiar del cual México puede sacar sus propias conclusiones.


Publicidad

Tendencias